• 13/08/2010 02:00

Bocas del Toro: Reflexiones del mes después

Entre historias de asesinos en serie, fuertes arremetidas contra el burgomaestre —promotor boxístico— y promesa tras promesa para Bocas ...

Entre historias de asesinos en serie, fuertes arremetidas contra el burgomaestre —promotor boxístico— y promesa tras promesa para Bocas del Toro, el Gobierno Nacional ha pretendido desviar la atención de la población panameña. Más bien, lavar esa imagen manchada de sangre y agujereada con perdigones producto de su modus operandi criminal y sus procedimientos ‘institucionales’ viciados que llenan los bolsillos de peces gordos a costa de la muerte o el encarcelamiento de ‘indios’.

Un Gobierno que cada semana ‘llama la atención’ a los dueños de medios de comunicación y que encuentra en cada periodista imparcial un enemigo, definitivamente no entiende de diálogos. Más bien, busca sepultar los problemas sociales más serios bajo montañas de ‘información’ basura, tergiversar la verdad, ser el filtro de lo publicado en los medios y hasta pareciese que pretende que la opinión oficial sea la única opinión.

¿Diálogo de 90 días? ¿Qué diálogo? Si se le viene diciendo al gobierno desde diversos grupos de la sociedad civil organizada, en las encuestas de opinión e incluso dentro del aparato gubernamental que la Ley 30 (Ley Chorizo) nació más asesina que cualquier sicópata y mediante procedimientos legislativos tan absurdos, que la propia palabra absurdez se queda corta para describirlos. Entonces, ¿qué es aquello de la tregua de 90 días? ¿Una treta más del gobierno para que se nos olvide que el problema es la Ley 30 por sí misma y no una u otra materia legislada en la misma? ¿Un periodo de gracia para que mediante chantajes y amenazas se amedrente a más de uno? ¿O lo que se quiere es aplazar una tragedia por 90 días?

A un mes de la masacre de Bocas del Toro, en la que muchos ‘indios borrachos’ murieron y otros tantos quedaron ciegos, por oponerse a una ley, que al decir de las ministras Cortes, Molinar o el ministro Mulino, ‘ni siquiera entendían, porque son analfabetas’, parece que algunas autoridades gubernamentales no han entendido bien que al hacer las mismas cosas de la misma manera, no se obtienen resultados distintos.

Como señalo en los primeros párrafos de este escrito, manejando la información con la desinformación, pretendiendo ocultar lo que en verdad está pasando, tergiversando los sucesos nacionales con cada comunicado gubernamental o coaccionando a los medios para que ‘moderen sus contenidos’ la realidad no dejará de ser como es; recordemos que los medios son solo un reflejo de la realidad.

Al desacreditar a los líderes del movimiento social, a los partidos políticos de oposición, a los periodistas imparciales o a cada disidente, los altos funcionarios gubernamentales no mejoran su imagen, que dicho sea de paso, con la crisis de Bocas del Toro demostraron lo peor de su hiel y sus malos modales. En términos prácticos, mediante el insulto y la descalificación lo único que se obtiene es más descontento y subestimar la inteligencia ciudadana, mientras aquella tropilla de choque ministerial, que sale diciendo cuanta ofensa se le viene a la mente cuando algo les molesta, se ganan la fama de trogloditas e inquisidores. Y aunque esto no se trata de un concurso de popularidad, la población siempre le pasa la factura a los que se ganan su impopularidad.

El diálogo del ‘yo con yo’, gobierno con una ‘sociedad civil’ designada por el gobierno, y los sindicatos, ambientalistas, etc., que autoriza a participar el gobierno, puede ser una táctica que genere cierta comodidad cortoplacista para algunos. Sin embargo, eso no es otra cosa que instalar una bomba de tiempo y con mucho poder de expansión.

Seguir metiendo las manos —como aparentemente sucedió en el escándalo del MIDES— y los pies sin escuchar a nadie, no es precisamente gobernar poniendo los intereses del pueblo primero.

Aquello de mantener al concubinato Ejecutivo — Legislativo trabajando en armónica alcahuetería, con la aprobación de una Corte Suprema, legitimadora de lo ilegítimo, ya nos tiene en una debacle institucional. Si no se pone atención a ello, tragedias como la de Bocas del Toro seguirán dándose en todo el país. Recordemos que, como dijo Lord Acton, el poder absoluto corrompe absolutamente.

A un mes de aquella triste masacre en Bocas del Toro, algún testarudo dentro del Palacio de las Garzas insiste en tropezarse con las mismas piedras.

*ESTUDIANTE DE DERECHO.

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