Encuesta revela la peor escasez de mano de obra calificada de los últimos 15 años

Actualizado
  • 14/10/2021 00:00
Creado
  • 14/10/2021 00:00
Responde principalmente a la falta de habilidades blandas y duras, siendo los jóvenes los más afectados. La pandemia cambió la relación laboral, hay más oportunidad de flexibilizar horarios y presencia física en las oficinas, expone Manpower
Los jóvenes, entre 15 y 29 años, fueron los más golpeados por la pandemia en términos laborales.

Los empleadores están trabajando para incorporar más flexibilidad en sus empresas en temas que antes de la pandemia parecían ser imposibles. Esto se refiere a horarios y una combinación de trabajo remoto y presencial.

Las industrias en las que la presencia física es indispensable son las que están luchando con la escasez de talento (74%) al igual que las empresas que tienen planillas por arriba de 250 empleados. Así lo revela la más reciente encuesta del grupo Manpower efectuada el tercer cuatrimestre del año a empresarios panameños.

Los ejecutivos miran con reserva el panorama laboral del próximo trimestre a pesar de que se aproximan las fiestas navideñas, la época de mayor movimiento comercial del año. La encuesta reveló que el 74% de los empresarios no espera hacer cambios en la planilla, solo un 9% planea incrementarla, pero un porcentaje igual dijo que la disminuiría.

La crisis de la pandemia debería actuar como un catalizador para crear trabajos más flexibles y diversos, como antes no estábamos acostumbrados a orientarlos.

Sin embargo, el mayor inconveniente que presentan las compañías a la hora de contratar personal resulta la escasez de talento. La califican como la más alta en 15 años debido a que es más difícil encontrar personal con habilidades blandas y duras.

Efectos de la pandemia

El impacto laboral de la pandemia fue particularmente severo con los jóvenes. 28% de los trabajadores que perdieron sus fuentes de empleo en 2020 tenía menos de 30 años, llevando la tasa de desempleo juvenil (15 a 29 años) de 15% (2019) a 42% (2021). Adicionalmente, la deserción escolar en educación premedia y media, que en 2019 era del 63%, con 14 mil adolescentes abandonando el sistema anualmente, se agravó. El número de desertores como resultado de la pandemia alcanzó los 60 mil estudiantes.

Como consecuencia, el número de jóvenes de 15 a 29 años que no trabajan ni estudian (Ninis) se incrementó, de 259,748 en agosto de 2019 (65% mujeres y 77% de ellos menores de 24 años) a más de 400 mil en agosto de 2021, un aumento superior al 150% en dos años.

En Panamá el sector privado ya experimentaba una desaceleración en la contratación.

Entre 2004 y 2009, cuando se construyó la ampliación del Canal, el empleo se expandió en un 71%. No obstante, la cifra disminuyó un 4% en los siguientes cinco años. En cambio, los independientes pasaron de 12% a 72% de los nuevos empleos ese mismo periodo.

El incremento del empleo informal, definido como lo relacionado a trabajadores que no tributan sobre la renta devengada y sin acceso a seguridad social, se concentra en las micro y pequeñas empresas, trabajadores familiares o por cuenta propia.

En este momento el país experimenta la tasa más alta de desempleo juvenil (entre 15 y 29 años) de los últimos 14 años. Tema íntimamente vinculado a las habilidades blandas de las que escasean en este segmento del mercado laboral. Esto se refiere, por ejemplo, a la responsabilidad, confianza y disciplina de los empleados; proactividad o tomar la iniciativa; colaboración en equipo; liderazgo e influencia social y pensamiento crítico acompañado con originalidad.

Características que no forman parte del denominador común de nuestros jóvenes a pesar de que en la última década el Estado ha invertido más de $15,5 mil millones en educación. La razón es la baja escolaridad de los muchachos. Uno de cada tres estudiantes se gradúa de bachiller. Entre 2004 y 2009 los jóvenes menores de 30 años obtenían uno de cada cuatro nuevos empleos generados por la economía, pero entre 2018 y 2019 la relación fue de uno de cada 27 a pesar de contar con la edad productiva, y que el 60% de ellos estaba buscando trabajo.

En el istmo el sector privado perdió 37% de sus empleos formales, los ingresos de la Caja de Seguro Social se redujeron en 40% y el consumo cayó $600 millones mensuales, según cálculos del consultor empresarial René Quevedo.

El especialista estima que la reducción de 289 mil empleos en una economía que genera 45 mil empleos anuales (2014-2019) implica que llevará más de seis años recuperar las plazas perdidas en 2020.

De los 873,750 trabajadores asalariados en el sector privado que había antes de la pandemia (agosto 2019, INEC), 37% (327,340) perdió su empleo, 30% (262,381) lo mantuvo, y 33% (284,209) fue suspendido. De estos últimos, 18% (157,106) fue suspendido y luego reactivado, 12% (104,624) mantiene su contrato suspendido y 3% (22,479) fue reactivado y posteriormente desvinculado.

Entre 2010 y 2020, 92% de los nuevos empleos fueron informales y el 8% restante fue producto de aumentos en la planilla estatal. Hoy hay más de 777 mil trabajadores informales. Es decir, la pandemia agregó 40 puntos a la informalidad en la expansión del empleo, pero no bajo el concepto de la creación del trabajo informal, sino con la destrucción del empleo formal.

Trabajos más necesitados

Entre las posiciones más demandadas por los empresarios que destaca la encuesta de Manpower se mencionan: operaciones y logística; ventas; administración y asistentes de oficinas; manufactura de producción y atención al cliente. En general, las grandes empresas con más de 250 empleados son las que experimentan más dificultades para contratar y retener talento en comparación con las microempresas que tienen 10 empleados.

A nivel mundial, el cuestionario reflejó una brecha entre lo que buscan los empleadores y los trabajadores. Los primeros esperan que al menos un 50% de sus empleados asista a sus puestos de trabajo por las necesidades corporativas. En cambio, los colaboradores están preocupados por conservar sus empleos (9 de cada 10), pero ocho de cada 10 desea un mejor balance entre la vida personal y laboral, y un 43% cree que es el fin del horario laboral de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.

Con respecto a los empresarios, el 26% está dispuesto a considerar un horario flexible, el 23% a trabajar en horario remoto y presencial, el 18% mantiene un horario de ingreso y salida flexible, mientras que el 21% no ofrece una opción de flexibilidad.

Flexibilidad y productividad

La productividad es una preocupación para los empleadores. La consulta revela que, a pesar de la posibilidad de continuar con trabajo remoto, el 82% de las compañías se prepara para la labor presencial. Este resultado es un 44% más que el trimestre pasado.

A los dueños de empresas les preocupa en primer lugar la productividad (38%); el bienestar de los colaboradores (19%); la colaboración (8%); la cultura organizacional (7%). Pero un 14% de ellos dijo no estar preocupado por el tema de productividad.

Transformación tras la pandemia

Tomando en cuenta las condiciones del mercado laboral que ha dejado la pandemia, vale la pena preguntarse, ¿por qué volver a las oficinas de forma presencial cuando es posible realizar el trabajo de forma remota? ¿Cómo se puede ayudar a los líderes a entender las necesidades de sus colaboradores y evitar prejuicios o suposiciones sobre el tiempo que dedican al trabajo desde casa?

La pandemia transformó la relación laboral. A partir de ahora los empleadores necesitarán capacitar la fuerza laboral y comprometerse con el aprendizaje continuo, fomentar el aprendizaje remoto y aprovechar las oportunidades de formación alineadas con las nuevas demandas.

Por otra parte, la flexibilidad laboral no solo está en brindar la posibilidad de un trabajo remoto, sino de obtener un mayor equilibrio entre la vida familiar y laboral de los empleados. Buscar horarios flexibles y escalonados de entrada y salida, es una de las sugerencias del reporte.

La sensación de aislamiento, estrés, miedo y ansiedad ha sido el legado de la covid-19. La enseñanza es otorgar la misma importancia al bienestar emocional que al físico y a las medidas de bioseguridad para que los empleados se sientan seguros y productivos.

Como último dato con miras a volver a la normalidad, la encuesta recomienda a las compañías construir confianza con sus empleados, escucharlos y establecer prioridades. “La adrenalina inicial de los colaboradores tiene que transformarse en resiliencia a largo plazo y los empleadores tienen que liderar esta carga”, cita el reporte. Cuando crece el estrés la mayoría de las personas se preocupan por quedarse sin trabajo, por eso la importancia de un liderazgo remoto fuerte, una comunicación frecuente y transparente son clave para el bienestar.

El desafío

Dadas las proyecciones de aumento de la población económicamente activa (PEA), mantener la tasa actual de desempleo (18,5%) requerirá crear unos 49 mil nuevos empleos anuales, 4 mil más que el promedio 2014-2019. Bajarlo a 10% en cinco años requerirá crear 85 mil empleos por año por cinco años (40 mil más que el promedio histórico).

Un plan masivo de inversión pública impactará positivamente en la generación de empleo directo, indirecto e inducido, pero todo dependerá de la disponibilidad fiscal del gobierno que hasta el momento luce “muy comprometida”, expresó Quevedo.

No obstante, el sector del comercio, el mayor empleador del país, se vislumbra complicado por las pérdidas acumuladas de casi un año y medio de paralización económica, así como el alto nivel de endeudamiento.

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