Acuerdos comerciales: la espera de una renegociación y los efectos en el mercado local

Actualizado
  • 25/03/2022 00:00
Creado
  • 25/03/2022 00:00
La solicitud de Panamá a Estados Unidos de renegociar el tratado de promoción comercial (TPC) pone en el tapete el debate de los acuerdos comerciales y sus efectos en la producción nacional
Acuerdos comerciales: la espera de una renegociación y los efectos en el mercado local
Los mayores beneficiarios han sido las grandes empresas exportadoras e importadoras, como los supermercados, en detrimento de los sectores productivos
El Gobierno ha pedido a Estados Unidos renegociar el TPC para abordar ciertos productos agropecuarios. ¿Qué piensa de la solicitud del Gobierno panameño?

Hace más de 10 años advertimos de las condiciones lesivas a los intereses nacionales del llamado tratado de promoción comercial (TPC) con Estados Unidos, e igualmente manifestamos que se comprometía la capacidad productiva del país, sobre todo la soberanía y seguridad alimentaria. El TPC entre Panamá y EE.UU., suscrito en diciembre de 2007, entró en vigor en 2012 eliminando de inmediato los aranceles de bienes industriales y de consumo a más del 87% de las exportaciones de Estados Unidos a Panamá; en 2021 cumplió sus 10 años de periodo de gracia, y a partir de este año empieza la desgravación, y entre 2024-2030 los aranceles agropecuarios caerán a cero. Al bajar el arancel a cero entra todo el cerdo, el pollo, el arroz, y productos lácteos de Estados Unidos, sin protección, afectando al productor nacional. Los mayores beneficiarios han sido las grandes empresas exportadoras e importadoras, como los supermercados, en detrimento de los sectores productivos.

Un representante del Gobierno de Estados Unidos ya dijo que su país no renegociará el TPC con Panamá. ¿Considera que la solicitud de Panamá tendrá éxito?

Evidencia una vez más que Estados Unidos no tiene socios. La estrategia estadounidense hacia América Latina siempre fue avanzar con acuerdos bilaterales y no con acuerdos multilaterales para imponer su posición de fuerza y sus condiciones al resto de los países de la región, al negociar por separado. Es decir, en los TLC que ha firmado y está renegociando, introduce posiciones a su favor, establece reglas que le permiten ampliar los tratos preferenciales y la flexibilización a la entrada de sus productos e inversiones en el área. Con ello expande sus mercados de productos e inversión y obtiene el control de sectores estratégicos que son de su interés, así como salvaguarda los beneficios de sus empresas transnacionales. Con estos acuerdos bilaterales disminuye la participación y el control que los Estados nacionales ejercen en la actividad económica; en consecuencia, se abren sectores estratégicos y de alta rentabilidad al capital internacional.

El gobierno pasado avanzó las negociaciones comerciales con China, pero este gobierno las congeló. ¿Qué piensa de un TLC con China y por qué este gobierno no lo ha continuado?

Panamá requiere diversificar el destino de sus exportaciones e importaciones. Sin duda China representa un importante mercado, que el gobierno de Cortizo ha relegado para atender las exigencias de Estados Unidos. Qué ahora Augusto Valderrama, jefe del Ministerio de Desarrollo Agropecuario de Panamá, señale que de no renegociarse el TPC la alternativa para exportar productos sería un tratado de libre comercio (TLC) con la República Popular China, solo evidencia la improvisación gubernamental ante la falta de planificación; refleja la ausencia de una política comercial que garantice los intereses nacionales. Sin duda, un TLC con China demanda tener objetivos claros, una estrategia dirigida a defender los intereses nacionales, reconocer las asimetrías entre los países.

¿Cuál es su análisis sobre los tratados de libre comercio?

El modelo de política económica neoliberal se impuso y generalizó en los países de América Latina a través del llamado “Consenso de Washington” (1989). En el caso concreto del comercio internacional se habló de la configuración de 3 o 4 bloques hegemónicos en el mundo. Para Estados Unidos se trató de impulsar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Ante el fracaso de la cumbre de la OMC en Cancún 2000, ante el acuerdo de “mínimos” alcanzado en la cumbre del ALCA en Miami (2003) y los acontecimientos de Mar del Plata–Argentina 2005, la administración estadounidense se vio obligada a levantar la estrategia de control de la región a través de acuerdos bilaterales y plurilaterales de los tratados de libre comercio (TLC) que le permitan incluir todos aquellos temas que no pudieron ser alcanzados vía el ALCA. La economía global es la economía de las empresas multinacionales, que es global por el alcance y los escenarios en que se realizan sus operaciones productivas, así como su toma de decisiones y sus correspondientes flujos financieros. Los TLC pasan a salvaguardar esos intereses monopólicos.

Panamá mantiene TLC desde 2003, ¿considera que estos acuerdos comerciales han sido beneficiosos para el país?

Para que un TLC sea beneficioso a la nación hay que definir determinadas condiciones, por ejemplo, contar con un plan de desarrollo nacional y social (visión estratégica); gobierno comprometido con el país, que salvaguarde los intereses nacionales. Técnicamente se deben considerar los objetivos a alcanzar (lo esencial del intercambio comercial); la defensa de los sectores estratégicos para el desarrollo y sectores sensibles; las asimetrías (alcanzar un trato diferenciado y más favorable como país subdesarrollado); oferta exportable y nueva oferta exportable; etapas y periodos de desgravación; considerando las capacidades e intereses nacionales definir un periodo de revisión (renegociación) del tratado, conveniente para el interés nacional.

La solicitud del Gobierno panameño a Estados Unidos para revisar el TPC resulta oportuna y necesaria. El sector agropecuario ha sido erosionado y mermado
El Gobierno ha solicitado a Estados Unidos renegociar el TPC para abordar ciertos productos agropecuarios. ¿Qué piensa de la solicitud del Gobierno panameño?

La solicitud del Gobierno panameño a Estados Unidos, dirigida a la revisión de los términos y condiciones del calendario de desgravación del tratado de promoción comercial (TPC) entrado en vigencia entre ambos países en 2012, resulta oportuna y necesaria. El sector agropecuario ha sido erosionado y mermado por causa de las políticas implementadas en los gobiernos últimos que privilegiaron la importación, desamparando y asfixiando la producción nacional. Es fácil observar la dramática situación de los productores de arroz y otros renglones que públicamente se manifiestan reclamando mayor atención por parte de las autoridades. Al tomar como ejemplo la producción de arroz en Chiriquí para el año 2010, que registra 27,505 hectáreas, la disminución alarmante en los años posteriores evidencia la crisis del sector productivo nacional. Justo es reconocer que el gobierno actual ha dado un golpe de timón a la política agropecuaria, implementando medidas de respaldo a los productores. Empero, el sector requiere de mucho más, lo que razonablemente justifica la solicitud de Panamá para la revisión urgente del TPC.

Un representante del Gobierno de Estados Unidos ya dijo que su país no renegociará el TPC con Panamá. ¿Considera que la solicitud de Panamá tendrá éxito?

Es importante entender el manejo diplomático, cuando se dice no, significa tal vez; cuando se dice tal vez, significa si, y cuando se dice no, no es diplomático. La primera reacción del representante de Estados Unidos busca desalentar el pedido panameño, a lo que el Gobierno nacional debe responder con persistencia y sagacidad. Confiamos que además de la solicitud de revisión del tratado presentada por las autoridades nacionales, esté contemplada dentro de una estrategia finamente elaborada, una plataforma de acciones que toque actores influyentes que le acerquen al éxito inmediato, que es lograr que Estados Unidos acepte sentarse a conversar sobre las pretensiones panameñas, aunque lo haga en tono bajo y tras cortinas. Confiamos que la estrategia también tiene contemplados los términos y condiciones que Panamá necesita, entiéndase, productores y consumidores, para proteger la producción local de arroz, leche, sus derivados y carnes, que están en el tapete. La diplomacia panameña exhibe logros importantes a nivel regional e internacional. Si pudimos lo más, debemos poder tener éxito en este episodio.

El gobierno pasado avanzó las negociaciones comerciales con China, pero este gobierno las congeló. ¿Qué piensa de un TLC con China y por qué este gobierno no lo ha continuado?

Las conversaciones y negociaciones del gobierno pasado con China nacieron mal, se animaron por ambiciones para beneficiarse con la apertura del mercado chino a productos de quien gobernaba; incluso, la torpeza de pretender ubicar la sede de la embajada dentro de un área especialísima y simbólica de luchas generacionales y de soberanía, evidencia carencia de sensatez y tino diplomático. Al final, se vieron empañadas por toda clase de rumores que desprestigiaron las negociaciones. Ante ese escenario parece lógico un cambio de imagen. Sin embargo, es tiempo prudente para entablar nuevas conversaciones exploratorias dirigidas a optimizar nuestros intereses.

¿Cuál es su análisis de los tratados de libre comercio?

Los tratados de libre comercio son necesarios y útiles en el mundo moderno; no significa que antes no hayan existido las alianzas comerciales y estratégicas. Los acuerdos comerciales son esenciales para eliminar las barreras a las exportaciones, aumentar la competitividad y productividad. Hoy, con un mundo globalizado e interconectado, dependientes unos de otros, se hace indispensable establecer acuerdos bilaterales y multilaterales de comercio que potencialicen a todo país, pero se debe tener claridad en colocar por delante y defender los mejores intereses nacionales.

Panamá mantiene TLC desde 2003, ¿considera que estos acuerdos comerciales han sido beneficiosos para el país?

Es un examen minucioso que debe ser medido de manera segmentada. Durante las negociaciones hubo advertencia de sectores productivos que alertaron sobre posibles resultados perjudiciales, incluso por el actual presidente de la República en su rol de ministro de Desarrollo Agropecuario, advertencias confirmadas por los resultados medibles hoy. Y es que los negociadores del tratado privilegiaron aspectos comerciales distintos, sin considerar y proyectar la producción nacional. Esto se agravó por causa del absoluto abandono del sector agropecuario por parte de los dos gobiernos anteriores. No debemos satanizar al tratado, existen responsabilidades que debe atender el gobierno para proteger nuestros intereses.

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