Crónica de un atentado

PANAMÁ. ¡El cambio soy yo!, decía Ricardo Martinelli mientras practicaba su discurso en el Hotel Sheraton, afinando los detalles antes de su presentación en su cierre de campaña.

Suena el celular. Una llamada inesperada: -“Hemos recibido una alerta de un supuesto atentando en su contra hoy durante su cierre de campaña”, decía Gerardo Solís, magistrado del Tribunal Electoral. El candidato enmudeció y la tensión se apoderaba del lugar.

En Amador le esperaban miles de simpatizantes. En el Sheraton se estableció comunicación con el presidente Torrijos y el jefe de la Policía Francisco Troya, quien ordenó reforzar la seguridad de Martinelli y del lugar del evento. Terminadas las llamadas, salieron del Sheraton rumbo a Costa del Este. ¿Qué vamos a hacer?, ¿se cancela el evento?, ¿y si es cierto?.

Ya en el centro de campaña, inicia una reunión. Jimmy Papadimitriu, Ricardo Martinelli hijo, Jaime Trujillo encargado de seguridad y el candidato analizaban la situación. En Amador, aguardaban eufóricos miles de simpatizantes de Martinelli y en Costa del Este debatían qué medidas adoptarían, después de conocerse la noticia del supuesto atentado. -“Vamos a redoblar su seguridad”-, le decía Jimmy.

Martinelli estaba asustado, su vida estaba en peligro. Temía por la seguridad de su familia. Su mamá, su esposa, sus hijos, sus hermanos. También por las personas que se encontraban en el evento.

Terminada la reunión se decidió que Martinelli asistiría al cierre de campaña. Una vez allá un poco temeroso por lo que pudiera pasar, Martinelli se dirigió a la nación, sin usar un chaleco antibalas, en un discurso que duró 7 minutos.

No pasó nada, y el supuesto atentado pasó inadvertido hasta el día siguiente. ¿Por qué esperó 24 horas para revelar los hechos? Simple: la noticia del atentado hubiera desbancado el discurso de cierre de campaña.