• 28/10/2008 01:00

Dignidad de los adultos mayores

A finales de 2002 y en ocasión del Día Mundial de los Discapacitados, el ex presidente de Francia, Jacques Chirac, encomendó a la recono...

A finales de 2002 y en ocasión del Día Mundial de los Discapacitados, el ex presidente de Francia, Jacques Chirac, encomendó a la reconocida filósofa Julia Kristeva un análisis de la cuestión de la discapacidad en el país galo.

Ella, en vez de un Informe, prefirió publicar una “Carta Abierta al presidente de la República”, dando fe de la situación de los ciudadanos franceses discapacitados (Fayard, 2003).

Kristeva tomó partido por los discapacitados, enmarcando la cuestión dentro de “el sufrimiento”, es decir, sí puede hablarse de una X cantidad de personas que “sufren” discapacidad o están en situación de discapacidad, como también ella se refiere al tema.

Lo que resulta aberrante es referirse a la discapacidad como si se tratara de la plata: “se tiene o no se tiene”.

Ya que al forzar dicho argumento hasta sus últimas consecuencias, nos topamos con el fantasma de la “minusvalía” o los “disminuidos”, “impedidos”, como ya sabemos se catalogó en cierto momento a la situación de estos ciudadanos.

¿Qué posibilidades reales existen hoy día para avanzar a una Convención de protección de derechos de los adultos mayores, como un movimiento separado de la Convención para los Discapacitados, pero apoyándose igual, en todo el proceso que culminó con la adopción de esta última?

La propia Declaración de Brasilia, adoptada en diciembre del año pasado, no da pie para creer que se avanzará con pasos firmes hasta lograr un instrumento de protección de derechos para los adultos mayores.

Solamente trece —13— países de la región asistieron a la reunión de seguimiento que se celebró en septiembre pasado, además de Francia y España por el Viejo Continente.

Loa adultos mayores no queremos limosnas ni caridad oportunista... Reclamamos algo que nos hemos ganado, tan simple como eso.

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