• 04/11/2008 01:00

¿Obama ganó la Presidencia?

Cuando apareció en el escenario público hace poco más de un año, nadie daba nada por un político negro, en los 40, que apenas tres años ...

Cuando apareció en el escenario público hace poco más de un año, nadie daba nada por un político negro, en los 40, que apenas tres años antes había llegado al Congreso como senador por el estado de Illinois. Se trataba de Barack Obama.

Con todo en contra y frente a figuras paradigmáticas de su partido, decidió emprender la imposible carrera por la nominación demócrata a la Presidencia de EEUU. ¿Quién iba a imaginar que un recién llegado le pudiera arrebatar la nominación presidencial demócrata a Hillary Clinton?, algo que parecía corresponderle por derecho propio a la pareja que había tomado las riendas del Partido Demócrata desde hacía años.

Desde atrás y con la idea de cambio como propuesta central, Obama fue haciéndose notar y cuando llegó el momento de los debates televisados, la polarización era evidente entre la estrella ascendente de Obama y la reinante de Hillary. En ese entonces ya no había espacio para otros.

Cuando fue más evidente el desafío que planteaba Obama, entró en escena el carismático ex-presidente Bill Clinton, pero ya era tarde, la “obamomanía” era una realidad y no había manera de hacer cambiar el curso de los acontecimientos. Luego vino uno de los momentos más amargos de la pareja Clinton, fue cuando comenzaron a verse abandonados por sus aliados. Marcó la pauta Bill Richarson, considerado su incondicional, ex secretario de Energía y ex embajador ante la ONU del presidente Clinton. Luego vinieron otros, pero el más significativo fue el senador por Massachusetts y patriarca del Clan Kennedy: Ted Kennedy, esa fue la estocada final. A partir de allí ya era sólo esperar la nominación en la Convención Demócrata de Saint Paul, como en efecto se produjo.

La campaña demócrata del 2008 seguramente será recordada como una de las grandes apoteosis del partido azul. Con concentraciones multitudinarias, no sólo en EEUU, sino en Berlín, como en los tiempo de J. F. Kennedy. En América Latina, los eternos opositores cubanos-mayameros, al régimen fidelista y los fieles seguidores de Castro en la Isla, por primera vez coinciden; incluso el presidente venezolano Hugo Chávez parece que se quedará sin uno de sus temas preferidos: descalificar a los gringos, pues sin ocultarlo mucho, las simpatías van por Obama. En fin, la idea de cambio la supo vender Obama, quien ha hecho una campaña electoral admirable, que sin duda ya ganó. Sin dejar de reconocer que John McCain ha sido muy buen rival, con todo y el pesado legado de Bush, Cheney, Sarah Palin, la guerra en Irak y Wall Street a cuestas.

Las encuestan, desde hace días perfilan un ganador y horas antes del cierre de los centros de votaciones, Obama confirma que las intenciones le favorecen. Pero, las elecciones no se ganan con intenciones, sino con votos y entonces surge la gran pregunta: ¿EEUU está preparado para tener un presidente negro? La respuesta no la darán las encuestas, sino las urnas. Eso lo saben los estrategas republicanos. Por ello sus últimos mensajes apuntan a resaltar que América no está en condiciones de hacer experimentos o saltos al vacío, léase votar por Obama. En la recta final, cuando aparentemente todo está permitido, seguramente aflorarán temores, viejos atavismos y prejuicios que pudieran o no prevalecer sobre la idea de cambio que está en juego, entonces se sabrá si los EEUU están o no preparados para tener un presidente negro.

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