• 16/04/2009 02:00

El maltrato a las mujeres

Una de las preocupaciones y actividades y más nobles y, ciertamente, necesarias en nuestra sociedad y en el mundo, es la de precaver y p...

Una de las preocupaciones y actividades y más nobles y, ciertamente, necesarias en nuestra sociedad y en el mundo, es la de precaver y penalizar el maltrato a las mujeres, una cobarde práctica, probablemente tan vieja como la vida humana; mas no por eso menos repulsiva.

Hoy día, felizmente, los gobiernos de numerosos países atienden el problema, advertidos y motivados, principalmente, por activistas y por organizaciones de derechos humanos.

El camino más utilizado por los grupos defensores de las mujeres maltratadas ha sido el de promover la penalización de la práctica; pero, lamentablemente, sin acompañarlo de campañas educativas que resaltasen los valores superiores de respeto al cuerpo y a la dignidad de las mujeres como persona. Este descuido constituye un gran error.

Y no es el único error de algunos movimientos supuestamente defensores de la salud y de la integridad física de las mujeres.

El principal defecto, nunca superado y más bien agravado, ha sido el de adoptar la nefasta ideología del género, una corriente del feminismo extremista, sometida a la multimillonaria industria de los anticonceptivos y el criminal negocio del aborto: el supremo maltrato a las mujeres.

El incompleto enfoque inicial “penalización el delito de maltrato, sin educación moral” se volteó, y en vez de continuar luchando por la penalización de todo tipo de maltrato, exigieron la despenalización del aborto, práctica, ésta, que es el peor maltrato posible a las mujeres. Para colmo, estas nuevas detractoras del maltrato a las mujeres, quienes desdeñaron la educción moral preventiva —única barrera protectora del decoro y la dignidad de las mujeres— empezaron a exigir una educación sexual sin consideraciones morales, que las reduce a individuas sexuales.

¿Qué maltrato puede ser más terrible y brutal que el sufrido por las mujeres incitadas al aborto, que es el asesinato de su propio hijo por nacer: porque de eso se trata, aunque los defensores del aborto hablen solamente de “embarazos interrumpidos”. Abundan los documentos científicos sobre los traumas que causa el aborto (síndrome post—aborto); realidad que ocultan, porque del aborto como maltrato integral nunca se habla. Además de los irresponsables profesionales de la salud que lo promueven y realizan, y de quienes hablan solamente de interrupción de embarazos, es culpable de este maltrato quien causa el embarazo y huye cobardemente; culpables son los familiares y parientes hipócritas que se rasgan las vestiduras; aunque nunca dieron amor a la embarazada; culpables son la pornografía en los medios; los funcionarios que reparten condones, en vez de consejos morales para que los jóvenes —ellas y ellos— sepan respetarse ellos mismos y recíprocamente en su dignidad sexual.

Denunciar el maltrato a las mujeres y aceptar el aborto es una acción de ignorancia o de suprema hipocresía.

-El autor es periodista.miguelespinop@hotmail.om

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