• 08/06/2009 02:00

Una amenaza crítica

Hace una semana se reportaron doce asesinatos en tres días. A mediados de la semana pasada, la hija de una querida amiga fue víctima de ...

Hace una semana se reportaron doce asesinatos en tres días. A mediados de la semana pasada, la hija de una querida amiga fue víctima de uno de las ya conocidos ‘secuestros express’; fue retenida por un poco más de una hora, paseada por varios cajeros automáticos con una capucha en la cabeza, aterrorizada durante el proceso, hasta que fue abandonada en una oscura calle en la comunidad de Juan Díaz.

Todos hemos participado de la discusión que se lleva en estos momentos sobre la seguridad de la población frente a lo que, indudablemente, es un aumento en la ola delictiva. Real o aparente, para los que ya llevamos poco más de cuatro décadas de vivir en este país, jamás nos hemos sentido tan inseguros.

En febrero de 2006, en Nueva York, la Organización de las Naciones Unidas auspició la conferencia titulada “Crisis of Governance: The International Stake in Sustaining Democracy in Latin America”. El secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, participó refiriéndose a la conexión entre crecimiento económico y “males sociales”.

Señaló que América Latina ha alcanzado grandes avances en términos de libertades (refiriéndose al giro democrático en el hemisferio), y que esto sentaba las bases para el crecimiento económico necesario.

Panamá acaba de revalidar esa libertad democrática el pasado 3 de mayo y hemos vivido en los últimos años el crecimiento económico al que se refería Insulza, mermada por la crisis financiara que vive el mundo desde hace ya un poco más de un año.

En la mencionada conferencia, Insulza identificó “la pobreza y la violencia como las mayores amenazas a la estabilidad en la región”.

En la misma conferencia, Louise Fréchette, la entonces sub-secretaria general de la Organización de las Naciones Unidas, señaló que: “América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo” y que “un aumento en la violencia y el crimen, ligado por algunos observadores a las inequidades y debilidades del Estado, representa no sólo una amenaza a los ciudadanos, sino también al crecimiento...”.

En la región —y particularmente en nuestro país—, la situación actual parece validar algunos conceptos discutidos en la conferencia.

Este reto, el de la seguridad ciudadana, y con base en lo que se ha vivido en varios sectores del país tan solo en los últimos quince días, será la prueba de fuego para la nueva administración. No nos sentimos seguros en las calles y la resolución del problema a mediano plazo requiere de la visión estratégica en varias áreas de desarrollo.

Como ya dijimos, debemos “considerar la revisión del rol social que ejercen todas las actividades que influyen en el crecimiento y desarrollo de los ciudadanos, (...). Revisemos el proceso educativo (...). Revisemos las ofertas de entretenimiento y distracción. La inversión en cultura con contenidos educativos y que involucren a los jóvenes en la creación y evaluación estética de las expresiones artísticas. Revisemos el papel de los medios”.

Nuestro nuevo gobierno debe tomar ejemplo en los señalamientos de Insulza, quien hizo hincapié en la necesidad urgente de atender y resolver los problemas de la violencia y la pobreza para crear la confianza que merecen de sus ciudadanos, confianza claramente amenazada por la realidad.

-El autor es comunicador social. ernestoholder@gmail.com

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