Lipstein, chivo expiatorio en el asesinato de Remón

Actualizado
  • 28/12/2018 01:00
Creado
  • 28/12/2018 01:00
Aunque el único magnicidio de la historia panameña es atribuido a Rubén Miró, otras teorías apuntan al misterioso Irving Martin Lipstein, un supuesto asesino de la mafia

El misterio de la muerte del presidente José Antonio Remón Cantera causa pasiones encontradas, a favor y en contra, sobre los asesinos del mandatario, ultimado la noche del 2 de enero de 1955, en el Hipódromo de Juan Franco. El próximo miércoles se cumplirán 64 años de este magnicidio.

El mismo halo de misterio rodea la presencia del norteamericano Irving Martin Lipstein, la cual fue registrada por la prensa panameña y por ‘radio bemba': ‘El gringo de la mafia, que vino a asesinar a Remón'.

Fue Carlos Cobos, periodista de la Revista Bohemia de Cuba, quien lo vinculó a la mafia, al señalar que se trataba del hit man que en 1948 asesinó a Benjamin ‘Bugsy' Siegel, fundador de los casinos de Las Vegas, cuya muerte sería reportada por varios medios locales. El hit man en el crimen de ‘Bugsy' Siegel responde al nombre de Joe Epstein.

Lipstein arribó a Panamá en un vuelo procedente del aeropuerto de Maiquetía, después de ser deportado de Venezuela. Lipstein contó al Departamento de Estado que arribó a Panamá, a las 4:05 p.m., hora local.

PERIPLO INTERRUMPIDO

Partió de México el 17 de diciembre de 1954 en el barco de carga Andrea Gritti, cuyo destino final era Génova, Italia. Había comprado un pasaje de tercera categoría.

Una tormenta y la monotonía de abordo lo hacen bajarse en Venezuela, donde la ley la imponía la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. Al no contar con visa de estadía, es deportado a Panamá.

En carta enviada a Ernesto Castillero, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá, Gerardo Cordones, cónsul de Panamá en La Guaira, Venezuela, y representante de Pan American, señala: ‘se le propuso a (Lipstein) la ruta de La Habana y Miami, pero los dos costaban alrededor de 20 a 30 dólares más que la vía TUM, y no se le notaba interés de ir a Panamá, pero por razones económicas así lo dispuso a lo último'.

Después del magnicidio es arrestado en el Aeropuerto de Tocumen el 4 de enero en horas de la mañana, después de que el Gobierno decidió reabrir los vuelos, tras haber suspendido los de entrada y salida.

Es aprehendido por Rubén Blades Padre. ‘Me encontraba de turno en el aeropuerto como jefe de seguridad de la Policía Secreta, y al reabrirse los vuelos, entró la funcionaria de Pan American para decirme que había un pasajero de última hora, lo miré y vi que tenía prisa y el pantalón tenía lo que se conoce como ‘pica, pica', y le dije a la funcionaria ‘él no viaja, tráigalo acá' y le dije que debía acompañarme'. Lipstein señala que le dijeron ‘que irían a la Embajada norteamericana' y Blades confirma que ‘fue cierto, pero lo llevamos a la Policía Secreta'.

LA LIBERTAD

Jules DuBois, corresponsal del Chicago Tribune , sería el primer periodista en conocer del arresto de Lipstein. El 6 de enero llegaría a la policía secreta, donde estaba, para conversar con él.

Lipstein le contó su historia. Le pidió a DuBois dos favores: ‘que le consiguiera un rabino y que le mandara una carta a sus padres en Estados Unidos'.

DuBois cumpliría con el favor solicitado. El rabino Nathan Wittking hablaría con Lipstein. También le informó a la embajada norteamericana, que envió a los funcionarios William Wade y Roy Tasco Davis a conversar con Lipstein, quienes inmediatamente comenzaron a investigar sus andanzas en Panamá, desde su presencia en las Esclusas de Miraflores, donde vio dos barcos pasando. Los funcionarios estadounidenses incluso conversaron con los estudiantes del Balboa High School, que lo vieron abordar una chiva y bajarse en el correo de Balboa. Igualmente, entrevistaron a la cajera del Club de Balboa, que lo atendió la noche del crimen, mientras comía después de regresar de las Esclusas de Miraflores.

Obtuvo su libertad el 16 de enero y antes de salir de la oficina de la policía le ‘dieron un papel donde decía que su investigación mostró que no tenía nada que ver con el asesinato de su presidente'.

Sobre la libertad de Lipstein, nos dijo Blades: ‘el 8 de enero de 1955, La Estrella de Panamá publicó una noticia informando que Lipstein había sido torturado en la policía secreta de Panamá, y que estaba golpeado. En virtud de esto, esa tarde se presentaron a la policía secreta el funcionario William Wade de la Embajada de Estados Unidos, exigiendo ver a Lipstein. El diplomático preguntó si había sido torturado, a lo que contestó que no. Temiendo que Lipstein no hablara por temor a sus captores, le exigió que se quitara la ropa para verificar si estaba golpeado o no. Al no encontrar señales de maltrato indicó: ‘O ustedes formulan cargos contra Lipstein por el asesinato o lo ponen en libertad'. Lipstein fue dejado en libertad, porque no había pruebas contra él.

Después de mostrarle a Blades la documentación de Lipstein, nos dice: ‘así mismo es, coincide todo lo que narra Lipstein con lo que investigamos'.

Al salir de la cárcel, un periodista del New York Times lo entrevistó. ‘I was in the wrong place, at the wrong time', dijo. De ahí partiría a la casa del rabino Withking en La Boca, Zona del Canal, donde al llegar se sentó un momento solo a la mesa para meditar. Luego en la tarde asistió a una boda presidida por el rabino Withking, donde algunos de los presentes hablaron con él.

El 17 de enero fue llevado a Tocumen por el rabino Withking. A pesar de que las autoridades panameñas trataron de que no saliera del país, finalmente aborda el avión con destino a México, después de que interviniera Wade, para mostrarle el documento de la fiscalía que ponía en libertad a Liptein.

El 1 de marzo de 1955, Lipstein envía una carta a la embajada de Estados Unidos en México, reaccionando a lo acaecido en Panamá, haciendo ‘una relación de las dificultades que tuve en Panamá, la cual quiero que sirva de sustento para un reclamo (demanda) al Gobierno de la República de Panamá, por la suma de diez mil dólares'.

Después de un casi un año de correspondencia entre Lipstein y la embajada norteamericana, el 17 de mayo de 1956 el asistente legal del Secretario de Estado le responde que: ‘el Departamento considera que no hay suficiente base legal para un reclamo por indemnización,.. En virtud de esta situación, el Departamento no está en posición de brindarle asistencia en esta materia'.

El 8 de octubre de 1999, Jack Vaungn, exembajador de Estados Unidos en Panamá en 1964, y que el 2 de enero de 1955 se retiró quince minutos antes del magnicidio, me escribió lo siguiente: ‘A lo largo de los años he tenido más que un interés pasajero en el asesinato de Remón, especialmente en lo que respecta al motivo de (Rubén) Miró'. Miró fue juzgado y absuelto por su supuesta complicidad en el crimen.

Le envíe dos cartas a Lipstein, pero nunca recibí respuestas, ni siquiera la devolución de las cartas. Incluso, le encomendé a una persona visitar su departamento en Brooklyn, Nueva York, quien miró por el ojo mágico. Nadie abrió la puerta.

La historia panameña y foránea que recoge el magnicidio del 2 de enero está matizada por mentiras, misterios, leyendas y mitos, en especial sobre Lipstein. Su arresto sirvió de distracción a las investigaciones, mientras se preparaba el terreno para el golpe de Estado al sucesor inmediato, José Ramón Guizado, que no representaba los intereses de los ‘remonistas' para mantenerse en el poder.

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