• 18/11/2015 01:01

De Macaracas para el mundo

Hace muchos años viajé en misión oficial a MACARACAS, pueblo tranquilo, amigable y bien cuidado, de gente hospitalaria.

Hace muchos años viajé en misión oficial a MACARACAS, pueblo tranquilo, amigable y bien cuidado, de gente hospitalaria pero muy emprendedora a la hora de trabajar.

Para fiestas y jolgorios están al día y para los desafíos también. El camino asfaltado hizo pronto el arribo pero, aún así, lo hallé distante, me imaginé cómo sería antes del asfalto.

Para quienes nacimos después del Ferry hoy Puente, afincarse en la capital nunca ha sido fácil. Primero hay que boxear de día y de noche con la ‘morriña ' (cabanga), como dicen los españoles, con las carencias, estrecheces, costumbres, envidia, faltas de respeto hoy conocido como ‘bullying ' y hasta las muchas caídas emocionales, físicas o materiales que te permiten levantarte y seguir luchando hacia el objetivo final.

Hago toda esta introducción, porque hay mucha gente que es muy dada a ‘joder ' por deporte, sin tomar en cuenta todo lo que se hace para llegar firme hacia ese objetivo y nos referiremos a la colega OMAIRA CORREA, más conocida como MAYÍN.

Como estudiante de Relaciones Públicas y Periodismo de la UP y por invitación de Luis Raúl Fernández, acudíamos a todos los Congresos que se hacían en el Hotel Panamá, gracias a las diligencias que hacía Xenia de Melhado para que todo estuviera en orden. Allí conocí a los grandes ligas de las Relaciones Públicas, tales como Víctor Mirones, Alberto Velásquez, Pantaleón Henríquez Bernal, Guillermo Rodolfo Valdés, Julio Ortega, Orlando Kivers, Rolando Guittens, Miguel Espino, Adán Ureña, Guillermo Antonio Adames, Enith Garcés, Meme Latorraca, Elvira Paniza, George Thomas, Juan Barrera Salamanca, Otilia Aguilera, Dalila Aguilar y el dinámico Felipe Chester, quien mensualmente nos cobraba la cuota de la Asociación.

Eran tiempos en los que se consultaban a los colegas para echar adelante las empresas o instituciones, se daban y recibían consejos y entre todos, nos alegrábamos con los triunfos de los colegas. De allí que vimos con muy buenos ojos la iniciativa de MAYÍN al inaugurar el primer programa televisivo, para reconocer los méritos y esfuerzos de la mujer panameña de todas las provincias.

Desde este espacio advierto que CONOZCO A MAYÍN CORREA Y ELLA A MÍ, PERO NO SOY NI HE SIDO DE SU CÍRCULO CERO; no obstante, reconozco que hoy por hoy, a nivel nacional e internacional, tiene tantos seguidores y sobrinos que llenarían varios estadios.

No hay día que la Tía Mayín no salga en caricaturas, en todas las redes sociales, revistas, tertulias y jodederas habidas y por haber, sobre todo ahora que se aproxima su programa que por varios años capta la atención de todo el país.

¿Se han preguntado el esfuerzo que se tiene que realizar para hacer un programa en la tele, conseguir patrocinadores, seleccionar a las concursantes en cada región del país, en carro, avión, caballo, chalupa o a pie, alojar a las damas seleccionadas, más el desayuno, almuerzo, cena, vestidos, arreglos, flores, maquillajes, etcétera?

Quienes hemos organizado eventos sabemos lo difícil que es y los ‘estripa'os ' que se agarran cuando delegas en gente que se hace la aérea. Y aún así, demostrando esa casta que distingue a los macaraqueños, Mayín sigue, quitándose las bruscas que le tiran al pasar.

Ni quiero imaginarme los comentarios que harán luego de leer esta nota, pero si hay algo que reconocerle a MAYÍN CORREA, es su empeño por llevarle un poco de alegría a la madre panameña y a sus familiares, ponderar las virtudes y sacrificios de ellas, la laboriosidad y los aportes que le dan a la nación.

Que si fue o no fue, eso no es lo que está en discusión, y habrá que ‘darle al César, lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios ' y a la TÍA MAYÍN, los galones que tiene ganados por su esfuerzo, organización y, dedicación. ¿Cuántos jóvenes quieren hacer algo parecido a lo que ella hace?

Este año volveremos a ver la ‘Cabellera Blanca ', realizado por una mujer del campo, que se fue a la ciudad, que plantó bandera y que aún sigue dando ‘faterna ' y que nunca ha negado su procedencia, al igual que sus hermanos. SIGUE ASÍ MAYÍN, recuerda que a los sapos no les gusta ver brillar a las luciérnagas. ¿Qué diría Panta?

PERIODISTA

Lo Nuevo
comments powered by Disqus