Quinta papeleta pro constituyente

Actualizado
  • 26/04/2023 00:00
Creado
  • 26/04/2023 00:00
Los panameños debemos afrontar este tema con la misma esperanza con que países con democracias más profundas encararon en su momento la renovación de su carta magna
Quinta papeleta pro constituyente

El tema de la quinta papeleta para preguntarle a la ciudadanía si desea una nueva Constitución ha resurgido en la opinión pública y ganado apoyo a nivel nacional. Desde el presidente de la República, Laurentino Nito Cortizo, hasta precandidatos a la Presidencia, entre ellos González y Blandón, se han mostrado de acuerdo.

Los panameños debemos afrontar este tema con la misma esperanza con que países con democracias más profundas encararon en su momento la renovación de su carta magna.

Tenemos una Constitución con instituciones diseñadas en el siglo antepasado que no son funcionales en estos tiempos.

Es tiempo de redefinir ontológicamente al Estado panameño con una nueva identidad nacional y cultural.

Si tuviésemos que conceptualizar de forma muy general el tipo de Estado que tenemos hoy, lo definiríamos como un Estado-piñata ya que tiene un diseño institucional que permite e incluso favorece que sea percibido y utilizado por diversos sectores como una piñata a la cual asaltar cada cinco años.

Los panameños, como hicieron otros pueblos en el pasado que dieron el salto hacia el desarrollo, tenemos la capacidad para ponernos de acuerdo, sin ideologías, sin sesgos, con los intereses personales a un lado para otorgarle una nueva definición al Estado panameño y en su relación con los ciudadanos, ya que en esa relación Estado-ciudadanía yacen los fundamentos de una nueva y moderna democracia participativa.

Debemos inaugurar un Estado cuyo diseño favorezca y garantice eficiencia y transparencia, y enterrar en el pasado el actual Estado-piñata, o Estado patrimonialista.

El presidencialismo panameño, como parte esencial de nuestro modelo representativo, tiene raíces en los sistemas monárquicos del pasado que se han quedado enquistados en la cultura política, y es hora de buscar alternativas.

Las acciones de la empresa pública llamada Estado panameño han crecido 83% en los últimos 25 años, sin embargo uno de los factores que no han permitido que el crecimiento se traduzca en mayores niveles de desarrollo es la falta de un proceso ordenado de modernización de la gestión pública y la voluntad política para implementar una cultura de integridad pública.

Será vital dentro de este proceso devolverle a la ciudadanía el poder soberano sobre el Estado más allá del sufragio quinquenal, por medio de mecanismos de control ciudadano de la gestión pública y la rendición de cuentas.

Cuando decimos que necesitamos una nueva identidad nacional, es porque debemos transformar el “juega vivo” que nos ha caracterizado, por un nuevo código de valores. Esto lo podemos lograr si al momento de conceptualizar el Estado panameño construimos un nuevo sistema de integridad pública para el Gobierno Nacional.

Dentro del mismo ejercicio debemos proponer un cambio en la forma como percibimos las políticas públicas, para que sean realmente públicas, orientadas por resultados, con su debida evaluación y participación de los ciudadanos que se buscan afectar. Las políticas públicas deben ser transparentes y participativas en todo su ciclo de acción.

Debemos contar con un servicio civil profesionalizado y en permanente capacitación que no cambie drásticamente cada cinco años, y contar con un plan de descentralización y desconcentración que evite la concentración de la inversión en el área canalera.

La educación debe convertirse en un derecho social, y desde el sistema educativo debemos construir la democracia del futuro, una democracia participativa y deliberativa.

La finalidad política debe estar encaminada a construir una nueva gobernanza, no cualquier tipo de gobernanza, una que genere confianza en la ciudadanía. La confianza vitaliza el capital social y nos encamina hacia el desarrollo por medio de consensos sociales que hoy parecen imposibles.

También debemos revisar la relación Estado-ciudadanía en términos de límites al poder y derechos. La ciudadanía ha cambiado, no es la misma de hace 50 años, ahora tiene nuevas exigencias y el Estado tiene que adaptarse a ellas, no al revés.

El realineamiento del sistema de partidos como mecanismos primarios de participación es importante en ese paso hacia un régimen participativo. Los partidos políticos que son el principal medio de participación deben ser más ágiles en su organización y mucho más representativos; debemos mirar hacia democracias como la tica que tiene mecanismos mucho más incluyentes para que los ciudadanos puedan organizarse en partidos políticos.

Veamos este proceso con esperanza, la esperanza de un pueblo que ha madurado y que tiene la capacidad para dejar a un lado el peso que nos amarra al pasado y la capacidad para construir de forma horizontal un mejor futuro para nuestro país.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus