• 23/06/2009 02:00

Malos pensamientos

Estamos a pocos días del inicio de lo que puede ser un verdadero cambio o una verdadera pesadilla. Como panameño deseo que muchas de las...

Estamos a pocos días del inicio de lo que puede ser un verdadero cambio o una verdadera pesadilla. Como panameño deseo que muchas de las opiniones que esgrimo sean incorrectas y estén tan alejadas de la verdad que sea tildado de loco, buitre o lo que bien les parezca como merecido por haberme equivocado. Sin embargo, los malos pensamientos rondan incesantemente, alimentados por acciones que no tienen explicación creíble ni coherente.

De aquí al final de estas líneas podríamos citar no uno, sino varios elementos que pueden ser utilizados para comenzar a levantar el expediente con las pruebas de las malas decisiones del gobierno que ni siquiera se ha posicionado en un solo despacho. Nada más por citar uno de los más sonados ejemplos. La fallida designación de un gobernador que, de probársele acusaciones, saldría esposado de la Gobernación. ¿A quién se le pudo ocurrir?

Y por ahí seguiríamos con otros casos y eso que todavía no han firmado un solo documento como gobierno. Pero a lo que vamos es lo siguiente: ¿a quién se le pudo ocurrir postular a alguien que tiene doble ciudadanía, cuando nuestra Constitución Política es clara en ese renglón?

¿A quién se le puede ocurrir defender lo indefendible utilizando tecnicismos legales? ¿Sino había nada que temer, por qué no fue de conocimiento público antes de postularse? ¿Apostaron a que nadie se enteraría?

Para la opinión popular ya no importa qué digan los abogados o cómo se falle el caso.

El hecho es innegable y un ciudadano norteamericano que juró defender la bandera de las barras y las estrellas contra cualquiera, incluyéndonos a nosotros los del terruño, pretende ser nuestro alcalde.

¿Cómo puede ser nuestro alcalde alguien que juró defender a los ciudadanos de otro país? ¿Cómo le explicamos a nuestros niños que el alcalde no puede presentar el juramento a la bandera panameña, porque él juró ante otra bandera que no es la nuestra, porque supuestamente era un perseguido político, cuando los otros miles de panameños nunca necesitaron cambiar su patria para defenderla.

¿Qué acciones tomarán las autoridades del país donde tiene ciudadanía el involucrado? ¿Les parecerá a ellos un asunto tan sutil el que uno de sus ciudadanos jure lealtad a otra bandera? ¿Y si viajara a Estados Unidos de América este alcalde a quién representaría? ¿A Panamá o a USA?

Un hecho trivial para un ciudadano común es trascendental para un ciudadano que pretende ocupar la Alcaldía. Pero eso se podría enmendar con acciones de amor a la patria, como quemar su pasaporte en acto público para demostrar que Panamá es primero y que si hay que sacrificar algo por el país, que decimos que amamos, lo hacemos sin pensar en los intereses personales o ¿es que hay cosas que valen más que la ciudadanía panameña?

-El autor es M. Sc. Administración Industrial.gperear@cableonda.net

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