• 20/08/2010 02:00

Abrumadoras inversiones de Estado

De abrumadoras, por utilizar un término, podemos calificar las inversiones públicas multimillonarias anunciadas por el gobierno del pres...

De abrumadoras, por utilizar un término, podemos calificar las inversiones públicas multimillonarias anunciadas por el gobierno del presidente Ricardo Martinelli Berrocal, que llaman la atención y a la reflexión, una vez que palpamos la pobreza, la falta de empleo, el aumento constante de los alimentos, la inseguridad, la deuda social educativa y de salud.

Todos los panameños soñamos con que los dirigentes de la Cosa Pública se manejen con transparencia, apegados a la Ley, con humildad y buena disposición al trabajo. Que cada gobierno alcance las promesas y que el país avance hacia su pleno desarrollo, con el concurso de todos, sin distinción o condición, pero sin dejar atrás a los débiles y siempre desposeídos de la sociedad.

El gobierno actual ha hecho gala de conocer el manejo de economía, de banca, de dinero, de bolsa, de negocios al grado que ha logrado las ansiadas calificaciones positivas de riesgo país internacional, colocando en ventaja, para los que adoran el billete, y quizás para el país en su manejo de su impagable deuda externa.

En nuestra nación todo cuesta millones de dólares. Estamos acostumbrados a que nos digan cada día sobre inversiones millonarias, como el Metrobús, la extensión de la Cinta Costera, la compra de los corredores viales Norte y Sur y sus ampliaciones, la construcción de un nuevo y moderno palacio de convenciones, la ampliación de las autopistas, las hidroeléctricas, la millonaria renovación urbana del barrio pobre de Curundú, el proyecto de construcción del Aeropuerto Internacional Enrique Jiménez en la provincia de Colón por B/60 millones. Dos macroproyectos de riego, a un costo de 600 millones de balboas el próximo año, que estarán ubicados en Santa María en Tonosí y en Veraguas.

El Gobierno ha empezado a desarrollar proyectos grandes de infraestructura, como la construcción de cinco hospitales, ocho mercados públicos, el ensanche de la carretera Divisa—Las Tablas y la ampliación de la carretera David a Boquete, las cuales ya han sido licitadas y otorgadas. Estos proyectos y otros más que el Gobierno tiene en proceso, permitirán el mantener la industria de la construcción ocupada. Y no hay que olvidar los trabajos de la ampliación del Canal. Pero el gobierno nos sacude cada día con anuncios que asombran.

El último anuncio de esta naturaleza multimillonaria es la enorme inversión de 830 millones de balboas para la construcción de hospitales en todo el país. Contando los 386 millones de balboas ya asignados para la edificación o remodelación de cinco hospitales en el interior del país, ahora se suman otros 450 millones de balboas que se proyectan para la construcción de una ciudad hospitalaria, que se edificará en un área de 31.9 hectáreas, ubicada en el antiguo campo de antenas —cerca del Parque Camino de Cruces—, donde se construirán instalaciones médicas, tanto de la Caja de Seguro Social como del Ministerio de Salud, que resolverán las necesidades de atención médica de los próximos 100 años, de acuerdo a sus opiniones.

Hay mucho dinero sobre la mesa, como nunca antes en nuestra historia. Jamás un gobierno había tenido semejante cifra de 13000 millones de dólares para gastárselo en un año y tamaña responsabilidad recae sobre los hombros del señor presidente de la República, que es al final de línea quien deberá responder por su buen uso.

Hay escepticismo en torno a la capacidad de ejecución de los proyectos y el buen uso de los fondos multimillonario. Los panameños esperamos más divulgación sobre el desarrollo de los proyectos que parecen más de un nación plena que de un país en desarrollo. Concuerdo plenamente con que son obras necesarias, que de concretarse todas ellas daremos un salto cualitativo y cuantitativo hacia el desarrollo.

Pero el tiempo será el que nos dará la respuesta, si esta velocidad y volumen de inversiones es en beneficio del país o, como siempre, para los negocios de los amigotes o la ilusión banal de los políticos tradicionales que caen en la trampa de las promesas incumplidas. Un consejo, libérese de los pequeños problemas que le roban tiempo, lo distrae, lo jalonea y que pueden dar al traste con estas abrumadoras y millonarias pretensiones que todos esperamos se cumplan...

*PERIODISTA.

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