Venezolanos varados en Panamá suplican por vuelos humanitarios

Actualizado
  • 25/10/2022 00:00
Creado
  • 25/10/2022 00:00
Desde un albergue improvisado en Viejo Veranillo, venezolanos relatan su historia de quedar atrapados entre la restricción de Estados Unidos y no contar con dinero para comprar un boleto de regreso a su país
El albergue en Viejo Veranillo acoge a los venezolanos que vienen desde la selva de Darién.

Mujeres, hombres, jóvenes y niños corrían de un lado a otro para cubrirse del aguacero en Viejo Veranillo, este lunes.

Todos corrían hacia un mismo lugar: el albergue temporal que habilitó la Embajada de Venezuela en Panamá para los migrantes que llegan desde Darién o que regresaron después de haber avanzado hacia otros países de Centroamérica con destino a Estados Unidos.

En los tres primeros días han llegado unos mil migrantes al albergue que está en una galera.

Todos quieren comprar un boleto de avión para regresar a Venezuela, tras conocer que Estados Unidos anunció el pasado 12 de octubre una nueva política de expulsión para los que ingresan de manera irregular al país norteamericano.

Moriangel del Carmen López junto a su hijo y su esposo.

Con la incertidumbre de que deben costear los boletos, los venezolanos reclaman a su embajada vuelos humanitarios para salir, ya que las aerolíneas les han manifestado que el costo es de $280 por boleto, un monto que no tienen, y no quieren quedarse en Panamá.

Una de esas voces es Miguel Cerrano, un venezolano de 30 años, que en medio del aguacero y bajo un palo de mango cuenta que aquí no todos tienen pasaje, ni los medios para buscar el dinero que les permita costear los $280 en la aerolínea.

Cerrano, quien llegó ayer en horas de la mañana, dice que ha escuchado como hay familias que han vendido las casas y otros enseres para mandar dinero, pero todo ha sido en vano porque el dólar en Venezuela “es muy caro”.

En su caso, dijo, que aunque le prestaron 4 millones de pesos todavía le hacen falta $60 para completar los $280. “Veo injusto el precio de los pasajes”, criticó el venezolano, quien ve importante que las aerolíneas hagan excepciones para esas personas, que como él, han logrado una cifra mínima para comprar el boleto.

Las bolsas de ropa son repartidas entre los que logran conseguir alguna prenda de su talla.

Muy lejos de esta realidad encontramos a Antonieta, de 42 años, quien señaló que no ha tenido suerte en lograr algún apoyo económico para comprar los boletos para su esposo de 37 años, y sus dos hijos, de 15 y 9 años.

Esta venezolana contó que se trasladó con su familia al Aeropuerto Internacional de Tocumen, pero lo único que consiguieron fue que los enviaran la noche del domingo al albergue en Viejo Veranillo.

“Pedimos que los vuelos sean humanitarios para que familias como la mía puedan viajar, porque no podemos pagar el costo de los boletos”, sostuvo Antonieta con lágrimas en los ojos y desesperada porque sus dos hijos han estado con vómito y diarrea desde hace cuatro días.

En una situación similar se encuentra Moriangel del Carmen López, una venezolana de 21 años que cruzó la selva de Darién hace dos semanas y llegó este lunes al albergue con su hijo de seis años y su esposo de 21 años.

Un niño y su padre, en el albergue de Viejo Veranillo.

Moriangel, sentada en la orilla de la calle mientras arreglaba alguno de sus enseres, detalló que supo de las restricciones migratorias de Estados Unidos cuando llegaron a Panamá.

“Sabemos que hay que pagar los pasajes de los vuelos y ahora estamos viendo cómo lograr ese dinero. Todas nuestras familias son de escasos recursos y no sé si nos podrán ayudar con esa plata”, expresó la joven venezolana.

Sin salida ni esperanza, Moriangel dice que su única salida será regresar a su país y ver qué logran en Venezuela, pero a su regreso, dijo, volverá a Ecuador, donde llevaba cinco años, porque en Venezuela “no se puede sobrevivir”.

Con la llegada masiva de los venezolanos, la directora de Migración en Panamá, Samira Gozaine, aclaró que los grupos que vienen de regreso desde los otros países de Centroamérica deberán tener visa para ingresar a territorio panameño.

Además, negó que en Panamá se estén haciendo vuelos gratis para el retorno a Venezuela, ya que “cada persona está pagando su boleto”.

Gozaine informó que Panamá sigue brindando asistencia humanitaria al grupo de migrantes irregulares venezolanos que se encuentran temporalmente en espera de su salida con destino a Venezuela.

El defensor del Pueblo, Eduardo Leblanc, comentó durante un recorrido por el albergue que “están gestionando los vuelos para quienes quieren retornar voluntariamente, y que “no es una opción que regresen por la trocha de la selva de Darién”.

La Cruz Roja Panameña, como varios entes, comenzó a instalarse este lunes para ofrecer atención de primeros auxilios a toda la población, sobre todo a los niños y mujeres embarazadas. También disponen del servicio de restablecimiento de contacto entre familiares, que consiste en ofrecer llamadas gratuitas, carga de celulares y servicios wifi para que los migrantes se comuniquen con los familiares en sus países de origen o destino.

Aileen Mosquera, coordinadora de voluntariado de la Cruz Roja Panameña, enfatizó que la mayoría de estas personas presentan diarrea, deshidratación, fiebre, desnutrición, después de varias días en la selva de Darién.

“Hay 1.200 personas en el albergue. La mayoría tiene la misma necesidad”, alertó Mosquera.

Pese al espacio habilitado, las condiciones del albergue no son óptimas. Según Antonieta, ya hay problemas de hacinamiento, lo que ocasiona que durante el día haga mucho calor, los baños queden saturados, las personas duermen y comen en el piso.

Sin embargo, destacó que hay más organización en materia de alimentación porque se reparte leche, arroz, pollo, sandwiches con jamón y queso, frutas, agua, suero, jugos, cereales, crema, jabón y champú.

“La ayuda no solo llega de las entidades u organismos internacionales, sino también de gente de afuera, como las iglesias, que nos vienen a dar comida, ropa y una voz de aliento en momentos difíciles”, relató Antonieta.

Llegar hasta este albergue para muchos venezolanos es una señal divina de que pudieron atravesar la peligrosa selva de Darien con vida, aún cuando fueron testigos de presenciar los cuerpos de muchos que quedaron en el camino.

“Hay que agradecer que tenemos salud y vida, porque hay algunos que están enfermos. Lo que quedaron en la selva, en Darién, muertos, porque y yo los vi”, sostuvo Junior Daniel Silva Morán, venezolano de 21 años.

Para muchos no es una opción trasladarse al albergue que las autoridades panameñas instalaron en Chiriquí, ya que sería un paso al revés de su avances por conseguir un vuelo directo a Venezuela.

En lo que va de octubre han entrado al país 54.404 migrantes irregulares, de los cuales 39.834 son venezolanos. Solo el sábado pasado llegaron 1.223 nuevos migrantes irregulares.

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