Reformas y sabiduría popular

Actualizado
  • 26/07/2019 02:00
Creado
  • 26/07/2019 02:00
Un recorrido por las expectativas del panameño de a pie, de cara a las reformas constitucionales que consensuó la Concertación Nacional y que ya reposan en la Asamblea Nacional para nutrirse con la participación ciudadana antes de entrar a primer debate

El bocatoreño Peter Hoyte tiene 40 años en la chapistería. Lo encontramos en un taller de Juan Díaz. Apaga el acetileno, se quita la máscara de soldar y atiende nuestra pregunta: ‘¿Qué opinas sobre las reformas constitucionales llevadas a la Asamblea Nacional?'.

Una risita maliciosa muestra una dentadura perfecta, que juguetea con un palillo bailarín, signo del reciente desayuno. ‘Dejé la pesca de tortugas para venir a Panamá a enderezar guardafangos. Todo cambio positivo trae bienestar. Demos chance a Nito.'

Como si el escandaloso martilleo del taller fuera poco, tenían a todo volumen el pegajoso ritmo de ‘La gallina fina'. Misael, el mago del plastobond , apaga el esmeril, pone la boca entre paréntesis con las manos, y grita: ‘¡Queremos esas reformas, falta orden en la sala!'.

Así inicié el recorrido para conocer la opinión del ciudadano común sobre las reformas. No busco un debate sobre los contenidos del documento, sino recoger el sentir de los sectores populares acerca del proyecto.

Las cartas sobre las curules

El Ejecutivo presentó la semana pasada a la Asamblea Nacional un paquete de reformas de 40 artículos. Durante la entrega, el vicepresidente, José Gabriel Carrizo, manifestó: ‘Nuestro país necesita un proceso de reforma constitucional que garantice la estabilidad económica, que dé tranquilidad a los mercados internacionales de seguir invirtiendo su dinero y su confianza en Panamá'.

La propuesta la elaboró el Consejo Nacional para la Concertación y Desarrollo. Los cambios se harán mediante dos legislaturas, seguido de un referéndum en el 2020. Se descarta la Asamblea Constituyente.

Conversamos con Litabel G., empleada de una floristería de Bella Vista. Habla sin descuidar su arreglo de anturios: ‘La gente está muy pendiente de que mejore la economía' (ríe). Pero acepta que el tema ‘despierta pasiones'.

Dijo que se necesita educación para que la gente valore los beneficios y las consecuencias de los cambios. ‘Allá en la Asamblea hacen los arreglos, pero el pueblo debe ir claro al referéndum', agregó.

Lo peor, agrega la popular ‘Lita', es quedarse de brazos cruzados y abundar en lamentaciones. ‘No pertenezco a ningún partido político; cualquier plan que ayude a ponerle bozal a la corrupción es bienvenido'.

Magdala Rodríguez, dependiente de un almacén en Calidonia, opina que no bastan las buenas intenciones. ‘Me gusta la idea de la austeridad con los fondos públicos, hay mucho despilfarro y malos manejos de los grandes proyectos'.

Ella no ha estudiado la propuesta a fondo, sin embargo, espera modificaciones al método para nombrar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, eliminar el voto plancha, las candidaturas entre familias y la reelección legislativa indefinida.

En tanto, Chelena María M., trabajadora manual en una escuela primaria de San Miguelito y persona amante de la lectura, considera que las reformas son necesarias y reconoce como ‘buen punto de partida' que se haya cumplido la promesa de presentarlas en julio.

‘Creo que los cambios tienen que ser profundos en los tres órganos del Estado. Hay que ponerle un alto a las planillas personales en la Asamblea Nacional y regular la partida discrecional del Ejecutivo. Eso no es plata del Estado; es el sudor de nuestra frente'.

Recomienda recortar el número de diputados, debido a que ya no se necesitan más leyes, sino aplicar las existentes. ‘Solo se debe permitir un período de reelección, la postulación por un solo cargo y eliminar las dinastías legislativas: abuelos, hijos y nietos en la misma nómina'.

Ante todo, publicidad

Es notorio el interés del ciudadano común por promover cambios. Julio César del Río, estudioso de la propaganda, redes sociales y el marketing , afirma que el voto masivo, el de los sectores populares, es el que decidirá en las urnas el día del referéndum.

Señala que en Panamá existe la errónea idea de que los asuntos constitucionales solo competen a los abogados, políticos, funcionarios, empresarios y periodistas. Se ignora que ‘este es un asunto de todos, sin distinción de credo, banderías políticas, nivel social o económico'.

Del Río recomienda hacer una intensa campaña de divulgación sobre el contenido de las reformas, porque entre más se conocen, menos posibilidades hay para la manipulación.

Sugiere un plan que incluya programas de opinión para las audiencias ‘maduras' y la utilización de diversos formatos para llegar a la juventud: redes sociales, animaciones con mensajes cortos, páginas de cómics, infografías, mensajes de los disyóquey, combinados con marketing digital.

‘Los jóvenes no leen más de los 140 caracteres del Twitter; les atraen los mensajes cortos con imágenes. Nadie lee ladrillos de texto, llenos de demagogia y retórica', reitera.

Las campañas tienen que tomar en cuenta la cantidad de público al que se quiere llegar y los mecanismos para medir el impacto del mensaje. ‘Una persona —mayor o joven— desinformada puede decidir no ir a votar en el referéndum o simplemente votar no'.

Minerva A.P., estudiante de derecho, está de a acuerdo con las reformas constitucionales porque todo viento de cambio genera esperanzas. ‘Los tiempos han cambiado, con estas últimas elecciones quedó demostrado que ya el panameño se está cansando de los esquemas clásicos de poder'.

‘Creo que la figura del candidato por libre postulación es un buen paso, mucha gente joven comienza a incursionar en política, algo que no ocurría antes. Ahora el ciudadano está más vigilante con el destino de sus impuestos', añadió.

‘Sin tapujos y sin tebujos'

Celso Ramos, despachador de una gasolinera de la carretera Interamericana, está dispuesto a salir a la calle a defender toda reforma dirigida a terminar con la corrupción y provocar cambios en el sistema político vigente.

Plinio C. Q., maestro azuerense retirado, no anda con rodeos: ‘Cuando escuchamos y leemos sobre propuestas de reformas constitucionales para afrontar la grave crisis institucional y los problemas que nos aquejan, nos asaltan sentimientos antagónicos: ¿entelequia, magia, conjuro, sueño, esperanza o realidad?'.

‘Y es que tenemos que preguntarnos si ese será el mecanismo o la panacea para superar los males sociales y de gobernabilidad que nos atormentan. Ya se han hecho modificaciones a la Carta Magna, al sistema de justicia, al Ejecutivo, al Legislativo; se han renovado las autoridades, pero los males persisten y parecen agravarse'.

Plinio coincide con otros entrevistados en que hay que explicarle bien al ciudadano por qué vía se va a reformar la Constitución, los artículos nuevos, quiénes lo aprueban, para generar confianza y un voto informado durante el referéndum.

Al maestro, venerado por toda la comunidad, le gusta hablar ‘sin tapujos y sin tebujos (casa de congo)': ‘Somos conscientes de la necesidad de hacer cambios y transformaciones constitucionales, de hábitos, costumbres, de antivalores, de formas de relacionarnos, de ideas, de pensamiento, de educación… No será más rentable y eficaz empezar reformando a la familia, la niñez, la juventud, la escuela, la universidad. Creo que si formamos las futuras generaciones y las actuales obtendremos mejores gobernantes y una sociedad sana-progresista'.

La última consulta se la hicimos a la inmensa ‘Yaya' Ledezma, exbilletera, amante del turismo interno y admiradora de la música de los combos nacionales, en especial del cantante colonense Arcadio Molinar. Ella considera bueno modernizar las constituciones, siempre con el consejo y la sabiduría del pueblo. Y nos regala un pensamiento de Pitágoras: ‘El filósofo siempre va a pie. Prefiere el bastón de la experiencia al carro rápido de la fortuna'.

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