• 04/05/2009 02:00

Hacia una nueva democracia

Desde temprana edad he estado involucrado, de la mano de mi madre, en actividades políticas y desde 1984 he participado como elector y m...

Desde temprana edad he estado involucrado, de la mano de mi madre, en actividades políticas y desde 1984 he participado como elector y miembro del Partido Panameñista en cada una de las elecciones celebradas para elegir a las personas que deben dirigir los destinos de la Nación.

Desde esa primera experiencia electoral, he ido aprendiendo que no necesariamente los clamores populares se ven reflejados en el recuento del voto popular, como quedó demostrado durante la dictadura en donde se hizo un monstruoso fraude electoral de 1984 en contra del Dr. Arnulfo Arias Madrid y la cancelación de las elecciones de 1989, que fue el paso previo para que los Estados Unidos tuvieran la excusa perfecta para invadir nuestro país.

A pesar de dos décadas de democracia, y cuatro elecciones presidenciales, seguimos observando que nuestra democracia está secuestrada por los magistrados del Tribunal Electoral y que a través de una serie de artilugios jurídicos coartan la voluntad popular del elector beneficiando de manera descarada al PRD, que no termina de aprender a jugar con las reglas de la democracia.

Requerimos los ciudadanos abocarnos a exigir a nuestra clase política toda una serie de reformas drásticas que dejen atrás, de una vez y por todas, los temores de un fraude electoral y para impedir que, tanto los magistrados del Tribunal Electoral como el Fiscal Electoral, sigan favoreciendo mediante sus actuaciones al margen de la ley a los candidatos oficialistas del PRD en los diferentes cargos de elección popular.

El próximo gobierno de Ricardo Martinelli deberá hacer lo que sea necesario y sentar las nuevas bases jurídicas para que los entes electorales sean realmente prístinos y transparentes para que de esa forma haya el cambio necesario en nuestras estructuras democráticas y la ciudadanía confié plenamente en ellos, con el fin de que tomemos el sendero de una verdadera democracia, que deberá sentar las bases de un verdadero Estado de derecho.

-El autor es abogado.pedrositton@hotmail.com

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