• 19/03/2014 04:49

Nuevas voces femeninas en la francofonía

Este jueves, Ciudad del Saber, Malika Zarra

Una encuesta preparada en Francia hace varios meses para determinar quién era la mejor, o quizás más famosa cantante, dio como resultado seis nombres. Estas voces han arrastrado en los últimos años a la audiencia con las melodías que recogen aquella herencia de damas del espectáculo que impresionaron con su proyección, sonoridad, nostalgia, gorjeos como aves; entre ellas Edith Piaf, Marie Laforêt y Mireille Mathieu. 

En el grupo aparecen seleccionadas Zaz (Isabelle Geffroy), Karla Bruni-Tedeschi (tercera esposa del expresidente Sarkozy), Shym (Tamara Marthe), Nolwen Leroy, Jenifer Bartoli y Zazie (Isabelle de Truchis de Varennes); casi todas nacidas en los años 80, salvo Bruni y Zazie que pertenecen a una generación anterior. 

El registro de su arte pertenece a legiones de admiradores que las siguen en sus presentaciones, medios audiovisuales y redes; que se conmueven con la interpretación y también con la capacidad para convertir en canciones su visión del mundo, de la intimidad, los acontecimientos cotidianos y el estado de ánimo, que pasa de la realidad a la reproducción en notas. 

Otras talentosas chicas integran un grupo más actual como Sarah Olivier, Laura Cahen, Robi, Delphine Volange, Maissiat, Hélène Segare, Alizée, Mylene Farmer y Patricia Kaas, entre otras. Su juventud y el contexto tecnológico en transformación, favorece surgir y llegar a los escenarios reales y virtuales, donde sus éxitos alcanzan al público sin la necesidad de recorrer de pueblo en pueblo para hacerse escuchar. 

El Festival de la Francofonía es la celebración que en todo el mundo realizan aquellos países donde se habla el francés y que procura establecer nexos de quienes se expresan en ese idioma. Son 32 naciones en los cinco continentes que en marzo desarrollan diferentes actividades culturales para estimular la cooperación y el intercambio. 

Este año en Panamá, la celebración posibilitará escuchar los conciertos de dos representantes de las artistas más jóvenes, pero que ya inquietan con su trabajo creativo. Hace una semana se presentó en el viejo teatro Amador, convertido ahora en un centro musical, que semeja un pequeño pero lujoso teatro de vodevil, la pianista Sophie Maurin y brindó una audición de sus materiales donde combina voz, piano y otros instrumentos. 

Este jueves, le corresponde el turno en el Ateneo de la Ciudad del Saber a Malika Zarra, de origen marroquí, formada en Francia y actualmente residente en Nueva York. Es compositora, intérprete y mezcla sus ritmos con la expresión que proviene de las arenas berberiscas y recorre como nómada los diferentes confines que logra unir, gracias a su musicalidad que toma elementos del jazz y los integra para una fusión novedosa. 

Maurin salta al escenario, se apropia de un pequeño piano electrónico y desata armonías para recrear ambientes musicales que van desde clásicos de la composición y se inspira en ellos, hasta cautivantes letras poéticas. Las teclas se hacen acompañar de un violoncello suspendido de un soporte y una moderna tecnología. ‘Picadilly’, ‘Far away’ y unas tijeras que dan denominación y chasquidos a ‘Ciseaux’, son algunos títulos. 

Zarra se educó en centros franceses y allí adquirió la técnica que logró unir a su cultura marroquí. Con un timbre y sonidos únicos, logró en Estados Unidos trabajar con varias bandas y grupos para adquirir una tonalidad especial, que ahora la caracterizan. Sus versos los hace fluir en la lengua materna, pero con una rítmica donde se entrecruzan el jazz, el soul y otras manifestaciones. 

Ambas cantantes Maurin y Zarra son una experiencia donde confluyen estilos, modalidades y sendas estructuras que dan a sus respectivos cantos, sentimientos profundos desde la francofonía. 

PERIODISTA.

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