• 19/01/2009 01:00

¿Por qué confundir los Leopoldos?

Martinelli pasó meses buscando, entre codazos de Unión Patriótica, Molirena y sus propios del CD, a un vicepresidente. Sorprendió a todo...

Martinelli pasó meses buscando, entre codazos de Unión Patriótica, Molirena y sus propios del CD, a un vicepresidente. Sorprendió a todos señalando a un buen panameño, humano, y a la vez toro viejo del criollismo electoral, jugado en 7 plazas, Leopoldo Benedetti. Los Mulino, Galindo, las Lucy’s escondieron lágrimas y despechos. Con un parto tan difícil, ya nominado unilateralmente por Ricardo, ¿qué le pasó a su mente que entre ‘flashes’ de una convención bulliciosa, le cambió el apellido a Benedetti por Neira, que no se parecen para nada?.. !Qué golpe al corazoncito del colonense! ¿Casualidad o un lapsus de la tecla de su subconsciente que le agradecía a Leo las bonitas encuestas?

¿Por qué en vez de equivocarse con un Bermúdez o Benedict quedó en Neira? Ricardo ha trepado con gran éxito en la escalera de los negocios millonarios privados. Le dio ganas de irse al gobierno. Saboreó las mieles del poder con dos mandatarios “tradicionales”. Les sacó el jugo a ambos. Apuntó entonces no a ministerios o cargos segundones, a ser rey, como ya era en negocios y millones. Hoy es gran accionista en muchas empresas, entre ellas la atractiva tevedós, la que su amigo Chinchorro le pasó a sus amigos cuando la usurpó de contralor.

En Buenos Aires tuve un vecino en Belgrano con el que amisté. Era publicista con énfasis en encuestas. Me dijo que las elecciones generales eran su premio mayor. Que cuando llegaban los comicios, el mercado se llenaba de demandas y billetes.

Era el momento, agregó, de hacer su agosto. Que llegados los clientes — candidatos, necesitaba ganarle a todos los que podía, y todo lo que fuera posible, cuidando no obstante la imagen de su empresa, que tenía que seguir bien posicionada pasadas las elecciones. Si un cliente — candidato poderoso necesitaba incluso una “ayudita técnica” él podía alterar temporalmente los resultados cuando aun faltaba tiempo para la votación. Pero, al irse acercando el día final, iba sincerando sus números para no quemarse. Eso costaba mucho billete, pero la ganancia o ventaja del que pagaba podía ser grande, porque las encuestas producen en las masas buscadoras de ganadores, un gran impacto en la psiquis colectiva, y pueden deprimir a los contrarios. Eso, me decía, se paga y se cobra bien caro. Pero dan resultados, agregaba.

¿Podría ser ese el caso del lapsus de Martinelli al olvidar el apellido Benedetti y soltar el que tenía en el disco duro de su subconsciente? Difícil creer que Leo Neira lo pudiera hacer, pero es un empresario, no un obispo. Teóricamente, es posible. Si hasta en la mayor democracia mundial, Bush le robó la elección técnicamente a Gore. Neira tiene un crédito impecable en aproximaciones a resultados electorales, pero un acomodo temporal de números, no tiene que ser imposible.

Fichas técnicas, métodos de colectar datos, son cosas que ni un 0, 1 por ciento de panameños entendemos bien. Puede ofrecer cualquier encuestadora “favoritos temporales” y al ir llegando la hora H, se sinceran los datos. ¿Cómo explicar luego esas diferencias grandes?

Bueno, “cambiaron los discursos, las percepciones, errores”, punto, no pasa nada. Creo en la seriedad de Leo, pero talvez, solo talvez, por allí anden las claves de la amnesia temporal de Martinelli. Por favor, ¡no seamos tan maliciosos¡. Amén.

-El autor es embajador de Panamá en Perú.homiliadiaz@gmail.com

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