Los derechos humanos y las conductas antisociales

Actualizado
  • 11/05/2017 02:00
Creado
  • 11/05/2017 02:00
Pareciera que el hombre de nuestros tiempos se está vendiendo al mejor postor, traicionando de esta manera sus propios ideales.

La vigencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) constituye un innegable progreso en la prevención de los Derechos Civiles que por su forma de protección es importante para la criminología en la distinción entre lo criminalizable o no.

Sin lugar a dudas, la prevención de los sujetos en riesgo está en la educación, el fortalecer el sistema de valores, la comunicación y la solidaridad familiar.

En el estudio de los Derechos Humanos la tesis mayoritaria es aquella que considera que estos derechos son inalienables, por la propia naturaleza del hombre e impuesto como una obligación por el poder político. El ordenamiento jurídico no crea los Derechos Humanos que tienen su base en los valores, que son anteriores a la norma, simplemente los reconoce. Los Derechos Humanos es patrimonio de todos los habitantes de la tierra y ningún hombre puede sentirse exento de la responsabilidad de hacerlos prevalecer incólumes.

Los valores existen, pero carecen de una base material por tanto ‘no son, sino que valen'; es decir, son perspectivas. Los valores morales conllevan una serie de derechos y deberes, por tanto, se aprecian en la conducta individual cuando distingue entre el bien y el mal o perjuicio que pueda afectar a una tercera persona.

Los valores sociales se aprenden y tienen relación íntima con las costumbres y al darle mayor importancia a los valores como medio y no como fin ha dado como resultado una desvalorización de la vida que se manifiesta en la violencia como secuela de la incapacidad de mirar el quehacer diario desde una perspectiva de paz y solidaridad.

La validez de los valores no está en ellos, sino en las personas que solo lo ponen en práctica cuando ellos –los valores- convienen a sus intereses. Pareciera que el hombre de nuestros tiempos se está vendiendo al mejor postor, traicionando de esta manera sus propios ideales.

Los derechos Humanos y las leyes rigen la convivencia de los hombres en libertad como derecho fundamental en la legislación nacional existen una serie de conductas humanas que al ser contrarias a las leyes son merecedoras de una sanción, pero también es cierto que a los responsables se les debe mantener y respetar su libertad corporal.

La delincuencia y el crimen se hace cada vez más incontrolable, se dice que por falta de castigos ejemplares, la complicidad y el temor de la sociedad, el padrinazgo y la influencia de algunos funcionarios y políticos que lo que buscan es el apoyo político en un momento determinado.

En apariencia existe un estamento público que controla los derechos a la vida y la justicia frente a la ola de crímenes y delincuencia, muchas veces se encuentran con la presión de los Derechos Humanos. Otra de las limitaciones con que se enfrentan los estamentos públicos es el que la ciudadanía tampoco contribuye o aporta pistas y testimonios por temor a las represalias en otras ocasiones porque dichas acciones delictivas pueden estar recibiendo beneficios económicos, o por amenazas y por guardar silencio.

En la defensa de los Derechos Humanos encontramos situaciones contradictorias en el caso de las retenciones por parte de la policía y los allanamientos sale la familia y vecinos en defensa de los supuestos delincuentes como víctimas de la policía y las autoridades, sin embargo, la policía en el desempeño de funciones como garantes de la vida y bienes, honra y dignidad de la comunidad, en no pocas ocasiones han llegado al abuso de la fuerza física.

Cuando el detenido llega a un Centro Penitenciario empieza otra lucha, esta vez entre los Derechos Humanos y las autoridades exigiendo un trato humano, sin considerar lo que hicieron al victimizar a un sujeto en particular.

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