• 03/09/2008 02:00

Espinas y heridas políticas

Sin duda que la confrontación política que mantienen Juan Carlos Navarro y Balbina Herrera por un lado, y Juan Carlos Varela y Ricardo M...

Sin duda que la confrontación política que mantienen Juan Carlos Navarro y Balbina Herrera por un lado, y Juan Carlos Varela y Ricardo Martinelli por el otro, ha generado en los colectivos que representan más “espinas y heridas” que reconocimientos y medallas.

La actitud asumida por Herrera, de no apoyar la candidatura de Navarro para enarbolar su propia candidatura, si bien no estuvo circunscrita a las estrictas normas del protocolo político, no debe considerarse un “pecado”, ausente de toda posibilidad de perdón.

Nadie iría en contra de sí mismo y menos cuando se trata de intereses políticos. Y Herrera, aunque es “leal a morir” al PRD guarda una especial dosis de lealtad a sus principios y sueños políticos. Si bien la acción de la “Chola” no es la más “caballerosa”, tampoco puede considerarse como la más reprochable. A diario se escucha de políticos que renuncian a un partido político, práctica ya considerada normal.

Colectivos “enemigos a muerte”, como el PRD y el Partido Popular, hoy se sientan a la misma mesa en los atrios del máximo recinto electoral. Esto se debe a que la política evoluciona, porque se trata de números, inscritos, propuestas de trabajo, de vender ideas y sueño, aunque nunca se convierten en realidad.

Sin embargo, es entendible la actitud de Navarro, él abriga la idea de ser presidente desde hace mucho y siente que se puede quedar en la gatera. Empero, la acción de Navarro de atacar frontalmente a Herrera afecta tanto a Herrera como a todo el PRD. Dios quiera que las heridas se puedan sanar y que una vez culmine el proceso, “la Chola” y el “Bin Bin” puedan estrecharse la mano y convertirse en una sola fuerza política.

Pero si por el PRD llueve por la oposición no escampa. Las acciones asumidas por Martinelli contra Varela hacen más difícil la eventual unidad de la oposición y por consiguiente su posibilidad de gobernar. Al final las aspiraciones de Martinelli se hundirán en las arenas movedizas de su “inquebrantable terquedad”. Varela... enfrentará el proceso electoral con hidalguía y la esperanza de que en pleno “Siglo 21”, suceda un milagro de las mismas dimensiones de la “apertura del Mar Rojo”, que le permita llegar al “Palacio de las Garzas”, aunque sea en cayuco.

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