• 19/02/2009 01:00

Un nuevo síndrome de Estocolmo

Esta conducta es conocida por el dramatismo que muestra y sus connotaciones; consiste en que las víctimas de un secuestro, durante el ca...

Esta conducta es conocida por el dramatismo que muestra y sus connotaciones; consiste en que las víctimas de un secuestro, durante el cautiverio, tejen lazos afectivos y desarrollan una forma de complicidad con sus plagiarios en una rara inversión de valores que los llevan a defender las posiciones delictivas de sus carceleros.

El síndrome se conoce por primera vez en 1973, cuando una empleada bancaria en la ciudad sueca de Estocolmo, en condición de rehén tras un asalto, fue grabada besando a su captor dando muestras de agradecimiento, de allí el nombre.

Otro hecho sonado fue el de la multimillonaria Patricia Hearst, que se pasó al lado de sus secuestradores, luego los defendió y participó de sus fechorías.

Otro ejemplo es el del grupo de rehenes que fue liberado en Colombia en febrero del año pasado, donde vimos a los exparlamentarios Gloria Polanco, Jorge Géchem y Eladio Pérez en una rara despedida, donde intercambiaron, incluso, ramos de flores tras su liberación.

Y el caso de Clara Rojas, la candidata a vicepresidente, que tuvo un hijo de un guerrillero en cautiverio con su consentimiento, y además justificó no solo su conducta sino muchas del grupo guerrillero.

El exgobernador Alan Jara, puesto en libertad hace escasas semanas en Colombia es un claro ejemplo del Síndrome de Estocolmo. En rueda de prensa tras su liberación, tuvo palabras muy duras para el presidente Uribe y su Gobierno, lo acusó de no haber hecho nada por la libertad de los secuestrados en manos de las FARC.

Afirmó que el grupo guerrillero, que lo mantuvo privado de su libertad por siete años, no está acabado, por el contrario muy fuerte, y renovado con mucha juventud en sus filas, en una apología falsa e inadmisible de los bandoleros.

A Piedad Córdoba la destacó como la única a la que tenía que agradecer su liberación. Pero la perla de sus declaraciones fue sobre el tema de los encadenamientos permanentes de los secuestrados, cuando dijo sin abochornarse que estos no son métodos de torturas sino de seguridad.

La conducta de conmiseración que presenta para con los guerrilleros resulta injusta y lacerante para el pueblo colombiano y su propia familia, que ha sufrido en carne propia el calvario del secuestro.

Ahora el ex gobernador Jara ha anunciado que ingresará a Colombianos por la Paz, un grupo de activistas dirigidos por Córdoba, cuya supuesta misión es luchar por la liberación de los secuestrados, pero que se sabe desde hace mucho que colabora con la guerrilla para desacreditar al gobierno colombiano como quedó evidenciado en los reveladores archivos del ordenador del guerrillero Raúl Reyes.

Dramático final, solo faltó que les diera las gracias por perdonarle la vida.

- El autor es diplomático. gtatisg@gmail.com

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