Homicidios registran incremento de 8,4%

Actualizado
  • 24/11/2021 00:00
Creado
  • 24/11/2021 00:00
El 93% de las víctimas es del sexo masculino. El 81% de los hechos de sangre es cometido con arma de fuego.
Juan Manuel Pino, ministro de Seguridad

“A nadie matan por nada indirectamente”, expresó Juan Manuel Pino, ministro de Seguridad Pública, sobre las investigaciones por el crimen de Agustín Lara, subdirector del Registro Público y dirigente del gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD).

El ministro agregó que continúan la búsqueda de otro implicado en el asesinato. “Ya se ofreció una recompensa de $10 mil para que la investigación siga su proceso, y una vez se adelanten las investigaciones daremos a conocer los motivos (del crimen), pero sería irresponsable decirle cuáles fueron los motivos”, aclaró.

Hasta el momento, el único detenido por el crimen del funcionario y dirigente del PRD es Sebastián González Sánchez, quien conducía la moto que se usó para llegar al sitio y perpetrar el hecho. Además, la Policía Nacional ofrece $10 mil por el paradero de Possu Mera, de nacionalidad colombiana, quien está identificado como el sicario que disparó al funcionario.

La tendencia indica que mensualmente se producen 46 homicidios. Las estadísticas del Ministerio Público establecen que entre enero y octubre de 2021 se han registrado 463, es decir, un 8,4% más que el año pasado en el mismo periodo. De continuar la tendencia, este año podría cerrarse con 42 homicidios más que en 2020.

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El 93% de las víctimas de homicidio es del sexo masculino. Y el 81% de los hechos de sangre es cometido con arma de fuego. Este tipo de delito ha experimentado una disminución del 26% en el sector oeste del país, en donde el año pasado se habían disparado las cifras de homicidios.

La criminalidad continúa concentrándose en los barrios de la urbe capitalina, donde se concentra la actividad económica, y en donde se produce la mitad de los hechos de sangre, y en las provincias de Colón y Chiriquí.

Gilberto Toro, investigador social, indicó que para explicar el aumento de la criminalidad hay que considerar todos los factores que pueden haber incidido, por ejemplo, los efectos de la pandemia, que permitió que los grupos criminales delincuenciales se fortalecieran mientras las autoridades estaban enfocadas en todo lo concerniente a la covid-19.

En la opinión del investigador, el narcotráfico se fortaleció como una oportunidad de empleo y de hacer negocios a nivel nacional e internacional. Por otra parte, el consumo en la población aumentó en todos los niveles, lo que se convierte en un mercado que genera competencia y esto estimula las guerras entre pandillas.

“Se han dado más acciones de tumbes de droga entre pandillas, lo que provoca pase de facturas que cobran con la vida de quienes lo cometieron o estuvieron implicados”, estableció Toro.

Es necesario también –continuó el especialista– considerar la conducta violenta de la población, que ha ido en aumento, al tiempo que la criminalidad doméstica (feminicidios). En su criterio, esto indica una falta de intervención social que llegue a las familias e individuos.

“Ante indicadores como la falta de una efectiva política de seguridad ciudadana, la impunidad, la corrupción del sistema público y privado y la falta de empleo aumenta el estrés económico que desencadena en actos violentos, hasta el suicidio”, consideró el investigador.

A eso se le suma la inestabilidad del sistema escolar educativo que genera el rompimiento con el ciclo educativo del estudiante, que lo convierte en punto vulnerable de las pandillas. “El pandillerismo como oferta ocupacional para niños y jóvenes, la fragilidad de la familia y todos los efectos psicosociales y económicos de la pandemia”.

Toro explicó que de no atenderse de manera integral los problemas de pandillerismo, la fragilidad de la familia y los efectos psicosociales y económicos de la pandemia, seguirá en aumento la criminalidad y la violencia en el país.

Aida Selles, criminóloga, abogada y docente universitaria, explicó que la criminalidad ha variado cuantitativamente y cualitativamente. Y, en su criterio, es importante entender el porqué del incremento, valorar los factores y desencadenantes de los homicidios. Y separar los circunstanciales, los feminicidios y los relacionados con pandillas, narcotráfico y violencia interpersonal.

“Una de las conductas delictivas menos prevenibles es el homicidio. De allí la necesidad de la prevención victimal, pero la misma debe ser parte de una política criminológica”, expuso la docente universitaria de la cátedra de criminología de la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá.

En conclusión, “cuando los Estados han olvidado la herramienta de la prevención integral se impone la represión, la cual no puede ser sostenible ni efectiva a largo plazo”, aseguró Selles.

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