• 20/01/2009 01:00

¿Y ahora quién podrá defendernos?

A la hora de votar lo cierto es que son muy pocos los que escogen al mejor candidato basado en propuesta, preparación o capacidad. El vo...

A la hora de votar lo cierto es que son muy pocos los que escogen al mejor candidato basado en propuesta, preparación o capacidad. El voto es algo más emotivo, casi afectivo. “Me cae bien”, “se ve bueno”, “es buena gente”, “lo conozco”, o “me conoce”, son razones que normalmente escuchamos. El votante muchas veces lo que espera es que su candidato le resuelva, lo ayude, o al menos tenerle acceso. Es, en el fondo, la síntesis del pregón del Chapulín Colorado, ¿y ahora quién podrá defendernos? Porque espera, el elector, que el elegido lo defienda en caso que lo requiera.

Y, en ese marco, es que estoy convencido de que la mejor candidata en las actuales elecciones es Balbina Herrera Araúz. Si vemos los problemas que hoy tenemos en el país no es difícil concluir que Balbina es nuestra mejor opción. En primer lugar su principal contendor, Ricardo Martinelli, es empresario, de trayectoria y convicción. Como empresario, exitoso sin duda, pero, por su propia trayectoria sería el menos capaz de manejar temas sociales. Su mentalidad está definida en utilidad, producción y ganancia. Dicen que en su cadena de supermercados no acepta sindicatos, no sé si es cierto, pero no dudo que al movimiento sindical le iría mejor siempre con una persona de su clase y origen que con un empresario. No dudo que Martinelli buscará modificar el Código de Trabajo, aliviar el costo de despidos, facilitar los lanzamientos, todas luchas que los empresarios han mantenido después de los cambios logrados en los últimos cuarenta años.

No dudo de que a los gremios les irá peor con Martinelli, Como empresario está diseñado para lograr el máximo rendimiento con el menor salario. Los empresarios prefieren pagar salarios bajos y bonificaciones por rendimiento, comisiones por ventas. No me imagino a los gremios del transporte logrando subsidios con un gobierno de empresarios, o a los médicos, enfermeras, educadores logrando mejores condiciones de trabajo o salarios.

Basta ver las empresas nacionales, invariablemente todas tienen a una cantidad impresionante de familiares en su planilla, los mejores salarios de las empresas son de los accionistas, parientes y familiares. Jamás han creído en igual salario por igual trabajo y ha tenido la propia Iglesia que impulsar una política de justicia social para mejorar las condiciones laborales en el mundo.

Cuando yo veo los programas de la Red de Oportunidades, los Prodec donde las comunidades deciden sus prioridades, la sustitución de las escuelas rancho, el impulso a las Juntas Comunales y el fortalecimiento de los sindicatos, cuando veo los programas de becas, la reglamentación de los lanzamientos, el plan Agro Compita, el subsidio en la energía eléctrica, los caminos de penetración, recuerdo cómo nada de esto pudo ser posible con los empresarios y el poder económico dirigiendo el país.

Yo siempre he creído que el 9 de enero no se hubiese dado si no hubiese sido por esos aguiluchos, hijos del pueblo, que salieron inicialmente a defender nuestra dignidad y soberanía. “Los hijos de papá” estudiábamos en USA en aquellos tiempos.

No dudo que el rol de los empresarios es otro, no gobernarnos. Esas millonarias fortunas, esos yates, aviones y fincas, no se hacen dando participación a los empleados, se hacen con grandes ganancias.

Para que me gobierne prefiero un candidato o candidata de abajo, que con su esfuerzo y sacrificio llegue.

-El autor es ingeniero y analista político.mrognoni@sinfo.net

Lo Nuevo
comments powered by Disqus