Decisiones y trascendencia

Las redes sociales y algunos medios informativos expusieron la carta enviada por la presidenta del Colegio de Periodistas de Panamá al actual responsable del Consejo Nacional de Periodismo. En este documento se deja saber la decisión del gremio de separarse del organismo que agrupa a los principales actores de la actividad noticiosa en el país por considerar que no existe unidad de criterio ni respaldo hacia sus integrantes.

La decisión, compartida por el Sindicato de Periodistas de Panamá, esboza la insatisfacción de ellos en torno a la postura asumida por algunos representantes empresariales de los medios de comunicación sobre el fallido proyecto de ley que procuraba regular la profesión y que habían impulsado en la Asamblea Nacional, ambos colectivos y un diputado.

Hace varios siglos, el físico Isaac Newton esbozó una frase que se ha convertido en una ley, la tercera y que dice que toda acción produce una reacción. Aunque en esto, el científico se refería a fuerzas en la naturaleza y la realidad; dicho principio ha tenido tal trascendencia que se ha convertido en una norma también de las relaciones sociopolíticas y de la dialéctica.

Cuando el Colegio de Periodistas logró incluir el proyecto en la agenda de la Comisión respectiva para su primer debate, envió a diferentes personas y grupos el borrador para que opinaran. Esto fue un paso en falso y ocasionó la mayor parte de los acontecimientos que han producido críticas de todo tipo al intento y hasta una advertencia de vulneración a la libertad de expresión por la Sociedad Interamericana de Prensa.

Los interesados en la adopción de una norma que regule la expresión, quienes produjeron este documento, se equivocaron en sus tácticas y dieron al traste con la estrategia de establecer una disposición que desarrolle el régimen del quehacer periodístico. Los errores fueron diversos; de manejo por no someter previamente la idea en el Consejo; de información por no discutirlo ampliamente en su membresía y hasta de índole política.

Pero uno de los aspectos que asombra es la variante técnica que debe contener toda ley y que procura establecer la infraestructura de una disciplina tan delicada legalmente como el periodismo. En principio, se alimentó con artículos de la tristemente conocida Ley 67 de 1979, que sufrió su cercenamiento en más de diez artículos que fueron dejados sin efecto, luego de amparos, demandas y recursos presentados en la Corte Suprema de Justicia.

Hay aspectos que aún no han sido discutidos por los periodistas locales. ¿Debe existir una idoneidad como en otras disciplinas? ¿Pueden los extranjeros ejercer la profesión en el país? ¿Tienen los dueños de los medios periodísticos la facultad de contratar a un extranjero, en lugar de un nacional? ¿Debe establecerse un salario base y mínimo por el desempeño de las tareas inherentes a esta profesión?

Quienes promovieron esta iniciativa perdieron la perspectiva de la colaboración por parte de otros entes en el organismo que reúne a los diferentes representantes, el Consejo de Periodismo, cuyo desempeño ha sido objeto de admiración entre la comunidad internacional por el modelo que representa. Un borrador de esta ley que contara con el respaldo de diversos sectores, entre otros el empresarial, hubiera producido otra conclusión, quizá positiva.

Dice Joan Fuster que ‘cada acción que nosotros no hagamos, será hecha contra nosotros '. A los impulsores del manuscrito legal comentado, les faltó la capacidad de llevar sus ideas a una previa consulta intensa, amplia, técnica para alcanzar un texto con un lenguaje suficientemente claro, profundo y con todos los detalles que le hacían débil, consensuados por los involucrados.

El resultado ha sido otro. No se cuenta con un soporte legal y los periodistas como cangrejos estamos por desgracia más atrás de donde andábamos.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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‘Un borrador... que contara con el respaldo de diversos sectores, entre otros el empresarial, hubiera producido otra conclusión, quizá positiva'