• 27/10/2009 01:00

Lo básico de la Canasta de Alimentos

Las políticas económicas y sociales implementadas a través de los años por distintos gobiernos con respecto a la Canasta Básica de Alime...

Las políticas económicas y sociales implementadas a través de los años por distintos gobiernos con respecto a la Canasta Básica de Alimentos (CBA) han sido expuestas para enfrentar la pobreza y mejorar el nivel de vida de la población. Sin embargo, en la práctica, estos mecanismos no han logrado concretar los seguimientos y evaluaciones necesarios, ni aumentar los niveles de producción para ampliar la oferta.

En los últimos quinquenios, las autoridades de turno han hablado sobre el tema y mostrado su preocupación, pero no han hecho lo suficiente, más que abordar el asunto con medidas políticas populistas, creando en ocasiones desabastecimientos e inseguridad alimentaria. Incluso, parecen haber perdido la óptica y muchas veces sus esfuerzos terminan en subidas salariales y descalifican la participación clave de gremios y agentes conocedores del tema.

Por tanto, es importante que el actual Gobierno aborde el problema desde un ángulo técnico y haga lo necesario para asegurar su solución. En este sentido, se requiere un profundo compromiso de los funcionarios, así como la asignación y ejecución efectiva de presupuestos y partidas, de forma que garanticen la sostenibilidad de las acciones y metas propuestas.

Es vital, por ejemplo, que exista una buena colaboración entre las autoridades y los sectores productivos e importadores, y la debida concertación de acciones en los ámbitos de la planificación, producción y comercialización que garantice una oferta sistemática de alimentos y demás productos. Igualmente, el Gobierno debe acercarse a diferentes instancias como gremios, embajadas y otras organizaciones nacionales e internacionales, y abordar con creatividad y responsabilidad el asunto de la CBA. Es lógico pensar que un proyecto que tenga como objetivo el rebajar los precios de los alimentos obtenga como mínimo el concurso de sus principales actores. Así mismo, sería obvio que la construcción y modernización de un mercado como el de Abasto reciba un importante flujo de recursos externos, como ocurrió con el Mercado del Marisco cuando el gobierno japonés patrocinó esta obra que impactó la calidad de vida de muchos panameños.

Sin duda, la solución al problema de la CBA es un enigma que requiere de un análisis integral. Primeramente, lo que hoy llamamos CBA no tiene nada de básico: su contenido es obsoleto, muchos de sus productos ni siquiera son consumidos en las proporciones de antaño y no incluye enlatados ni alimentos procesados. También, algunos de sus componentes afectan la salud y promueven enfermedades, como son la sal, soda y azúcar. Y finalmente, está totalmente desfasada de la realidad del consumidor: hoy día los panameños no consumen alimentos en igual proporción como lo hacían antes, hasta el punto que muchos gastan más en llamadas de celular que en transporte, moda y alimentos juntos.

En consecuencia, resulta esencial la creación de un índice de consumo real que refleje la realidad del consumo actual. Muchos se sorprenderán al saber que las tarjetas de prepago de celular están dentro de los cinco principales productos vendidos en los supermercados. En otras palabras, abordar el tema de la CBA, sin interpretar previamente los datos, tendencias, preferencias y estadísticas de consumo real, daría como resultado una solución distorsionada e incompleta del problema.

Mi opinión es que, para bajar el costo de la CBA, el Gobierno debe primero concentrar sus esfuerzos en los denominados cuellos de botella, principalmente en la importación de productos, y revisar los aranceles de aquellos alimentos que no son cultivados localmente, asignar racionalmente los contingentes, manejar eficientemente la Bolsa Agrícola y establecer efectivamente los criterios para evitar la especulación y el desabastecimiento.

Además, es evidente la existencia de trabas internas que frenan la producción nacional: carencia de una cadena de frío, ausencia de financiamientos para la compra de agroquímicos, escasez de semillas de alto rendimiento y falta de una estructura de comercialización adecuada que elimine la intermediación y la especulación.

De verdad, da risa y al mismo tiempo lástima cada vez que los gobiernos inician sus períodos y prometen ayudar a los agricultores y reconvertir tecnológicamente el sector productivo. En esta asignatura, históricamente, todos los gobiernos han fracasado, y por mucho menos, en otras latitudes, los han linchado por irresponsables, inconsecuentes e incompetentes. Es hora de que se acabe el relajo y el Gobierno cumpla con su obligación de promover la producción nacional, garantizar el acceso a los insumos y, sobre todo, asegurar la alimentación de la población. Cualquier otra idea que tengan los funcionarios con respecto a la CBA, deben entender y estar conscientes de que éste es su principal trabajo.

Todos sabemos que el aumento de los costos de los alimentos es un problema complejo, multicasual y que se expresa de diversas maneras. No hay una sola salida; se requiere la concurrencia de múltiples acciones, algunas simultáneas, otras sucesivas, para contribuir a su solución. Y es a propósito de esta constatación, que la complementariedad de acciones es indispensable para contribuir a su superación. La acción aislada de una persona o de una institución no será suficiente para reportar resultados a un problema de tanta complejidad. Lo básico de la CBA es que el Gobierno trabaje en conjunto con los actores claves en la tarea de mejorar e implementar medidas que permitan hacer más eficiente el trabajo de los productores y comerciantes. Solo en la medida que se dé esa complementariedad, es posible garantizar la superación del problema.

*Empresario.lifeblends@cableonda.net

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