• 26/06/2009 02:00

¿El último pendejo?

En La Decana del 16 de junio aparece la acostumbrada opinión de Mario Rognoni, uno de los pocos que me escribió dos cartas en lo más álg...

En La Decana del 16 de junio aparece la acostumbrada opinión de Mario Rognoni, uno de los pocos que me escribió dos cartas en lo más álgido de mi exilio político en Ecuador. El otro fue Alberto Alemán Boyd. Aunque no hablo personalmente con Mario desde unas semanas antes de aquel “democrático” y sangriento regalo navideño de Bush padre, siempre le estaré agradecido por aquellas cartas y por su amistad.

Sin embargo, esta vez debo discrepar de su alusión al general Torrijos en el segundo párrafo de su escrito, que cito: “Omar lamentó el hecho y luego nos dijo: “bueno, acaba de morir el último pendejo. En este país ya todos los que vivamos seremos vivos y pelearemos por nuestros derechos”. Según Mario, el “pendejo” al que Omar se refería era un atropellado por un tractor en la construcción de la ave. Ricardo J. Alfaro. Mario ligó el insólito comentario de Omar a la lucha que éste libraba en aquella época.

Conversé corto, pero profundo con ese jefe y amigo más veces de lo que mucha gente se pudiera imaginar. Lo estudiaba desde antes de que fuera mi jefe, durante y después. Claro que como ser humano fallaba, pero reconocía, enmendaba y volvía a la carga para tirar con mayor vigor para adelante, siempre con una meta fija entre ceja y ceja: la soberanía de la patria ocupada.

Recuerdo que esa palabra, “pendejo” , Omar la usó una sola vez públicamente, y otra, ¡conmigo! “Bien pendejos serían si se dejan quitar lo que han conquistado?” , dijo a miles de panameños que lo vitoreaban. Y acompañado del coronel Flores, en Fuerte Amador: “López, no olvide que quien sube como palma puede bajar como coco, por pendejo”. Tenía un mes de haber salido en el Orden del Día mi ascenso, de placa 805 a 9014. “Prohibido ser pendejo” , me dije.

No, lo siento. Esa expresión nunca pudo haber salido de la boca de Omar, no como un llamado para que no fuéramos pendejos en las luchas por nuestros derechos, usando de tétrico ejemplo la muerte de aquel panameño. El joven Mario escuchó o interpretó mal a Omar. Mas la verdad, es que de todas maneras el último pendejo no ha muerto aún, porque hay —¿habemos?— muchos pendejos ¡esperando ser arrollados por el tractor del desgobierno y la corrupción!

-El autor fue miembro de la GN./FF.DD.elopezgrimaldo13@hotmail.com

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