• 01/10/2008 02:00

Promesas... Una opinión

“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan”,Arnold Joseph T...

“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan”,Arnold Joseph Toynbee.

El 9 de septiembre asistí a la conferencia: “La Integración y el Desarrollo Democrático de Centroamérica” , dictada por el Dr. Sergio Ramírez Mercado; exposición magistral, harto recomendable, particularmente para los candidatos a puestos de elección, porque conforme apareciera en una nota periodística posterior, el ilustre visitante dijo: “los líderes centroamericanos no deben renunciar a defender y fortalecer la democracia en la región, que está amenazada por el autoritarismo, el narcotráfico y la corrupción”. En nuestro país, mediante un procedimiento diametralmente opuesto a los principios democráticos, el ciudadano presidente aprobó una serie de decretos que legitiman el autoritarismo.

Se preguntó Ramírez: “¿Por cuánto tiempo seguiremos participando en elecciones de mercado? Es decir, las elecciones en las que los candidatos se ofrecen envueltos en el más atractivo de los empaques, y cuando abrimos esos empaques publicitarios, nos encontramos con un producto adulterado”. Valga advertir que en su brillante disertación el conferenciante se refirió al Informe de la ONU sobre la Democracia en América Latina del 2006, y entre otros aspectos señaló: “De lo que los electores están cansados, dice el informe de las Naciones Unidas, es de promesas. Un 65% piensa que los candidatos no cumplen sus promesas, porque mienten para ganar las elecciones, es decir, los juzgan culpables de un engaño deliberado. Y si hiciéramos un análisis comparativo de las promesas electorales desde que empezamos a elegir a comienzo de los años ochenta del siglo pasado, encontraríamos que esas promesas siguen siendo las mismas, no importa el partido político a que pertenece el candidato, ni su ideología”. El pasado torneo electoral está — o debería estar — muy fresco en la memoria de la mayoría del electorado, como para olvidarnos de las promesas hechas por el mandatario cuando fuera candidato.

Ramírez planteó además la necesidad de fortalecer la participación ciudadana; “la ciudadanía se vuelve plena cuando la sociedad es capaz de generar instituciones respetables y maduras que no pueden ser avasalladas ni burladas por quienes ejercen el poder”. “El mayor peligro que corremos no es ignorar, ni despreciar, las bondades de la democracia, sino creer que la democracia no es asunto nuestro, sino de aquellos a quienes, cada vez con mayor desconfianza, llamamos los políticos” , como casta aparte, y les dejamos esa herramienta colosal, que sólo sirve si está en manos de todos. En efecto, la participación ciudadana es determinante para generar los cambios que la sociedad requiere, y es justo en este contexto que la Red Democracia Ciudadana mantiene la lucha por la derogatoria de los ominosos decretos que no sólo vulneran claras garantías constitucionales, sino que, sobre todo, con la legitimación del autoritarismo, vía concentración del poder, llegado el momento y a criterio del capital financiero internacional, permitiría el retorno “legalizado” al poder, de los militares.

Es absurdo que varios grupos de ciudadanos, separados, protestemos contra tales decretos, cuando lo sensato, estimo, sería procurar la unidad de todas las organizaciones comprometidas con la democracia, porque como lo advirtiera Tácito, el célebre historiador romano, “mientras luchan por separado, son vencidos juntos”. En este objetivo supremo, estamos unidos o perecemos hundidos? ¿usted qué opina?

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