• 21/10/2009 02:00

¿Renovación o involución en el PRD?

El gran problema de los políticos es que no logran aprender de los triunfos, menos de las derrotas. Cuando en 2009 se iniciaba con la al...

El gran problema de los políticos es que no logran aprender de los triunfos, menos de las derrotas. Cuando en 2009 se iniciaba con la alharaca de las primarias del PRD, solo se veía un ganador: el PRD. Con la oposición dividida y el apoyo político y económico que tenían (Motta, Bern, Murcia y Cía. Ltda.) una derrota parecía remota. Se añadía a ello la resaca por sobrepasar los 600 mil inscritos en el partido.

Al final, todo terminó diferente: su candidata resultó insostenible para el electorado; envueltos en toda clase de escándalos; un presidente que no sabía cuándo actuaba como tal o como secretario general de su partido. Un gobierno hecho alrededor de la familia y los amigos, dejando por fuera a valiosos copartidarios. Los obligaron a renunciar colectivamente de sus puestos dirigentes a cinco meses de la catástrofe. ¡Urgía renovar el partido! ¡Se requerían caras nuevas! ¡Debían estar comprometidos con el pueblo!

Los resultados del pasado domingo 19 dejan perplejos a quienes conocen la historia reciente. Lo que menos ha habido con la elección de Francisco Sánchez C., Mitchell Dones y Pedro M. González es renovación, caras nuevas o compromiso. Esto suena a número repetido; al clásico “ dejarlo para después ”, suena a que no hicieron bien la necesaria introspección y autocrítica.

Durante el gobierno de Pérez Balladares los ministros poderosos fueron Sánchez Cárdenas en Vivienda y Doens en Trabajo, (vetado por los gringos para ser ministro de Gobierno). Ambos fomentaron el referéndum del 30 de agosto de 1998, que pretendía reformar la Constitución para que Pérez Balladares pudiese ser reelecto. Viajaron a Taiwán para obtener apoyo financiero, y según recuentos de la época, aprovecharon el viaje para comprar en Taipei el mobiliario de sus nuevas residencias en las áreas revertidas.

Al día siguiente de la derrota de Pérez Balladares en la consulta, Sánchez Cárdenas tenía listas sus camisetas, gorras y pines para lanzarse al ruedo como candidato a presidente por el PRD, acto que el entonces presidente consideró como alta traición. Posteriormente, y para evitar que Alfredo Oranges —el único que se opuso al proyecto reeleccionista— se hiciera con la candidatura del partido, mediante encuesta interna obligaron a todos los precandidatos a bajarse para apoyar a Martín Torrijos. Doens, en la soterrada lucha entre Martín y “ El Toro “, su antiguo protector, se quedó con el presidente, sirviéndole como uno de sus principales asesores hasta el final de su mandato. De Pedro Miguel, es poco lo que se puede ahondar.

Si lo que las bases del PRD buscaban era una renovación profunda de su dirigencia, que le diera aire con caras nuevas donde se proyectara una nueva imagen, con un compromiso auténticamente popular, lo que han logrado, es volver a los mismos escenarios de traición, zancadillas, torceduras de brazos e intrigas que han dominado al partido desde antes del 3 de mayo del 2009. No aprendieron la lección. Aunque dicen que: “ loro viejo no da la pata ”.

*Embajador de Panamá ante la OEA.gcochez@covad.net

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