• 12/07/2010 02:00

La política social

D icen, y yo también lo creo así, que las comparaciones siempre son odiosas. Pero no puedo sustraerme a los hechos, al observar que la a...

D icen, y yo también lo creo así, que las comparaciones siempre son odiosas. Pero no puedo sustraerme a los hechos, al observar que la agenda social de Ricardo Martinelli es comparable con los logros de otros gobernantes. Pensar en la vida de los pobres, de los sin fortuna, de los desamparados es algo que reclama cierta condición especial de querencia social.

Así es, pues pensamos que la condición de humildad y la delincuencia, parecen estar matrimoniados con la pobreza, aunque no obstante, existen algunos bolsones delictuales en medio de sectores realmente pudientes, pero que se sitúan allí por diferente razón.

Lo cierto es que Ricardo Martinelli, hombre rico, exitoso empresario se supo poner desde un principio del lado de los más humildes, levantando viviendas y otorgando becas a ciudadanos panameños y estudiantes de modo personal, estrenando así un estilo novedoso de hacer política, anunciando lo que vendría en una administración de un rico por los pobres, pero de un rico hecho en la forja de su hogar, a la condición de respeto y aprecio por la gente humilde y con deseos de servir... no de servirse.

Desde ese bastión de combate al malestar social del panameño que es el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), Martinelli libra una justa guerra para derrotar la pobreza y la ignorancia que crece libre en los ‘ghettos’ acumulando ira y ansiedad. Una ira y ansiedad que se refleja en las espantosas estadísticas del crimen y la delincuencia. Pero a través de su agenda social, en medio de la tumultuosa experiencia de crimen y muerte, los cambios sociales que impulsa la administración Martinelli, a través de programas como los 100 a los 70, la ampliación y fortalecimiento de la Red de Oportunidades, más los programas de becas y la gratuidad de los elementos indispensables para la educación de nuestros hijos, seguramente impedirá que continuemos siendo arrastrados hacia el fondo una y otra vez.

Las cifras de ancianos favorecidos con la bonificación mensual luego de la séptima década de vida, a no dudarlo, alcanza cifras importantes que sirven para mitigar la desesperanza y pobreza de quienes nada han tenido y nada tienen. La Red de Oportunidades también está abriendo un enorme abanico de soluciones que marcarán la diferencia entre esos que nada han tenido y nada tienen.

Los gobernantes que menciono al principio de ésta columna pusieron una semilla de cariño por los pobres que, gracias a Dios ha logrado hallar eco y dar frutos abundantes con la llegada, hace apenas un año, en la administración de Ricardo Martinelli. Esta es la mejor prueba de que los cambios sociales pueden darse también desde la voluntad de un dirigente adinerado, pero con verdadera conciencia social y que, al fin y al cabo, no es más socialista de lo que pudieran haber sido Porras, Arnulfo u Omar.

*PERIODISTA.

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