• 19/11/2010 01:00

La clase obrera y la democracia

Alo largo de nuestra historia, la clase obrera ha jugado un papel fundamental en la consolidación del Estado nacional y en el perfeccion...

Alo largo de nuestra historia, la clase obrera ha jugado un papel fundamental en la consolidación del Estado nacional y en el perfeccionamiento permanente de nuestra sociedad. Las jornadas inquilinarias, las luchas bananeras, la creación de sindicatos y centrales, la permanente militancia para impulsar las conquistas básicas de los trabajadores, son algunas de las contribuciones del movimiento obrero panameño a la historia nacional.

La tarea de establecer, mantener y perfeccionar nuestra democracia, ha recibido y puede recibir sustancial ayuda de la clase obrera organizada panameña. Los sindicatos pueden proporcionar una base significativa para apoyar la estructura de la democracia, un baluarte esencial para la defensa de la democracia entre sus enemigos, y en medio de todo esto para perfeccionar la calidad de vida en las sociedades democráticas. En las democracias incipientes como la nuestra, o en cualquier lugar donde se vea amenazada la democracia, el movimiento obrero puede desempeñar un papel importante en auxiliar a sus contrapartes sindicales y ayudar de esa manera a establecer y defender el sistema democrático mundial.

La propia naturaleza y estructura de los movimientos obreros, proveen a éstos de la capacidad para ser elementos importantes en la formación de organizaciones políticas nacionales y para influir en el curso de la historia. En esta coyuntura política que vive Panamá, el movimiento obrero tiene una importante oportunidad para crecer y poder ofrecer una organización política diferente al país, que permita la dinamización y modernización de nuestra democracia. ¿De dónde surge la capacidad del movimiento obrero para lograr esta meta?

Esta capacidad surge de su experiencia organizativa y de su acceso a decenas de miles de personas a nivel nacional y a millones a nivel internacional. La propia naturaleza de un sindicato es la de una organización estructurada jerárquicamente, con procedimientos diseñados para llevar a cabo objetivos específicos. Los sindicatos y centrales obreras panameñas cuentan con personal, presupuestos y símbolos que utilizan estos procedimientos para realizar sus objetivos. Tienen experiencia en las negociaciones, en el manejo de complejas situaciones políticas y particularmente, una capacidad para hacer alianzas tácticas que muchos partidos políticos desearían tener.

Además de organización, personal y recursos, las organizaciones de los trabajadores emplean símbolos sociales, en este caso los símbolos son los derechos de los trabajadores, la democracia en el trabajo, mejores salarios y condiciones laborales. Estos son símbolos eficaces, sobre todo en una época en donde todos afirmamos ser demócratas y estar interesados en el bienestar de los demás. Un factor importante a favor de los trabajadores es que se encuentran situados en sectores estratégicos de la economía: construcción, producción industrial y agrícola, comunicaciones, energía y gobierno.

A pesar de todas estas ventajas que tiene el movimiento obrero para fortalecer la democracia, en nuestro país, hasta ahora, la dirigencia obrera no ha tenido la capacidad ni la visión de establecer una organización política que permita su participación organizada y unitaria en la construcción de la democracia panameña. El sindicato, la central obrera, no es un partido político. Confundir el sindicato con un partido es un error histórico que han cometido muchos líderes sindicales, además, subordinar los intereses de las reivindicaciones sindicales, a los intereses de un partido político, es otro error que comúnmente se comete en nuestro país. La consecuencia de estos errores ha sido la burocratización de la dirigencia obrera panameña y su pérdida de contacto con las bases sindicales.

Hoy se abre una nueva posibilidad para que el movimiento obrero en su conjunto, o una parte importante del mismo, pueda ofrecer una alternativa política interesante al país. Algunos se asustan con la idea de que los dirigentes obreros formen su partido, no obstante, la democracia panameña se fortalecería enormemente con la participación de los trabajadores en la lucha por el poder político bajo las reglas de la democracia y de su estructura jurídica.

La mayoría de los partidos existentes en nuestro país tiene una amplia participación de los sectores empresariales y profesionales del país, pero ninguno tiene una representación mayoritaria de obreros. La construcción de esta alternativa política requerirá que la dirección obrera pueda entender con claridad lo que el pueblo panameño desea. Tendrá que ser un movimiento auténticamente nacional y con un discurso político que permita la inclusión y la convivencia pacífica entre los panameños.

Los obreros de ciertas centrales aspiran a presentar una propuesta política para los próximos meses y espero que los panameños sepamos apreciar este esfuerzo. Panamá necesita dinamizar y modernizar el sistema de partidos y en una democracia todas las ideas tienen cabida, siempre que las mismas tengan como propósito el fortalecimiento de la misma. ¡Bienvenidos al ruedo político!

*INGENIERO Y ANALISTA POLÍTICO.

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