De toros, perros, y gatos. El PRD alista su campaña de cara al 2019

Actualizado
  • 26/07/2015 02:00
Creado
  • 26/07/2015 02:00
El ‘partido de Omar' ha arrancado extraoficialmente su proceso político rumbo a las elecciones próximas del 2019

Por un lado un toro, imponente, que se acerca con firmeza y asusta con su sola presencia. Por el otro, un gato astuto, sigiloso, que se mueve con certera precisión. En el fiel de la balanza, un perro, leal y con lujoso collar: el de sus servidumbres de raza y clase, pero con aspiraciones propias. Todos coinciden en el alma mater común, el Partido Revolucionario Democrático (PRD). Con algunos cambios previsibles, son los primeros en tomar posición en la línea de partida para el aún largo camino presidencial 2019.

En el más grande de los colectivos —el 37% del padrón electoral de mayo pasado— la lista de "presidenciables" ya se ha empezado a definir. Son las figuras de más peso las que toman más riesgos de exposición. "El Toro" (Ernesto Pérez Balladares), "El Perro" (Samuel Lewis Navarro) y "El Gato" (Benicio Robinson) no le tienen miedo al desgaste.

En la escena aparece también, sin salir aun de la caja, "El muñeco que pasea" (Martín Torrijos), que ha demostrado saber promoverse con muy buenas campañas y cuyo valor coyuntural es ser uno de los puentes con Juan Carlos Varela, el gobernante que, a su vez, se ha dejado colgar el apodo ‘tortugón".

A PASOS LENTOS

La autoridad indiscutible, acorde con su "altera ego", se la lleva el , ‘El Toro', Ernesto Pérez Balladares se ha dicho el punto de cohesión de la formación, fragmentada desde los malos resultados de las pasadas elecciones presidenciales, en 2009, que se achaca al poco acierto en la elección del candidato, un desafortunado "Bin bín"(Juan Carlos Navarro), que ni voló ni se quedó en el nido.

Constitucionalmente Pérez Balladares puede aspirar desde hace seis años por la Presidencia de la República. En el colectivo lo consideran uno de los líderes de cuadros y lo valoran en función de su trabajo para la reconstrucción de la formación después de la caída de la dictadura militar, en 1989. Cinco años después, el PRD estaba en el poder, nuevamente. Y él, era presidente.

Sin embargo, antes de pensar en cualquier candidatura, ‘El Toro', dicen los analistas, debe preocuparse por un viejo fantasma: el caso Lucky Games. Después de tres años deliberando, la Corte Suprema de Justicia ordenó la reapertura del expediente en el que el exmandatario es acusado de blanqueo de capitales.

LUCHAS EN SILENCIO

‘El Toro' ha buscado aliados. O, Paciente, ha decidido no pisar muchos callos. En el partido lo miran más cerca de ‘El Gato' Benicio Robinson, que sentado en el trono de la formación, la comanda a pesar de las fracturas. Como buen gato, Robinson parece siempre caer de pie. Se coló en la dirigencia del PRD cuando la victoria de Juan Carlos Navarro, en 2012, parecía predecible. Eran los tiempos de la acaparadora ‘ola azul', con la que el ‘Binbín' se ungió de candidato.

Con Navarro y su cántico político fuera del escenario principal, Robinson se quedó con el control del PRD. En el colectivo han dado por ciertos sus vínculos con el gobierno de Ricardo Martinelli y sus coqueteos con el de Juan Carlos Varela. Parece estar en todas partes.

Ajeno a esos cuestionamientos, ‘El Gato' se mueve con velocidad dentro del partido que ideó Omar Torrijos y busca una reforma que lo consolide como el líder indiscutible, el dirigente de la facción ‘dura'.

‘En ninguna de las facciones habrá oposición', explicó el politólogo Richard Morales en un análisis de La Estrella de Panamá esta semana.

¿Por qué? ‘El Gato' ha conseguido lugar en comisiones claves de la Asamblea Nacional: Presupuesto, Credenciales y Gobierno. En todas, el grupo del PRD que lidera tiene el 30%. Factor suficiente, dicen los expertos, como para poder ‘negociar'.

CAMPAÑA DISIMULADA

En el otro extremo, Samuel Lewis Navarro, "El Perro", maneja otros tiempo. Con tranquilidad extrema sopesa sus pretensiones políticas. En 2012 ya renunció a sus aspiraciones de candidato presidencial tras comprobar que Navarro, su primo hermano, parecía tener más apoyo popular. Y la misma decisión tomó en 2008 a favor de Martín Torrijos, apellido que pesó más.

Lewis Navarro toma sus apodo de la estrecha relación con su padre, Gabriel Lewis Galindo, uno de los diplomáticos que negoció en 1977 con Omar Torrijos (padre de Martín) los Tratados Torrijos-Carter, para la devolución del Canal.

‘El Perro' se proyecta aun en el bando de Torrijos (de quien llegó a ser primer vicepresidente). Este mes de julio, poco después de la controversial elección de la directiva de la Asamblea, se les vio juntos, almorzando, en una cita en. La que también estuvo Yassir Purcait, un exdiputado que se opuso férreamente al gobierno de Martinelli.

Los perredistas liderados por Robinson sostienen queTorrijos es la figura detrás de la bancada ‘disidente' que apoyó al oficialismo el 1 de julio. Pero Lewis Navarro, leal, salió al combate: ‘el PRD debe revitalizarse (…) Benicio Robinson se desenmascara y promueve arreglo con CD'.

Para algunos, Lewis Navarro es la figura presidenciable de los clanes anti Robinson, en los que también figuran el Movimiento de Refundación y el exdirector de la Policía Rolando Mirones.

Sin embargo, la lucha entre toros, perros y gatos debe superar aun un difícil combate, el segundo semestre del próximo año, cuando la dirigencia del PRD convoque a elecciones internas, la primera prueba con puntos de esta larga carrera hacia la presidencia que el partido no puedo e perder por elegir mal a su candidato.

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LAS OPCIONES PERREDISTAS

El 12 de julio pasado, el Directorio aprobó la renovación del PRD

137 directores votaron por la propuesta de los ‘disidentes' de llamar a elecciones internas el 22 de mayo de 2016.

145 directores se decantaron por el plan de los aliados de Benicio Robinson de elegir a la nueva directiva del partido el 30 de octubre de 2016.

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