• 20/05/2014 02:01

Un país, dos sociedades

Recién pasadas las elecciones generales del 4 de mayo, han quedado al descubierto las dos sociedades que convivimos en el país

Recién pasadas las elecciones generales del 4 de mayo, han quedado al descubierto las dos sociedades que convivimos en el país. La sociedad civil, gran ganadora de las elecciones, y la sociedad política, la gran perdedora. Las dos, al parecer, no son ni parecidas. Para la sociedad civil, las elecciones terminaron. Ahora hay que iniciar el trabajo de reconstruir nuestra democracia, asegurarse que se tomen las medidas que garanticen la separación de poderes, la transparencia en el manejo del gobierno, la honestidad en los funcionarios públicos. Han iniciado su trabajo fiscalizador evaluando las designaciones que el nuevo presidente ha ido haciendo y están pendientes que el gobierno a su inicio haga el audito esperado de obras y sobre costos supuestos del gobierno anterior.

Pero a su lado y más presente en los medios, la sociedad política. Para ellos la elección no ha terminado. Han entrado en una lucha de impugnaciones y denuncias y están presentes en todos los programas de noticias y comentarios. No parece interesarles el futuro del país, por ahora tienen que atender sus intereses personales, los intereses de sus partidos. Los políticos dejarán para luego los temas nacionales, ahora hay prioridades: pelear por su jefe de bancada, iniciar su manipulación para controlar el partido al reestructurarse, abrirse espacio en la nueva dirección del partido. La sociedad política no aprendió nada de la lección que el pueblo le dio en la elección pasada, han retornado a su hábitat normal de intriga, conspiraciones y traiciones para escalar en sus partidos. Los problemas nacionales ya se atenderán. Para la clase política esos problemas son responsabilidad de los gobernantes y ellos solo esperarán a ver las medidas que se pretendan tomar.

Mientras tanto, la sociedad civil camina en la dirección correcta. Tiene toda la intención de participar y aportar ideas y estrategias al nuevo gobierno, donde de hecho hay varias figuras importantes de la sociedad civil: la vice alcaldesa del distrito capital, la vicepresidenta del país, la diputada Ana Matilde Gomez. La sociedad civil, si el nuevo gobierno lo aprovecha, puede ser su mejor aliada en los trabajos a realizar de correción, incluyendo la constituyente futura.

Ah, pero la sociedad política. Esa sociedad se mueve por espacios, cada partido buscando posicionarse, midiendo a mediano plazo la próxima elección. Para el primero de julio se estarán disputando la dirección del Asamblea, las directivas de las comisiones de trabajo, la designación del contralor en diciembre y la del procurador general, igualmente. Todo el forcejeo y manipulación cabe ahora, para la clase política esto es prioritario y no los problemas nacionales. Para el CD cualquier mina que se pueda sembrar para afectar el inicio del gobierno es importante, para el PRD en su rejuego está apoyar al gobierno sin entreguismo.

El país habló el 4 de mayo, solo que la sociedad civil lo escuchó y lo entendió, la sociedad política prefiere hacerse de oídos sordos. Para el electorado las cosas están claras. Agradecen las grandes obras, reconocen el trabajo realizado, pero no quieren continuismo. Quieren la alternabilidad de gobierno. Para la sociedad civil, el nuevo gobierno deberá bajar la canasta básica, mejorar la seguridad, dotar de agua a todas las comunidades, terminar la interconectabilidad vial (pasos elevados de la Federico Boyd y de Galerías Obarrio), evitar contrataciones directas, evitar contratos llave en mano, audito forense de contratos del gobierno anterior, reforma constitucional.

Sin embargo, la clase política tiene otras prioridades inmediatas. Control de crisis generada por la derrota electoral y, por supuesto, las primeras confrontaciones en las aspiraciones para el 2019. Los miembros de la clase política saben que tienen que lograr algún tipo de espacio para continuar con vida electoral. No es fácil, fuera del gobierno todo su espacio se reduce a lo que logren en la dirección de su partido, mientras que los diputados, alcaldes y representantes usarán sus cargos para proyectarse. Eso significa designar en sus equipos a sus colaboradores más importantes, no a las figuras del partido que tendríamos que designar. Su interés estará por encima de la necesidad del partido.

La diferencia entre las dos sociedades es tal que ya vimos cómo el presidente actual convoca a sesiones extraordinarias; pero, ¿son temas consultados al gobierno entrante? No, se pretende seguir gobernando al margen de las elecciones. De igual manera, no hemos visto a los partidos políticos expresarse en medio de un paro de semanas en la educación, paro que la clase política deja en manos del Ejecutivo y simplemente mira para otro lado. Ya en el circuito 8-7 el electorado le dio una lección a la clase política. Las más votada fue la independiente Ana Matilde Gómez, de la sociedad civil. Si siguen las dos sociedades fuera de sintonía, el 2019 será una mayor sorpresa para la clase política.

ANALISTA

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