Los políticos lucen como excursionistas

PERIODISTA. N adie es ajeno a las tendencias que marca la moda, mucho menos nuestros políticos. Estar ‘in’ puede ser algo que te conect...

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N adie es ajeno a las tendencias que marca la moda, mucho menos nuestros políticos. Estar ‘in’ puede ser algo que te conecte con futuros votantes. Al menos así lo ven algunos. Por eso, para carnavales no es raro ver a los políticos bailando los pasos de moda, ya sean reguetón o passa passa. En patronales de algún pueblo, se les verá con sombrero a la pedrá y hasta con cutarras, y todos, pero todos, saben bailar un tamborito.

Vestir a la última también se incluye en el paquete, y esto lo han comprendido muy bien todos los que en estos momentos se identifican con Columbia: Una marca que ofrece ropa a aquellos que practican deportes al aire libre como pesca y montañismo. Sus modelos son muy característicos: anchos, con grandes solapas, infinidad de bolsillos para llevar todos los accesorios que se necesiten en la próxima aventura, son confeccionados con materiales de alta tecnología que permiten un secado rápido y protegen de los rayos ultravioleta y, por último, son costosas, por ende, símbolo de estatus.

Será muy difícil que veamos a algunos de nuestros políticos liderando una excursión en el volcán Barú o una caminata de 5 horas por la ruta de Victoriano Lorenzo; sin embargo, los veremos luciendo como excursionistas en sus convenciones partidistas y claro, en todas aquellas visitas a pueblos lejanos donde se mide el trabajo que se realiza con la cantidad de sudor que se pega en la camisa. Sí, hay que sudar, pero no se puede perder de vista la imagen.

Los políticos lucen todos como excursionistas, pero habría que consultarle a los excursionistas si a ellos les agrada la idea de ser confundidos con políticos. Este es el caso Columbia, hace ya varios años, el turno fue de Tommy Hilfiger que se convirtió en el uniforme de campaña de El Toro. Los del PRD lucieron muy guapos y distinguidos, pero el resto de la población abandonó por años el deseo de usar la marca. ¿Quién quiere verse uniformado? ¿Quién quiere que lo relacionen? Nadie. Por esa misma razón las guayaberas dejaron de estar de moda por más de una década. Nadie quería que lo confundieran con un guardaespaldas.

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