• 22/10/2014 02:00

Solución final para Panamá

Columna de opinión de Julio César Caicedo del 22 de octubre del 2014

‘Hecha la ley hecha la trampa’, así decimos los ciudadanos de a pie que supuestamente no conocemos nada de Derecho. Entonces ante la tragedia que nos están haciendo vivir nuestros políticos de rastrojo desde hace mucho rato, la solución final para Panamá sería medir con la misma vara que a ‘cabeza de rancho’, a un millar de ratas peores y no molestarnos en pagarles sueldos ni viandas a ningún funcionario electo o puesto como factor determinante, porque ya se sabe que de algún modo tendrían que pagar el favor del nombramiento y hasta recuperar su inversión con creces.

Con esta solución los grandes engranajes de poder en el Istmo tendrían más vergüenza, lo mismo que el creciente número de conspiradores de las fuerzas que mueven nuestra sociedad detrás de bastidores. Y no duden que le moveríamos la portaviandas a los licaones que utilizan los sucios mecanismos de pesos y contrapesos de nuestra democracia, que permite dilatar, enredar y hasta echar al traste los juicios por faltas al bendito proceso.

De no cuajar esta medida, va siendo hora de poner en cintura a nuestra adolescente democracia que se mete en líos peores tras cada periodo presidencial. Nuestro sistema parece dominado por un nido de delincuentes menores de edad con feudos y pandilleros. Cada Gobierno, unos menos otros más, nos dejan saldos de inmoralidad que no hacen sino confirmarlos con escándalos recurrentes como acusaciones de: fraudes, enriquecimiento ilícito, peculados, más subideras y bajaderas de escaleras. Y como valor agregado al dolor de muela generalizado, entonces se alborotan los noticieros convirtiendo al país en una pista de pindín interminable, cuyo colofón termina con la monta de una yegua, justo a cualquier amanecer del firmamento. Pero el problema persiste en forma peligrosa, porque nos estamos acostumbrando a ver robar a dos manos, aún así para los ‘pendejos’ como Ud., este paraíso es mejor que los infiernos fiscales que nos envidian.

Pregunta para el señor presidente del Colegio Nacional de Abogados: ¿Cuántos caballos puede amarrar uno con las lenguas de los abogados de Moncada?

*ESCRITOR COSTUMBRISTA.

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