La vergüenza

El discurso de Martinelli fue contradictorio. Pensé que con su mensaje de concordia ante el estrado nacional enviaba un mensaje, pero persistió su política de confrontación, que parece una cosquilla permanente que no se le va a quitar hasta cuando no acabe su mandato.

Nosotros, los periodistas, siempre hemos intentando mantener un diálogo de altura con el gobierno, pero de ellos no hubo intención. Hubo burla con la Iglesia y con la sociedad civil, que iban a mediar.

Por eso, la escena en la Asamblea Nacional avergüenza no solo al periodismo nacional, sino a todos como país. El presidente perdió una gran oportunidad de mostrar cómo ha sido su gestión. Pero no lo hizo. Lo que intentó fue como si te dieran un helado y te lo estrellaran en la cara.

No podemos digerir los logros del gobierno de la forma tan grotesca con la que nos los han presentado.