Democracia y justicia

Actualizado
  • 26/05/2018 14:01
Creado
  • 26/05/2018 14:01
En dos textos, publicados a finales de la década del cincuenta, el Dr. Carlos Iván Zúñiga Guardia ‘El Patriota' hace un llamado a la lucha por la democracia en las naciones latinoamericanas, frente a dictaduras como la de República Dominicana; y a la justicia, teniendo como contexto la elección de los magistrados y jueces de la Corte

Las democracias están en el deber de asistirse. Hay un enemigo permanente en vigilancia continua, que es la tiranía, dispuesta a dar el golpe en el primer descuido. En los años en que las fuerzas pardas tenían la hegemonía en América existía, visiblemente, organizada, la internacional de espadas. Ahora, días de vientos libres, debe ser organizada la internacional democrática. Sólo tres países componen el eje de las espadas: República Dominicana, Nicaragua y Paraguay. Es evidente la minoría, pero como no hay enemigo chico ni fruta podrida que no pueda tener la capacidad de dañar a otras, es preciso extender un cordón sanitario en torno a estas tres satrapías.

Venezuela, país de riqueza infinita, hoy con una mayoría organizada políticamente en torno a partidos democráticos, debe dar el primer paso en la creación del cordón sanitario.

Las relaciones diplomáticas no deben existir entre una democracia como la de Venezuela y una satrapía como la República Dominicana, Nicaragua o Paraguay. Venezuela debe romper relaciones diplomáticas con esos tres gobiernos. Este acto de Venezuela debería ser secundado por todos aquellos gobiernos que se autoproclaman demócratas. La unidad latinoamericana no puede existir sino entre democracias. La participación de Gobiernos como el de Trujillo, ya casi 30 años en el poder, es totalmente negativa, porque torna incrédulos a los pueblos sobre las verdaderas misiones de las unidades latinoamericanas. Además, la no existencia del cordón sanitario es un reconocimiento, una aceptación de la diplomacia aterciopelada e hipócrita que actúa con la misma soltura entre dictaduras y entre democracias.

En los gobiernos democráticos de América ha existido bastante abandono con relación a la política de puertas cerradas a las tiranías. México ha sabido mantenerla con gallardía con relación a la dictadura de Francisco Franco en España. Y tengo la impresión de que Uruguay tampoco ha reconocido al Gobierno de Franco. Panamá tampoco mantuvo relaciones con la satrapía de la Falange, hasta que se iniciaron en el 1949, en atención seguramente, a las recomendaciones expresas que hiciera don Enrique A. Jiménez en su Memoria de 1948. Costa Rica nunca tuvo relaciones con Pérez Jiménez y rompió todo nexo diplomático con las dictaduras.

Es de presumir, por lo expuesto, que Venezuela y otros Gobiernos de América, decidan de un momento a otro el rompimiento de relaciones con las tres dictaduras de América, y la de la Madre Patria que bien culpable es de las tiranías que han florecido en el Nuevo Mundo.

A las famosas internacionales de Espadas, es hora de oponerles un cordón sanitario de las internacionales democráticas. La experiencia no aconseja otra solución tan pacífica! (Texto publicado el 27 de Febrero de 1959 bajo el título ‘Cordón Sanitario').

¡LOS MAGISTRADOS Y EL AS DE ESPADAS!

En los próximos días el Órgano Judicial debe renovarse. Se vence el período de magistrados y jueces. Es innegable que en la sociedad panameña existe un verdadero interés por conocer quiénes serán los removidos y quiénes los ratificados en sus cargos. Ese interés, desde luego, no responde a un capricho morboso o una actitud política, sino a la necesidad ética de rodear al Órgano Judicial de la mayor austeridad. En un país sin buenos administradores de justicia, la oscuridad, ya alguien lo dijo, es grande, la más grande de todas, porque los hombres quedan sin protección y descienden en la escala de la especie humana. El sentido de la justicia es precisamente lo que distingue al hombre de las demás especies.

En Panamá no hemos tenido en los últimos tiempos una administración de justicia ejemplar. Los hilos telefónicos entre el Ejecutivo y el Judicial han trabajado con un afán humillante y perenne. A pesar de la reforma que incorporó el Presidente Rodolfo Chiari —¡ejemplar reforma!— sobre designaciones de magistrados por períodos escalonados, no ha existido aún, de modo general, el temple en los magistrados y jueces para a más de hacer honor a la reforma, mantener la independencia de los Órganos y resolver todos los casos con criterio libre e imparcial.

Estos vicios de la Administración de Justicia van desfigurando ante el pueblo los fines de la ley y de los tribunales, el derecho y la equidad. Es ante una pésima administración de justicia, por la calidad de sus personeros, que se inspira la observación popular:

¡El Código Penal se aplica a los pobres y el Código Civil a los ricos!

O, de de otro modo:

¿Qué cosa es la ley? La ley es una pieza de goma elástica que se estira y se dilata cuando la toma el que se encuentra arriba y se encoge y se contrae cuando la toma el que se encuentra abajo.

¿Quién hace la ley? El que tiene el garrote en la mano. ¿Cuántas leyes hay? Una sola ¿Cuál es? La ley del embudo ¿Quién recibe la punta? Los pobres ¿Y por qué las reciben? Porque no son ricos ¿Qué es la justicia? Justicia es una vieja tuerta y muy enamorada ¿De quién se enamora? Delos que tienen las charreteras, de los que tienen autoridad.

¿Qué tiene en las manos la justicia? En una un bizcocho, y en otra un garrote ¿Para qué el garrote? Para dar a los que ve bizcocho, y a los que no ve, garrote. ¿Y que se necesitaría para curar a la justicia de su ojo tuerto? Sacarle el bueno.

Ironía o certeza, pero en todo caso es una lección que nos viene del alma popular. El pueblo, todos, anhelan que la justicia se convierta en instrumento ciego de la verdad. No creo que en la hora en que vivimos nada sea tan plausible como lograr el imperio de la verdad. La verdad es el fin por excelencia de la justicia, La verdad y la justicia nacieron hermanas. Las que no nacieron hermanas, lo dijo Carrara fueron la política y la justicia. Justicia y política se repelen; aquella vuela presurosa al cielo y por eso, por la política danzando en la justicia, es que no tenemos justicia plena.

Los llamados a nombrar a los nuevos Magistrados y Jueces, muchos de ellos hombres de integridad indiscutible, deben recordar aquel episodio que atribuyen al Presidente Wilson cuando un niño le preguntó por el sitio en que habitaba Dios. El Presidente tomó del brazo al infante y lo llevó al salón de audiencias de la Corte Suprema de los Estados Unidos. - Hijo, díjole Wilson, aquí está Dios!

Esa anécdota -cierta o falsa- es ejemplar y ofrece motivos para una serena meditación patriótica. Sin ser soñador presumo que algún día a golpe de esta clase de ejemplos que legara Wilson tendremos en los Templos de Temis a oficiantes auténticos de la justicia. Para esa ocasión, qué duda cabe! se habrán cortado los hilos telefónicos entre los Palacios de los Órganos del Estado y la carrera judicial constituirá una legítima conquista de la idoneidad al servicio de la República. (17 de Noviembre de 1958)

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‘Las relaciones diplomáticas no deben existir entre una democracia como la de Venezuela y una satrapía como la República Dominicana, Nicaragua o Paraguay. Venezuela debe romper relaciones diplomáticas con esos tres gobiernos'

FICHA

Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:

Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia.

Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé.

Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, Ciudad de Panamá.

Ocupación: Abogado, periodista, docente y político

Creencias religiosas: Católico

Viuda: Sydia Candanendo de Zúñiga

Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el Acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden de Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.

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