• 23/07/2010 02:00

Educación superior y desarrollo

Los problemas centrales de la educación superior en Panamá parten del principio de que la formación del capital humano depende del funci...

Los problemas centrales de la educación superior en Panamá parten del principio de que la formación del capital humano depende del funcionamiento, eficiente o ineficiente, actualizado o anacrónico, de su sistema educativo en todos los niveles, teniendo a la educación superior como principal protagonista, la que hasta ahora, no ha experimentado cambios importantes en el último tiempo, con lo que surge la necesidad de una política para la educación superior acorde al nivel de desarrollo de Panamá y que permita enfrentar las exigencias del mundo moderno.

Las instituciones de educación superior son las principales responsables de responder al reto de formar a las personas para este nuevo mundo. Por ello, resulta ineludible plantear hoy una profunda reforma al sistema de educación superior panameño para colocarlo a la altura que se necesita.

Las reformas del Sistema Educativo históricamente han abarcado la educación básica general con grandes logros para el país y modelo para América Latina, donde la equidad y la calidad han sido sus grandes objetivos. Como resultado de ello los estudiantes del Primer Nivel de Enseñanza o Educación Básica General cuentan con un nuevo currículum para responder a las necesidades educativas del siglo XXI, el 90% de ellos tiene acceso a la informática educativa, se ha aumentado la inversión en infraestructura educacional para que los niños y docentes tengan mejores condiciones de estudio y enseñanza. Nos estamos encaminando hacia una transformación curricular de la Educación Media.

Mi experiencia como docente me enseña que el entorno económico y social es mucho más dinámico y sus cambios se aprecian con mucha mayor velocidad que en nuestras instituciones de educación superior, presentando estas un desfase entre lo que el medio necesita y lo que la institución ofrece. El resultado de esto es que en el periodo en que nos tenemos que poner de acuerdo para diagnosticar y construir fórmulas para atender la necesidad de actualizar una malla curricular hasta lograr implementar los cambios apropiados, nos sorprenden nuevos cambios que exigen también actualizaciones de los programas y mallas, no pudiendo, de esta manera, en ningún momento cumplir las expectativas planteadas por la sociedad.

Leyendo las declaraciones de la ministra de Educación donde manifiesta que: ‘No bajen la calidad so pretexto de que tenemos que recibir a todos los muchachos que salen de la secundaria’ (La Estrella de Panamá, 21 de julio), debo señalar que de acuerdos a declaraciones internacionales suscritas por Panamá, estamos obligados a garantizarle a nuestra población estudiantil el derecho, acceso y la calidad social de la educación superior en sus dimensiones de enseñanza, investigación y extensión a todos los que la demanden.

La tendencia sobre esa reflexión está comenzando, pero no es solo de nuestro país, sino que es un tema universal que implica cambios muy significativos al interior de las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica.

Las universidades juegan un rol central en esta nueva manera de enfrentar la educación superior y para eso tienen que organizar la formación de los estudiantes de otro modo, ‘no para estudiantes que vienen una vez, sino para una formación a través de toda la vida’. (Asmanet P., 2006).

*EDUCADOR.

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