• 03/11/2014 01:00

De vínculos adquiridos y heredados (I)

Cuando los vínculos adquiridos, pesan más que los heredados. 

Cuando los vínculos adquiridos, pesan más que los heredados. Quién hubiera podido imaginarse que el ruinoso Departamento del Istmo, después de más de un siglo de una relación de encuentros y desencuentros con Colombia las autoridades panameñas, pudo inclinar a su favor un pulso diplomático con una nación de casi 50 millones de habitantes. Mucha agua ha corrido bajo el puente desde que en la mañana lluviosa del martes 3 de Noviembre se fraguara la conspiración de EE. UU. para negociar por separado la construcción del Canal.

Algunos políticos de nuestro hermano país desconocen que durante los 82 años que estuvimos vinculados como Departamento del Istmo se realizaron cuatro intentos de separación. Después de adquirir una mediatizada independencia con el apoyo disuasivo de los intereses estadounidenses, tenemos que reconocer que la presencia militar se entronizó en este territorio desde la construcción del ferrocarril transístmico, los cuales se confabularon con las legítimas aspiraciones istmeñas de tomar distancia de un protector violento, cuyos conflictos civiles habían arruinado el interior agrario.

La separación de Panamá fue reconocida por Colombia hasta 1922, cuando al margen de Panamá EE. UU. dio derechos de tránsito gratuito por el Canal en virtud del Tratado Thompson-Urrutía. No ha sido una relación fácil entre ambos países, precisamente por el desbalance generado por el tamaño geográfico y demográfico. Panamá sin ejércitos ha tenido que lidiar la custodia de una frontera porosa frente a la presión migración colombiana y el tráfico de personas de África, Medio Oriente y Sudamérica.

Ello ha generado situaciones de tensión ante la inexistencia de una política migratoria que atraiga a migrantes que vengan a contribuir al desarrollo, pero que al mismo tiempo controle el ingreso de quienes vienen a delinquir y que se convierten en cargas onerosas para el presupuesto de la nación, tanto en el sostenimiento en las cárceles como de aquellos migrantes que por sus condiciones de pobreza requieren de los servicios de salud, educación y vivienda. Incluso en el Crisol de Razas se otorgaron ilegalmente millares de permisos de permanencia y de trabajo que han causado grandes efectos para los nacionales.

En forma recurrente las autoridades de Colombia cometen un error de cálculo, al subestimar la determinación de un pequeño país que, con una soberanía mediatizada a perpetuidad bajo un lucha generacional y la visión del General Omar Torrijos, fue capaz de internacionalizar sus reivindicaciones soberanas, erradicando la quinta frontera con la devolución del Canal a la jurisdicción nacional, lo que nos ha permitido proyectarnos con una estatura de nación próspera y soberana. Sigue...

*ABOGADO Y ANALISTA INTERNACIONAL.

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