• 12/10/2009 02:00

El legado de Endara

Para realizar un análisis del legado del ex presidente Guillermo Endara, es vital comprender las circunstancias que culminaron con el as...

Para realizar un análisis del legado del ex presidente Guillermo Endara, es vital comprender las circunstancias que culminaron con el ascenso al poder de la ADO-Civilista que él lideró, el país que recibió de la narcodictadura y las dificultades que enfrentó en el ejercicio de su gobierno.

Tras la invasión de Estados Unidos que depuso a Manuel A. Noriega, la terna propuesta por la ADO-Civilista, integrada por Endara, Ricardo Arias C. y Guillermo Ford, asumió el gobierno que había logrado por abrumadora mayoría en las elecciones nacionales del 7 de mayo de 1989.

La terna había heredado un Estado criminal, en el cual Noriega, tal cual lo había denunciado ese año el coronel Roberto Díaz Herrera, repartía los beneficios que generaban las actividades criminales entre miembros del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa y algunos civiles. Con el apoyo de todo ese estamento, Noriega había impuesto su política de las tres P (Plata para el amigo, Palo para el indeciso y Plomo para el enemigo), lo que lo llevó a cometer graves violaciones a los derechos humanos.

Por añadidura, el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos contra el gobierno de Noriega, deterioró la capacidad financiera del Estado, que cayó en incumplimiento (default) en el pago de su deuda. Además, la invasión propició las condiciones para el saqueo, que causó pérdidas a la economía por más de 200 millones de dólares.

Ese fue el escenario interno que heredó Endara, agravado porque muchos países le retiraron su reconocimiento, alegando que su gobierno era el resultado de la invasión de una fuerza militar extranjera. Mientras su ministro de Planificación y Política Económica, Guillermo Ford, —con el respaldo del contralor Rubén D. Carles— hacía esfuerzos por recomponer las precarias finanzas públicas y restituir el crédito; el canciller Julio Linares dirigía un gran esfuerzo para el reconocimiento internacional del gobierno. Fue este empeño lo que lo impulsó a cometer lo que, a mi juicio, fue un grave error: solicitar el ingreso de Panamá al Parlacen.

Endara tuvo que enfrentar en sus inicios las disputas por la jefatura de la Policía Nacional y los intentos por desestabilizar su gobierno. Superados esos problemas, dedicó enormes esfuerzos a reconstruir la institucionalidad del Estado, creando la estructura legal que garantizaría la separación de los poderes y los fundamentos para consolidar la incipiente democracia. Consciente de que la viabilidad del Canal en manos panameñas requeriría aislarlo de la política, inició los esfuerzos que culminaron con la aprobación del Título Constitucional y la Ley Orgánica del Canal, bajo la administración de su sucesor, Ernesto Pérez Balladares.

Entre otros logros de su gestión, cabe mencionar la reestructuración del Tribunal Electoral para garantizar comicios libres de fraude, la restitución del sistema de presupuesto, el rescate de la autonomía universitaria (esfuerzo en el que contó con la colaboración de Carlos I. Zúñiga), el respeto a los derechos humanos, la restitución del control previo y del mecanismo de licitación para contratar la provisión de bienes y servicios y el inicio de la privatización de los puertos.

Pero es en la consolidación de la democracia y de sus instituciones fundamentales y en el manejo prístino de los recursos del Estado, en donde destaca el aporte de Endara. La integridad en la administración de los recursos del Estado y los valores éticos que guiaron su gestión son, a mi modesto juicio, las principales cualidades que lo caracterizaron. Resulta lamentable que su ejemplo no haya sido emulado por quienes lo han sucedido en el ejercicio del poder.

*Periodista.frank_24@cwpanama.net

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