Invasión: tres tesis principales y otras subsidiarias

Panamá, se preparaba para las fiestas navideñas. Muchos pensaban que no había un clima propicio para la invasión de los EUA.

En ese ambiente de buenos deseos era impensable una acción militar contra Panamá. En las últimas horas del 19 de diciembre y las primeras del 20 los EUA ejecutó lo que bautizó como ‘Just Cause ' (Causa Justa).

Los invasores emplearon 26 mil soldados y utilizaron armas modernas. La invasión del 20 de diciembre de 1989 es una herida sin restañar y mucho menos olvidar.

A mi juicio son tres tesis centrales que ayudarían al estudio de la invasión ordenada por el Presidente Bush (padre) a Panamá.

LOS NEOCON AL PODER

La primera tesis está referida a la ofensiva ultraconservadora en los EUA y el mundo. En noviembre de 1980 ganan la presidencia estadounidense el dúo Reagan-Bush.

Su misión inmediata fue negar la política impulsada por el derrotado Jimmy Carter. Deciden derrocar a los sandinistas en Nicaragua; evitar el triunfo de la guerrilla salvadoreña y, en el caso de Panamá, anular los Tratados Torrijos Carter.

No tolerarán disidencias al nuevo modelo económico hegemónico. Sospechosamente, en accidentes de aviación perecen (1981) el Presidente Roldós del Ecuador (mayo); el General peruano Hoyos (junio) y, en Panamá el General Torrijos (julio).

DIVISIÓN ENTRE LOS MILITARES PANAMEÑOS

La segunda está determinada por la insana división en las FFAA de Panamá.

El asesinato del General Torrijos fue oportuno para quienes deseaban sumar a Panamá a la escalada guerrerista centroamericana y utilizar impunemente las bases militares estadounidenses en las riberas del canal y convertirlas en centro de apoyo logístico, entrenamiento y de inteligencia para apoyar a la llamada contra nicaragüense que fue organizada, financiada y equipada por la CIA.

Despreciando esa realidad, cuatro coroneles de la entonces Guardia Nacional complotan en marzo de 1982 para repartirse el poder.

Defenestran al Comandante Flores y, posteriormente, obligan a renunciar al Presidente Arístides Royo. Se fue por el caño el repliegue; mientras, que el PRD, fundado en 1979, sin tiempo para madurar quedó subordinado a los liderazgos efímeros de los militares. Solo se mantuvieron Noriega y Díaz Herrera pero en una larvada lucha por el poder.

EL ESCÁNDALO IRÁN CONTRA

La tercera es el develamiento del apoyo ilegal a los nicaragüenses efectuada por la Revista estadounidense Newsweek. Esto obligó al Congreso a prohibir las acciones encubiertas de la CIA. Minan los puertos de Nicaragua provocando la reacción senatorial ya que riñe con la potestad legislativa de ordenar acciones de guerra.

Evaden la prohibición senatorial y se refugian en el Consejo Nacional de Seguridad y continúan con sus acciones ilegales.

Procurando recursos financieros recurren entre otros a Arabia Saudita, empresario cervecero como Coors, traficantes de armas y a los narcotraficantes colombianos. El responsable de esa operación es el coronel Oliver North.

Uno de los primeros en denunciar el tráfico de armas y drogas fue el Doctor Hugo Spadafora ( La Prensa , marzo de 1984). Operación que él se la atribuyó al general Noriega. Volvió a insistir en 1985 días antes de su decapitación.

Reagan se reeligió en 1984 arrolladoramente. Esto alentó a la impunidad. Sin embargo, el 21 de diciembre de 1985 los periodistas Robert Parris y Brain Berger denuncian en el Miami Herald el tráfico de drogas para financiar la contrarevolución nicaragüense. Por eso Reagan necesita un chivo expiatorio. Convenientemente le filtran en junio de 1986 al periodista del NYT , Seymour M. Hersh los vínculos de Noriega con drogas, armas y lavado de dinero.

Otros tres hechos acaecidos en 1986 desnudan las operaciones encubiertas en Centroamérica e Irán. 1) En octubre derribaron los sandinistas un avión de la CIA e incautan documentos comprometedores, 2) En noviembre la Revista libanesa ALSHIRAA denunció la venta de armas a Irán. Y 3) Igualmente el diario español El País publicó la detención en el aeropuerto de Madrid de dos diplomáticos estadounidenses portando valijas con cinco millones de dólares. Había que resguardar la dupleta Reagan-Bush y sacrifican a todos los operadores del Irán Contra y los sometieron a los tribunales desde marzo de 198

Meses después en junio de 1987 se rompió la alianza Noriega-Díaz Herrera. Díaz Herrera reaccionó a su abrupta jubilación imputándole a Noriega el asesinato de Spadafora, el tráfico de drogas e intenta sumar a los arnulfistas al auto inculparse con el fraude electoral de mayo de 1984. Siguiendo el patrón filipino se activó de inmediato la Cruzada Civilista y las protestas callejeras.

TESIS SUBSIDIARIAS

Una: División y Debilitamiento Político. El cerco contra Noriega debilitó la alianza con el Partido Republicano y el Liberal. En febrero de 1988 los fiscales estadounidenses le formulan cargos a Noriega. Veintiún días después el Presidente Del Valle decreta su destitución y se refugia en una base militar estadounidense y desde allí se asila en los EUA.

Dos: La fractura militar. La primera se dio en marzo de 1988 con el frustrado alzamiento del coronel Macías. Sin embargo la rebelión de mayor repercusión fue el 3 de agosto de 1989 promovida por el mayor Giroldi, dolorosamente fueron arbitrariamente fusilados.

Tres: Incapacidad para recomponer la alianza político electoral. Con serias debilidades se encaró las elecciones de 1989 y sin una valoración objetiva de las circunstancias nacionales e internacionales, se pretendió retener el poder. No había manera de ganar esas elecciones.

Cuatro: Los EUA optan por la invasión. Todos los intentos de negociar una salida de Noriega se descarrilaron. Pensar que podían salvar a Noriega sin salvar previamente a los implicados en el Irán Contra, fue una ingenuidad imperdonable. La decisión de invadir se anunció en julio cuando relevan al General Woerner, del Comando Sur, por el General Thurmann. También hubo panameños que realizaron ‘lobby' para propiciar la invasión.

La invasión la fabricaron. Montaron una doble provocación el 16 de diciembre. Una, con un vehículo que embistió un retén y al intercambiar disparos informan de la muerte de un oficial estadounidense. La otra, fue la acusación del Teniente Adam Curtis y su esposa Bonnie, quienes se quejaron por la golpiza y el acoso sexual.

De esta manera divididos, desmotivados y carentes de una estrategia de combate se imposibilitó convocar voluntades, movilizar y organizar a los panameños para la defensa de la soberanía. Aun así se peleó y los que lo hicieron merecen nuestra admiración.

Por último, todos los panameños en su gran mayoría perdimos con la invasión. En la actualidad tenemos una sociedad enferma y en donde se siembra muerte por doquier. Pese a ello mantenemos la esperanza en que los panameños podamos consensuar un proyecto nacional que supere el hambre y la pobreza. Los retos del presente y del futuro exigen que así sea.

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‘La invasión del 20 de diciembre de 1989 es una herida sin restañar y mucho menos olvidar'

LUIS NAVAS P.,

CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO

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