• 09/10/2015 02:00

Arnulfo, el golpe y los Robles-Johnson

Siempre me he quejado de la ausencia de memorias en la mayoría de nuestros funcionarios. 

Siempre me he quejado de la ausencia de memorias en la mayoría de nuestros funcionarios. Buena razón tendrán para no hacerlo, pero, cuando los cargos oficiales han sido importantes o claves para esclarecer la historia, entiendo que es su deber rendirle cuentas al pueblo. Si no pueden o no quieren escribirlas, deben entregar la información a otras personas capaces de redactarla fielmente o publicarla en entrevistas. Las memorias son propiedad del pueblo, porque son parte de su historia, y nadie tiene derecho de llevarse la historia al más allá.

Por eso me sorprendió gratamente la entrevista de Norma Núñez Montoto a Fernando Manfredo el pasado 4 de octubre en este diario, en donde el primer subadministrador del Canal hace un recuento de la lucha canalera.

En la entrevista se afirma que, ‘poco tiempo después ' del golpe, ‘los norteamericanos pedían (a Omar Torrijos) que se apresurara a lograr la ratificación de los proyectos de tratados de 1967 '; ‘que ellos habían apoyado a Arnulfo Arias, porque tenían su promesa de ratificación '; que estaban satisfechos con el cambio de Gobierno ‘porque desconfiaban de las promesas de Arias, y ponderaban que ahora, los que estaban al frente, eran militares y no políticos '.

Estados Unidos establecería relaciones diplomáticas con el nuevo régimen el 13 de noviembre de 1968. Para entonces yo estaba detenido en celda de castigo en la Cárcel Modelo, pero en junio o julio de ese año, José Ehrman, mano derecha de Arnulfo Arias —ya presidente electo— me llamó para conversar.

‘Yo no sé cuáles fueron sus compromisos políticos en las elecciones ', me dijo, ‘pero el doctor Arias me ha pedido que le agradezca a usted porque sus escritos contra los proyectos Robles-Johnson le sumaron muchos votos a su triunfo, y queremos ofrecerle el puesto que quiera '.

‘Al escribir contra los Robles-Johnson ', le contesté, ‘mi único compromiso fue con la Patria y no con ningún partido, y nunca he esperado recibir gratificación alguna por ello '.

Pepe Ehrman tenía a su lado a Julio Lombardo y estaba haciendo la lista de los funcionarios que serían nombrados, pidiéndome que le recomendara nombres para los ministerios, entidades autónomas, los casinos, etc.

‘El Doctor me pidió que le solicitara a usted que le preste la colección completa de sus artículos porque a él le faltan algunos ', dijo. ‘Con mucho gusto, se los traeré ', respondí. ‘Ah, y una última cosa ', dijo don Pepe, ‘el Doctor quiere hablar con usted el próximo jueves en la residencia de él '.

Le llevé los artículos solicitados. ‘El Doctor quiere hacer una edición masiva de un libro con sus artículos para hacer una campaña continental y resolver el problema del Canal ' —me adelantó— ‘así que le pido que vaya a la Editora Lemania y hable con Etilvia Arjona para ponerse de acuerdo '.

Avanzamos considerablemente en el libro, que titulé El Canal de Panamá, Calvario de un Pueblo , con prólogo de Jorge Turner. Percibimos ese paso como la intención de Arnulfo de dar la pelea por Panamá. Pero semanas después me llamó Etilvia, estupefacta y disgustada, para decirme que Pepe Ehrman le había negado haberle ordenado la edición.

Esa cancelación me convenció de que Arias habría cambiado de parecer, pero también la supuesta ratificación de los proyectos por Arias pudo haber sido una ‘promesa de campaña más ', para obtener el apoyo norteamericano en las elecciones, pues estaban disgustados por la pusilanimidad de Robles. Esa ‘promesa ', sin embargo, no tendría que haber afectado la edición del libro. De modo que al final sí quedé con la impresión de que todo era posible, dada la impredecibilidad del presidente Arias.

El hecho es que, tras el golpe, Arnulfo se refugia en la Zona. La embajada coquetea con los militares para que Omar Torrijos ratifique los proyectos de tratados Robles-Johnson Pero Torrijos les da largas a los norteamericanos, porque eso sería traicionar al pueblo que había rechazado dichos acuerdos.

En cuanto a mí, salgo bajo presión de la cárcel en diciembre. En febrero de 1969, a raíz de la expulsión de Boris Martínez, intentan arrestarme, pero como el Fulo Araúz, del G2, me había amenazado con que no saldría vivo la próxima vez, los eludí, me persiguieron y entré a la Zona, donde me refugié en casas de amigos.

Cuando le dieron el golpe a Torrijos el 16 de diciembre, con apoyo de la CIA, pensé que sí intentarían la ratificación de los Robles-Johnson. Afortunadamente, el golpe fracasó.

*ANALISTA INTERNACIONAL, EXASESOR DE POLÍTICA EXTERIOR Y ESCRITOR.

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