• 03/10/2008 02:00

Miles leyes, miles males

De las entrañas engañosas de la sociedad de postgrados y maestrías, donde no sabemos entre subsidiados negocios cuál es más rentable, la...

De las entrañas engañosas de la sociedad de postgrados y maestrías, donde no sabemos entre subsidiados negocios cuál es más rentable, la lucrativa política o la docencia titular, emerge dominante la ignorancia triunfante que impone su razón al tenor de la necesidad agobiante.

De tantas Leyes y un país donde no bastan, hubo después que idear “decretos leyes”, no contentos nacieron “de gabinete”; insuficientes todos, sus reglamentos vía “decretos ministeriales”. Tarde aprendimos que la ley inconveniente al bribón, no vale sin aquel. ¡Transparencia y Derecho, desconocidas instituciones!

El asunto policial rompe toda regla del derecho propiamente. El mal hecho y el derecho encuentran su mejor coyuntura aquí, realidad de facto en la sociedad a quien deben proteger por obligación y lo que hacen es embrutecerla con sus intromisiones. La policía se mete en todo lo que no debería e ignora todo lo que debe.

Ya lograron casas allanar, vehículos requisar, cartera y documentos decomisar, su pena de muerte incrementar, más sus responsabilidades mitigar. Encantadora Policía Nacional, los enemigos de la comunidad y amigos de cada maldad. Les preocupa el tránsito vehicular, “la juventud” domesticar, y de todos tienen potestad de sospechar. Cada día al abogado se empeña en despreciar, pues su trabajo dicen no es legal. Mientras, la DRP escondida. En este “Estado”, policías tienen más autoridad que un papá, más palabras que el letrado, más libertades que la Constitución y más garantías que un imputado.

¿Qué hacemos con tantas leyes y reglamentos que no cumplen su verdad?

Hablo de nuestra justicia endeble, donde resulta sacrificante lo que al parlamento de muchos inútiles pagamos, para obtener las peores regulaciones; mismas que configuran un sistema donde cualquier ejecutivo incauto, quinquenio tras quinquenio, de financiado subsidio electorero, puede por su parte todo orden jurídico derogar y obsequiarnos la anarquía y el rencor en que vive nuestra más pobre sociedad.

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