De la colonialidad a la decolonialidad

Actualizado
  • 19/08/2018 02:02
Creado
  • 19/08/2018 02:02
La piedra angular de la colonialidad es la superioridad de blancos sobre negros e indios y la constitución de los ‘otros' como inferiores, más allá de las implicaciones políticas

A MODO DE INTRODUCCIÓN

El Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá organizó una Maestría en Ciencias Sociales con Énfasis en Teoría y Métodos de Investigación. Por primera vez se le abrió formalmente un espacio a las perspectivas decoloniales, lo cual enriquecerá, sin duda, los debates en las Ciencias Sociales y Humanísticas.

PERSPECTIVAS DECOLONIALES

La descolonización no es reciente, surgió al momento de la colonización. Lo reciente es el conjunto de perspectivas que toman como punto de reflexión teórica, sistemática y accionar práctico, ese momento de inflexión, todo lo que implica y su evolución hasta la actualidad. Hay varias confusiones en medios académicos y activistas sobre lo conceptual. Se suele confundir lo decolonial con lo poscolonial y posmoderno. Muchas veces se usan equivocadamente como sinónimos. Otra confusión habitual es la supuesta existencia de un grupo (Modernidad/Colonialidad) que aglutina estas perspectivas. No existe ni existió un grupo como tal; fue una red heterogénea dispersa.

MISIÓN Y VISIÓN DE FLACSO

La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) es un organismo regional, instituido por la UNESCO para impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de las Ciencias Sociales.

El Programa FLACSO-Panamá busca dotar a la población de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

Los antecedentes de la decolonialidad los encontramos en las resistencias de los pueblos aurorales, el cimarronaje y sus saberes que fueron encubiertos por el espíritu dominante occidental. El resultado fue el discurso ideológico eurocéntrico, el cual presenta a Occidente unívocamente como el modelo universal. Como modo de reflexión, nos ubicamos desde la centralidad de esa problemática. Desde las primeras críticas de la Modernidad como la de Bartolomé de las Casas, hasta las más recientes críticas a la Modernidad, como la de Franz Hinkelammert a la totalidad del mercado como muerte colectiva y, Enrique Dussel con su proyecto civilizatorio de la Transmodernidad; pasando por la hybris del punto cero, sobre las violencias epistémicas y la supremacía del conocimiento científico ilustrado como señala Santiago Castro-Gómez.

Para ser más precisos, cuando hablamos de decolonialidad, nos ubicamos desde la conceptualización propuesta por Nelson Maldonado – Torres de giro decolonial. Es nuestro referente más cercano, del 2006, se alimenta de distintas propuestas. Expresa el cambio de dirección, en contravía a la univocidad del discurso ideológico eurocéntrico. Siguiendo a Maldonado – Torres, el giro irrumpe en el contexto de la ‘crisis' del pensamiento y la civilización europea-occidental y, como alternativa, plantea la posibilidad de otro ser, poder y conocer distinto. Otras propuestas sugerentes son la opción decolonial de W. Mignolo y la decolonialidad R. Grosfoguel como necesidad. Semánticamente tienen significados contiguos pero en la práctica se manifiestan de forma distinta, pasando por el compromiso político más allá de la discusión teórica.

Uno de los ejes centrales de la reflexión decolonial es la colonialidad del poder, trabajada — por Oliver Cox a través del ‘antagonismo racial' y —, más recientemente Aníbal Quijano, quien sintetizó con claridad dicho concepto, como el patrón mundial de clasificación racial del moderno sistema mundial, el cual tiene implicaciones en todos los ámbitos de la vida, se fundó en 1492 con el ‘encubrimiento' como diría Enrique Dussel de América (Abya Yala). La piedra angular es la superioridad de blancos sobre negros e indios y la constitución de los ‘otros' como inferiores, más allá de las implicaciones políticas. Por lo tanto, se puede hablar de la colonialidad del ser (Nelson Maldonado –Torres & Lewis Gordon), del saber (Edgardo Lander) y del género (Yuderkys Espinoza & María Lugones). En contraposición, surgen procesos de descolonización o decolonialidad ontológica, epistemológica y política – cultural.

Otros de los ejes centrales recaen sobre el pensar en términos históricos. Sobre cómo evolucionó el dispositivo de la colonialidad del poder a lo largo y ancho del topos latinoamericano en los último cinco siglos. No se puede pensar crítica y decolonialmente sin un fundamento histórico, para tomar consciencia de las ondas garras de la colonialidad clavada sobre las corporalidades. La centralidad del encubrimiento de Abya Yala estriba en la doble función en la configuración de lo que Immanuel Wallerstein llamó el moderno sistema mundial; por un lado, la ruptura del metabolismo entre el ser humano y la naturaleza y, por el otro, la explotación, esclavitud y sojuzgamiento del Otro. La naturaleza es explotada, el sujeto es sojuzgado y los saberes ancestrales son subsumidos por la totalidad moderna occidental, todo bajo el discreto encanto del progreso.

Las resistencias del Otro, su radicalidad intrínseca a su resistencia es el trasfondo de la lucha contra las desigualdades y por la liberación. Las corporalidades de las y los discriminados por sus características fenotípicas siempre han estado bajo una política de la muerte — la necropolítica como diría Achille Mbembe —. La relación entre la esclavitud y el naciente capitalismo no hizo sucumbir su espíritu rebelde. La revolución haitiana que describe C.L.R. James en Los jacobinos negros es digna de emular. Los revolucionarios haitianos pusieron de cabeza la relación entre el señor y el siervo de Hegel. Revelarse al amo nunca fue ni será fácil y, reproducir la condición de servidumbre estará latente si no hay trabajo de conciencia en contra todas las formas de colonialidad.

El discurso dominante de Occidente se desplegó por todo el mundo como un ser superior metafísico. En términos económicos se manifiesta en la forma del mercado que se regula por la mano invisible. Franz Hinkelammert habla de la totalidad del mercado de la mano del ‘gran fetiche de la sacralización del mercado'. Tanto Hinkelammert como Dussel han insistido que la crítica de la Teología, también es política. No hay que desestimarla. Es de esa manera posible atacar su fundamentación última (Enrique Dussel diría: la crítica de la teología como destrucción de las justificaciones religiosas teológicas de los sistemas dominadores). El dinero y el mercado están fetichizados. El proceso de descolonización también pasa por desfetichizar las formas totalitarias en las que se expresa concretamente: el mercado.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Es así que, entre los primeros pasos en el largo proceso de la descolonización de las Ciencias Sociales y Humanísticas en América Latina, está familiarizarse con la literatura, sujetos, autores y discusiones recientes sobre esta temática sugerente para la fundamentación de un pensamiento para nuestro tiempo. Para desprenderse del discurso moderno eurocéntrico es necesario otro discurso (el cual también implica acciones) distinto al moderno eurocéntrico. El mismo debe dar cuenta real de la complejidad del mundo, ante la univocidad del discurso moderno eurocéntrico, el cual se constituyó universal y hegemónico por lo menos hace 500 años. Para las perspectivas decoloniales es fundamental ese Otro discurso, esos otros sujetos y saberes encubiertos por la ideología eurocéntrica.

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