- 21/12/2025 00:00
Jubilados siguen laborando en perjuicio de nuestra generación joven
Por sentencia de nuestra Corte Suprema de Justicia del 2007, es inconstitucional el requisito de tener que dejar de trabajar para jubilarse, por lo que los jubilados pueden continuar laborando y al mismo tiempo seguir cobrando su pensión, en perjuicio del futuro de nuestra generación joven.
Es desgarrador y deprimente lo que los líderes de nuestro país le están haciendo a nuestra juventud, y ver que ese sistema injusto haya llegado tan lejos, enfrentando a una generación contra la otra simplemente porque muchos jubilados no quieren abandonar sus puestos de trabajo.
¿Es justo que nuestra generación joven pague por la falta de preparación o la avaricia de la generación anterior, que tuvo muchas décadas para planificar su jubilación? En el pasado jubilarse era una necesidad – no una opción.
Las generaciones pasadas automáticamente pasaban el bastón a la siguiente generación al jubilarse. Eran conscientes de que después de los 60 años aproximadamente, el nivel de energía de la mayoría de las personas no es el mismo y que tienen menos comprensión de los nuevos avances tecnológicos que los jóvenes; además, reconocían el daño que causarían a los jóvenes al absorber recursos de las generaciones más jóvenes, lo que tendería a contribuir a las dificultades que tienen los jóvenes para formar una familia, desarrollar una carrera profesional, financiar una vivienda y jubilarse, entre otras cosas.
Pero nuestra egoísta generación actual de jubilados simplemente no se irán con esa gallardía tras años en altos puestos en empresas y entidades gubernamentales, agotando los fondos de pensiones y obligando a nuestros jóvenes a trabajar muchos años más para poder acogerse a la jubilación mientras afrontan un aumento constante en sus aportaciones para la jubilación.
El diario El Panamá América del 23 de Febrero 2025 publicó lo siguiente: “Según el presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (Cciap) Juan Alberto Arias, más del 70% de los panameños siguen trabajando después de su jubilación.”
Mientras datos de la Caja de Seguro Social revelan que aproximadamente 1,645 personas ingresan mensualmente al sistema de jubilados y pensionados.
La edad actual de jubilación en Panamá para las mujeres es de 57 años mientras para los varones es de 62 años, sin embargo, las reformas a la entidad contemplan un aumento de 3 años para ambos sexos, quedando las damas en 60 años y los varones en 65.
Por otro lado, una gran cantidad de nuestros jóvenes ven a los actuales jubilados que siguen laborando mientras cobran sus pensiones, como culpables de su situación grave de desempleo. No pueden cotizar a la CSS y se ven obligados a buscar formas de “trabajar las calles” para ganarse la vida por medios no tradicionales y de alta presión para poder sobrevivir y mantener su familia, mientras los jubilados continúan laborando en un círculo vicioso que perjudica primeramente las posibilidades de jubilación de los jóvenes quienes deberían estar robusteciendo los fondos de la CSS como trabajadores de reemplazo o sustituto.
El auge en nuestro país de los contratos a corto plazo o temporales, el trabajo por encargo o el emprendimiento de subsistencia ha dificultado que algunos jóvenes adultos obtengan un ingreso estable y paguen sus cuotas de jubilación, al tiempo que enfrentan la ansiedad de una situación económica inestable en el país que obliga a parte importante de nuestros jóvenes a vivir el día a día.
Sin duda, muchos jubilados siguen trabajando por necesidad, mientras que muchos otros continúan haciéndolo simplemente para mantenerse activos y conservar relaciones sociales que no quieren perder, sobre todo porque no se prepararon para la jubilación, en detrimento de los jóvenes que enfrentan un aumento vertiginoso en el costo de la vida, de la vivienda, educación de sus hijos y los servicios básicos.
Entiendo que las cosas no son fáciles para muchos jubilados, pero defraudar a la próxima generación no es la solución. Definitivamente debería existir una edad de jubilación obligatoria, como en muchos países europeos, lo que significa que hay jóvenes de entre 25 y 30 años allá fuera con una excelente formación académica esperando a que su carrera despegue; además, muchas empresas están perdiendo jóvenes talentos que ven truncada su capacidad de progresar y que pueden realizar el trabajo a un ritmo mucho más rápido y, quizás, más eficiente.
Quizás debería existir al menos, un límite en la cantidad de empleados jubilados que una empresa o entidad gubernamental pueda contratar o mantener, para dejar espacio a la población joven, ya que una fuerza laboral envejecida puede reducir potencialmente la capacidad de innovación de una empresa, mientras los jóvenes aportarán nuevas habilidades e ímpetu, perspectivas frescas para superar las brechas tecnológicas que conducirán a mayor innovación y adaptabilidad para las empresas en ésta nueva era de inteligencia artificial y crecientes avances tecnológicos.
Da la impresión que solo les queda a nuestra generación de jóvenes tomar la calle y protestar por todo ese abuso ante el gobierno y la Asamblea Nacional de diputados para que se legisle una nueva ley sobre jubilaciones que favorezca los intereses de nuestra generación joven, ya que muchos estudiantes universitarios recién graduados les resulta difícil iniciar sus carreras, lo que perjudica nuestra cohesión social al dejarlos atrás únicamente por discriminación laboral basada en la edad.