¿Cuándo ser o cuándo no ser?, esa es la pregunta

Existen personas que no saben esconder nada, y como decimos popularmente, son como un libro abierto.

Estas personas son así porque creen que no tienen nada que esconder y se nos presentan tal como son: auténticos, directos, sinceros y sin miedo a expresar sus ideas, opiniones, comentarios, emociones, sentimientos, malos y buenos modales.

Pero la gran mayoría de nosotros siempre tenemos algo que esconder. A veces lo hacemos bien, a veces mal. Y para esconder, sea lo que sea, usamos un montón de estrategias: la mentira, hipocresía, engaño, apariencia, disimulo, imitación, falsedad..

Y escondemos de todo: temores, inseguridad, defectos, ignorancia, frustración, descontento, inquietudes, baja autoestima, envidia, prejuicios, negativismo, etcétera.

Nos fijamos cierta conducta y actitud, y presentamos cierta imagen con la esperanza de obtener aprobación o poder manipular a los demás.

Profundizando en el porqué necesitamos escondernos tras las pantallas de nuestra imaginación, nos encontraremos con el temor a la crítica, el rechazo y la soledad. Pero existen de los que están convencidos, y con razón, de que al esconder lo negativo y adoptar actitudes positivas pueden mejorar sus vidas.

Claro está que entre estos hay también de los que buscan ser diferentes, originales, perfectos o mejores personas. O sea, que si adoptamos o aprendemos a mejorar nuestros modales, nuestra apariencia y nuestra actitud ante los demás y ante la vida, nos encontraremos en un estado favorable, el cual nos podría encaminar a la anhelada meta: la felicidad y el bienestar con nosotros mismos y los que nos rodean.

Y les traigo algo para la reflexión: Si nos escondemos, nadie nos podrá ver. Si no escondemos nada, nadie querrá ver. Escondamos lo negativo, resaltemos lo positivo, que el resultado será visible, agradable y gratificante.

*Escritora.itzik2k3@hotmail.com