‘Se dedicaron a los negocios’

Humberto López Tirone fue, con Héctor Alemán y Balbina Herrera, uno de los integrantes de la llamada “Tendencia”, el ala izquierda del PRD. Los tres han sido aliados y compañeros de luchas políticas por años. Sin embargo, la crisis que afecta al PRD puso a temblar los cimientos fundamentales del partido. Y no sólo eso: las fidelidades se pusieron en duda y ya nadie sabe quién es quién. López Tirone señala a Balbina, Alemán y Martín Torrijos, como los grandes responsables del desmoronamiento del PRD en la última década. El ex embajador en España durante esta administración —que no logró un lugar en el Comité Ejecutivo Nacional del partido en 2008—, responsabiliza a Torrijos de la desmovilización y división del partido. En su opinión, desde la llegada de Martín a los altos mandos del partido, la dirigencia —dominada por Torrijos, Balbina y Alemán— ha manejado el PRD a su antojo, mutilando los verdaderos ideales del torrijismo. La Estrella habló con él en exclusiva y dijo mucho más de lo que en conferencia de prensa, declaró a otros medios.

El PRD ha sido castigado en la última década por el traslado de conflictos personales al partido, lo cual ha mutilado, debilitado y atomizado su organización política. Todo comenzó en 1998, cuando la estructura de poder impuso a Torrijos a última hora, para evitar que Alfredo Oranges o Hugo Torrijos fueran los vencedores en las primarias. En 1999, con Torrijos de candidato, llegamos mutilados y divididos a las elecciones. Por eso las perdimos. No porque Pérez Balladares hubiera privatizado las empresas públicas, sino porque el propio candidato del partido criticaba al gobierno PRD.

He denunciado por más de una década que estamos frente a un CEN que ha impuesto un proceso antidemocrático, antipopular, inconsulto. Ha violado permanentemente los estatutos, no ha convocado los directorios cuando es debido y no ha convocado a los congresos del partido. A lo interno ha sometido un estilo de conducción de terror psicológico, de persecución, de doblar brazos, de imponer burócratas en puestos que deberían ocupar los verdaderos líderes del partido. Martín Torrijos entró muy tarde al PRD, cuando ya lo habíamos reconstruido de las cenizas. Se inscribió cuando ya tenía 34 años, unos meses antes de ser nombrado viceministro de Gobierno y Justicia. El CEN se ha manejado en los último años como una secta que decide y escoge a quien le toca en ese momento ocupar una posición. Imponen a los Comités del Directorio Nacional, las directivas de provincia y de corregimiento.

Sí. Desde hace once años se ha mantenido. En las elecciones de 2004 muchos de los diputados de las bases del partido, que salían de las primarias y participaban contra los candidatos del CEN, por atreverse a ganar en las internas, los del CEN se encargaban de montar una estructura paralela para que perdieran en las nacionales. Eso se ha dado en las últimas primarias del PRD.

Sí. En el 2004 yo era secretario de organización a nivel nacional del PRD y me tocó recorrer el país, especialmente en los circuitos uninominales para evitar que facturaran a muchos candidatos nuestros que habían salido con el voto de las bases. Les creaban candidatos paralelos del Partido Popular, suplentes del PRD en otra candidatura y cruzaban los votos. Inclusive había miembros de nuestro partido que apoyaban a los de otro partido contrario al nuestro, solo para castigar a quienes enfrentaron a los candidatos de la cúpula del poder. Este CEN ha permitido un partido que ha crecido en cantidad, pero no en calidad.

Es correcto. Además lo hicieron fraudulentamente porque sin que el “Toro” hubiera renunciado, quienes organizaron el Congreso de 1999, se impusieron. Yo fui candidato a la presidencia del PRD contra Balbina y la llevé a juicio por fraude electoral. Se perdieron 8 actas, que buscaron por más de seis meses y hasta hoy no han aparecido. Casualmente en febrero del año siguiente, los magistrados del TE rechazaron mi demanda y anularon el proceso. A cambio de sacar este tema del fraude electoral, el CEN negoció con el gobierno de Mireya ceder el control de la Asamblea y usar los intereses del Fondo Fiduciario. Muchos miembros de nuestro partido hicieron grandes negocios con el gobierno de Mireya.

Te invito a que lo averigües.

Héctor Alemán, Balbina Herrera y Martín Torrijos.

Después de ganar la Alcaldía en 1999. A partir de ese momento, se tejió una estrategia para evitar que él fuera creciendo en su liderazgo dentro del partido. Es una tragedia que se trasladen los celos políticos enfermizos de algunos dirigentes al PRD. Desde el día que Torrijos se posesionó, comenzó una hoja de ruta por evitar que Navarro fuera presidente. Le congelaron la compra de los camiones recolectores de basura, la compra del Edificio Hatillo, le atrasaron el pago a los trabajadores de aseo. Todo esto para que no tuviera los recursos para mejorar el trabajo que estaba realizando, ni dar la imagen de una Alcaldía moderna.

Era el candidato más fuerte y con el que había un compromiso, pues había postergado sus aspiraciones en el 2004 para apoyar a Torrijos. También porque hay rencores que jamás hemos podido entender en el PRD entre Navarro y Torrijos. En 1999 Navarro aplastó a Mayín Correa, que era la alcaldesa y una candidata con mucha fuerza. A partir de ese momento, en que perdía Martín Torrijos, comenzaron los celos personales que hemos condenado, porque nadie puede convertir el partido en la caja de resonancia de sus luchas personales. Eso nos llevó a ir dividiendo el partido. Tanto es así, que Torrijos intentó cambiar la Constitución para impedir que Juan Carlos llegara a la Presidencia.

Claro.

Claro. Él no lo puede negar porque sabe que la clase política del partido tiene conocimiento de que fue lo primero que intentó. Pero se enredaron las cosas, y en la hoja de ruta para evitar que Navarro fuera el candidato, se accionó el segundo paso: Samuel Lewis Navarro. Lamentablemente Lewis nunca subió la loma, y al fallar este plan, entonces impulsaron de forma sorpresiva la candidatura de Balbina Herrera, primero a la presidencia del PRD, y después a la Presidencia de la República. Lamentablemente, someternos a esta situación —cuando inclusive Balbina desde el año 2004 en reuniones públicas expresaba su apoyo y lealtad a Juan Carlos— fue lo que nos llevó a esta división interna.

Hay muchas personas que deben ser llevadas a la Comisión de Honor y Disciplina: los que han tejido esta división interna para llevarnos a la derrota. Ha sido maquiavélico y enfermizo. Torrijos es el responsable primario del partido. Hay que preguntarle por qué en un año no nombró a los secretarios nacionales, y a los frentes de masa. Por qué no renovó con gente que tuviera hambre de ganar. Por qué descapitalizó el partido. Jamás se había gastado tanto dinero para imponer un CEN que estuviera a su medida, un ultraje de fuerza que él pudiera gobernar. Incluso en las primarias, se veían muchos recursos económicos del lado de Balbina. Hubo momentos en que yo creía que Navarro era el candidato pobre. Pero al final, cuando logra mutilar las aspiraciones de Navarro, a partir de ese momento Balbina no contó con los recursos para gobernar.

No tengo pruebas de ello. La de Balbina fue una victoria pírrica contra Navarro, un empate técnico. Lo que sí puedo probar es que obligaron a Juan Carlos a reconocer su derrota a muy tempranas horas de ese día, cuando aún no se había instalado la Comisión de elecciones. Tuvo que reconocer que había perdido por 12%. Tres días después, nos enteramos que Navarro perdió por un 4%, que en la práctica es un empate técnico, sin contar los votos de la comarca. El partido ya estaba dividido. Por imposiciones de la dirigencia, Balbina se vio impedida de nombrar a Navarro como su vicepresidente. En esos tres meses de espera, en que Torrijos dejó prácticamente abandonada a Herrera, muchos líderes decepcionados por los resultados electorales, también desertaron de apoyar la candidatura del PRD.

Eso es correcto. Ante la debacle de esta derrota abrumadora, en otras naciones más civilizadas y democráticas, otros dirigentes hubieran renunciado. Ahora viene la etapa de controlar el partido en la oposición. La dirigencia debe renunciar para salvar el torrijismo y el partido. Este mismo CEN fue el que le entregó a Mireya los usos de los dineros del Fondo Fiduciario, es el mismo que nos manchó con el tema del CEMIS. Un CEN que se ha dedicado a hacer negocios y no a hacer partido.

Lo que busca es gobernar un partido en oposición con ocho convidados de piedra para negociar bajo la mesa los votos de nuestros diputados y castrar el partido a cambio de prebendas y negociaciones secretas con el gobierno de turno como se dio desde 1999 hasta el año 2004.