Tres claves en el discurso de toma posesión del administrador de la ACP

Cumpliéndose en diciembre próximo 20 años de la salida de las bases militares estadounidenses y la reversión del Canal a manos panameñas , Ricaurte Vásquez tomo posesión de la dirección de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) la mañana de este jueves.

Durante su discurso el nuevo administrador reflexionó sobre los desafíos de la ACP y las exigencias que demandan las nuevos condiciones a las que se enfrenta la vía interoceánica desde 1999:

“Enfrentamos a un mundo diferente al de aquel momento, en lugar de la globalización hoy resurge el proteccionismo… las corrientes de comercio se desplazan por rutas diferentes, la espontaneidad ha remplazado la previsibilidad, las guerras por los mercados marcan lo cotidiano( ….) Esta nueva realidad global en la que el Canal está inmerso, exige una redefinición de nuestro negocios y por ello la necesidad a la que adaptarnos”.

Vásquez, cuarto administrador panameño en la historia del Canal, ponderó positivamente el modelo de gestión de la ACP, particularmente el sistema de méritos de la institución:

“Planteado en nuestro titulo constitucional, es la piedra angular sobre la cual descansa el Canal de Panamá, más allá de esclusas, remolcadores, plantas y maquinaria, el sistema de méritos define la calidad de nuestro equipo humano (…) contamos además, con un mandato que define nuestro modelo de gestión, exige que el Canal funcione como una operación segura, continua, eficiente y rentable”

Finalmente, Vásquez, ex ministro de Asuntos del Canal (2004-2006) y director financiero de la ACP (1996-2000), hizo referencia la larga lucha por la salida de la presencia militar de Estados Unidos de 1903 a 1999, recordando el 9 de enero de 1964 como fecha clave en la recuperación la soberanía:

“El éxito del Canal aumentó la autoestima de los panameños al demostrar nuestra capacidad de acometer grandes retos ...(…) es el respeto por la memoria, entre otros, de Jancito Palacios Cobos, Rosa Elena Landecho, Maritza Ávila Alabarca y Ascanio Arosemana, cuya sangre marcó el punto de inflexión en la historia panameña”