• 15/11/2008 01:00

Obama y Balbina: falso cotejo

El método comparativo es una estrategia que en Ciencias Sociales permite observar en un plano paralelo series análogas con la finalidad ...

El método comparativo es una estrategia que en Ciencias Sociales permite observar en un plano paralelo series análogas con la finalidad de establecer coincidencias y diferencias. Este no puede ser el caso, porque no se trata de similitudes.

Pretender ubicar en líneas equivalentes las figuras de Barack Obama y Balbina Herrera resulta un ejercicio osado, infructuoso, y cuando más una estulticia. Solamente intentarlo, como dijese alguien: “es perderle el miedo al ridículo”.

Situar el origen de ambos en un contexto caracterizado por condiciones traumáticas, y por ejemplo, hacerse del elemento somático, esto es “negro” por un lado, y “chola” por el otro, para concluir que las figuras aludidas están en un nivel de correspondencia es estrechar la visión de la eficacia comparativa, y de alguna manera, forzar apuradamente un producto que dista mucho del hombre que acaba de alcanzar la Presidencia de los Estados Unidos de Norte América.

A Barack Obama lo acompaña una sólida formación académica, una prolífera producción intelectual, una límpida imagen cultural y política, nacional e internacional, una decorosa vinculación con los suyos, es decir, una identificación plena con los negros a los cuales jamás abandonó, una clara inteligencia, carisma y excelente oratoria, tal y como lo reconoció Fidel Castro.

No sirvió nunca a ningún gobierno opresor, ni mucho menos atentó en contra de sus conciudadanos. Prefirió no mentir, y aceptar públicamente durante el foro civil, a propósito de la campaña presidencial, organizado por la congregación, Saddleback Church, haber consumido marihuana, cocaína y alcohol.

Tuvo el valor de alejarse de su mentor religioso cuando lo consideró oportuno, y en la disputa por la Presidencia fue elegante, aún cuando confrontó como político, sin llegar a la descalificación. Finalmente convenció, porque pudo más el ejemplo digno, que el discurso engañador. Es decir, se mostró auténtico.

Empero, no puede negarse en el caso Herrera la inexistencia de una producción intelectual, como tampoco reconocérsele una amplia ejecutoria en el campo académico, aún cuando esto no es lo es todo, pues el caso Evo Morales, demuestra que otras cosas son trascendentes para llegar y en verdad estar al lado de la gente.

No puede, soslayarse su íntima vinculación con los gobiernos de fuerza, responsables del ultraje, marginación, y atropello con alevosía, ventaja y premeditación en contra de un pueblo arrinconado. No se advierte clara inteligencia ni un discurso coherente — en la mayoría de las veces impreciso — como tampoco una autenticidad, pues plantearse ahora lo de chola para establecer una comparación, y en la campaña de lo del corazón, evidencia lo ayuno de un discurso que busca lo alegórico, más que lo esencial.

Pero bien, tanto Barack Obama como Balbina Herrera son mortales, lo que los lleva, eso sí a igualarse.

No obstante, las diferencias son abismales, sobre todo en el quehacer político, en la concepción que sobre ésta actividad pueda tenerse, en las ejecutorias públicas, en la seriedad, honestidad y compromiso con la gente, y sobre todo en ser auténtico, pues los ingresos económicos de Barack Obama, declarados seriamente, ascendían a millones, provenientes en su mayoría de las ventas de sus libros.

Siendo así las cosas, cualquier cotejo que se ensaye, entre Barack Obama y Balbina Herrera — por falso — es simplemente pernicioso.

-El autor es docente universitario.

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