• 03/06/2010 02:00

Comer: Un derecho, no un privilegio (I)

Los mercados no solucionan el hambre que padecen 1100 millones de personas, pese a que la producción agrícola ha crecido más rápido que ...

Los mercados no solucionan el hambre que padecen 1100 millones de personas, pese a que la producción agrícola ha crecido más rápido que la población mundial desde 1960. Así lo afirma Olivier de Schutter, relator de la ONU para el derecho a la alimentación.

La pérdida de soberanía de los Estados, controlados y dirigidos por esos ‘mercados’, explica que millones mueran por no poder comer y que no exista una necesaria soberanía alimentaria de los pueblos.

‘Muchos gobiernos siguen pensando que la prioridad es aumentar la producción con grandes plantaciones que producen los mercados internacionales’, comentaba de Schutter a Andrés Pérez, de Diario Público. Como relator de un derecho que está en la base de casi todos los demás, intenta cambiar el enfoque alimentario mundial.

Como la agricultura local que busca potenciar ‘no sería competitiva en los mercados’, no interesa a quienes los controlan: transportistas, intermediarios y grandes superficies que, con el control de la oferta y de los precios, manipulan la demanda. Queda así distorsionado el libre comercio del que alardean los creyentes del neoliberalismo. La pasividad y el debilitamiento de los Estados, encargados de promover, cumplir y hacer respetar los derechos humanos, plantea grandes obstáculos a la alimentación como derecho y la soberanía alimentaria de los pueblos.

Este debilitamiento obedece a las directrices que imponen los organismos financieros internacionales, controlados por los grandes capitales y grupos de países, que subvencionan a sus agricultores y exportaciones. También presionan a los gobiernos de otros países para que promuevan leyes favorables a las inversiones extranjeras en grandes extensiones de tierra.

Combinado con la imposición de reducciones del déficit para no ‘espantar a los mercados’ por medio de recortes sociales, estas recetas dejan expuestas a las instituciones públicas. Resultado: el empequeñecimiento del Estado para que ‘no se interponga’ en el camino del ‘libre mercado’, a costa de renunciar a la defensa del bien común. Es decir, la política. Sigue mañana...

*Periodista y Coordinador del CCS. ccs@solidarios.org.es

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