• 20/03/2014 03:33

Conspiración reeleccionista

El rector eterno es el típico individuo cuya senilidad le impide asumir con hidalguía el cargo

No cabe duda de que lo sucedido en la Asamblea Nacional en el 2010, con la aprobación del artículo 34 de la Ley Orgánica de la Universidad de Panamá, lo que buscaba era la perpetuación del rector en el cargo, y no para un periodo más, como él lo había manifestado. La aprobación de una ley personalista será convertida en el experimento reeleccionista nuevamente para el quinquenio 2016-2021, escenario político que se presta en esta coyuntura política de la posible y nefasta reelección del Gobierno actual, no dudaría de que el aparato gubernamental apoye a toda costa para que el rector magnífico vuelva a reelegirse. 

Pero en esta conspiración reeleccionista, ‘El Poder detrás del Poder’ se mueve sigilosamente, estos conspiradores comienzan usualmente a conformarse buscando la protección de sus pequeños intereses, conquistando posiciones en el poco disputado juego burocrático, abandonando su condición de intelectuales, o docentes, para dedicarse de lleno al manejo de la jurisprudencia universitaria, en el cual han convertido nuestro espacio académico, en un vil mercado de negocios, cuyo objetivo es arreglar sus comodines y poder estafar y seguir lucrando del erario universitario. 

La obsesión por el poder de estos conspiradores, es una forma común del ‘Gran Yo’ que se asume líder y se rodea de incondicionales, es fracturar el ámbito de trabajo en islas inexpugnables. Se constituyen subgrupos muy fáciles de identificar, en contraste con los cuerpos académicos dedicados al trabajo propio de la universidad. La diferencia estriba en que el cuerpo académico se compone de una reunión de inteligencias, alrededor de un tema o de un proyecto, diferente a la composición propia del círculo de interés político, en el que a partir de la automagnificación de una persona, se nuclean los incondicionales dispuestos a vivir bajo su sombra. Esto explica los contrastes intelectuales, productivos y laborales, que pueden verse entre proyectos universitarios, y núcleos, cuyo eje es un autonombrado líder, que colecta adeptos que no pueden ocultar dicha condición. 

El rector eterno es el típico individuo cuya senilidad le impide asumir con hidalguía el cargo, y sigue el inexorable camino de la práctica de la más degenerada forma de abuso de poder, el uso indebido de fondos de la UP para el clientelismo político. La UP, es hoy todo, menos un centro de respeto a los DDHH. Es un centro donde no logran distinguir entre la venganza, el típico sicariato y lo que debiera ser la vigilancia de la conducta honesta. Como miembros de cualquier pandilla o asociación ilícita para delinquir, se suma una parte de docentes y autoridades, quienes, ostentando una mediocridad mayor a la de ‘el viejo’, se dan a la tarea de utilizar los consejos de facultades como cámaras de linchamiento, dedicados a la práctica de políticas de terror y persecución. 

EGRESADO DE LA UP.

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